10 de septiembre de 2006

Al poco de salir, ya cerca de Taplejung, nuestra meta por carretera, los augurios se cumplen: dos profundísimas rodadas, llenas de lodo, imposibilitan el paso del autobús. Se hace traslado del equipaje al remolque de un tractor, y así, en parte andando y parte en tractor llegamos a Taplejung a las 11 de la mañana.

¿Podremos comenzar a caminar hoy?.

Al fin, sobre las 11de la mañana, se inicia la marcha de aproximación a pie, con un rápido descenso hacia el río Tamor, entre árboles gigantescos, bellísimas construcciones con tejados de paja y valles profundos por los que se precipitan torrenteras y cascadas. Al caer la tarde la niebla y la llovizna se apoderan del paisaje. Noche en hotel “clase nepalí”, en convivencia con la familia de la casa y admirando el trajín de la llamativa cocina, experiencia que se repetirá en días sucesivos.