Jornada del 6 de febrero de 2012

Puerto de Manokwari (Papúa occidental), 6 de Febrero de 2012. 17.00 h.

El amanecer en Manokwari nos ha mostrado la realidad de un puerto destartalado de aguas sucias y contaminadas dónde los habitantes deambulan lentamente en sus pequeñas piraguas como fantasmas en busca de un túnel de luz que nunca llega. De mayoría musulmana, esta comunidad de casas semiruinosas tiene prohibido el alcohol, ya que los papuanos son propensos a la violencia cuando “son poseídos por los demonios escondidos en las botellas”. Como es casi imposible encontrar cerveza o alcohol en los mugrientos locales del puerto, aquí beben un licor que ellos mismos destilan procedente de las hojas de palma y, consecuentemente, se producen constantes episodios desagradables en las calles y los mercados con indígenas ebrios. Bajar a tierra es una aventura.

Pecio Cross Wreck

Esta mañana iniciamos las prospecciones submarinas en las inmediaciones de la bahía. Hemos explorado un pecio localizado muy próximo a los últimos pantalanes de este anárquico muelle. La población local ya ha tenido tiempo de pasar por allí y dar cuenta de todo lo aprovechable, sobre todo las piezas de metal, como las hélices o las cubiertas laterales, lo más valioso de un naufragio. Tras dos inmersiones, pudimos comprobar que podría tratarse de un pequeño carguero o de una lancha patrullera de la armada japonesa. Una pequeña bodega y un casco plano son sus dos principales señas de identidad. Observamos un enorme agujero en el casco, por debajo de la línea de flotación, probablemente la evidencia del impacto de un torpedo lanzado desde un pequeño caza estadounidense. Durante la Segunda Guerra Mundial, la base americana del cercano archipiélago de Biak envió un ataque sorpresa sobre la flota japonesa fondeada y diseminada por toda esta bahía. Según los documentos históricos, aquí se hundieron más de una veintena de barcos japoneses y, en el ataque aéreo, cayeron al agua otros tantos aviones aliados. El ataque fue una represalia, ya que pocos días antes, los nipones consiguieron interceptar las frecuencias de radio de los yanquis y enviar mensajes falsos a sus aviones. Un escuadrón que regresaba de una misión cayó en la trampa y se aproximó a Manokwari guiados por las emisiones de radio de los japoneses y éstos, cuando les vieron aparecen confiados, les abatieron con los cañones antiaéreos. Fueron días de sangre y tragedia de los que hoy sólo queda un vago recuerdo en forma de pecios…, son los testigos de la historia.

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