31 de julio de 2012

Martes, 31 de Julio de 2012: (Ascensión al Monte Cheget, 3.456 metros):

Esta noche he dormido del tirón, se notaba el cansancio viajero del día anterior. Cuando me he levantado, el sol entraba con fuerza por la ventana de la habitación del hotel donde me alojo, en medio de un bonito bosque de pinos. Estos cambios bruscos de tiempo se dan mucho en la región del Elbrus, y lo mismo un día hace malísimo y que al día siguiente luce un sol deslumbrante, como es el caso de hoy, para mi gozo.

Desayuno una pasta rara, llamada “porridge”, la cual por cierto no es que sea fruto de mi devoción; y una tortilla, que para no hacerle de más al porridge tampoco es que esté muy buena. !Menudo empiece! Por lo menos son energías para el cuerpo, que hoy las voy a necesitar.

El plan de esta jornada es ascender al Monte Cheget, a 3.456 metros, como proceso necesario para ir acostumbrando el cuerpo a la altura. Esta aclimatación es muy importante para evitar que se desencadenen graves problemas asociados a la altitud, como el edema pulmonar y el cerebral, que pueden llegar a causar la muerte.

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Pero no os asustéis, porque como prevención para males mayores, la estrategia que se sigue es ir ascendiendo poco a poco, bajando a dormir a menor altura, y así sucesivamente se va ascendiendo paulatinamente cada vez más alto, en un proceso de aclimatación al que llamamos de “dientes de sierra”. Y precisamente esto es lo que hoy voy a hacer. Las prisas no son buenas compañeras de los montañeros.

A apenas 100 metros del hotel está la estación de telesilla de Cheget, a unos 2.000 metros de altitud. Mediante 2 tramos independientes esta vieja estructura rusa te deja a una altura de 3.050 metros, desde donde se inicia normalmente el ascenso al Monte Cheget. Sin embargo, para tratar de que mi cuerpo se acostumbre mejor a la altura, decido ascender solamente el primer tramo del telesilla, hasta una altura de 2.700 metros, y desde ahí empezar la ruta. El telesilla asciende entre un bello bosque de pinos y conforme vas ganando altura, con el día tan magnífico que hace, las vistas son realmente increíbles, con todo el boscoso valle de Baksan al fondo y ya con la primera visión del imponente Monte Elbrus, cubierto totalmente de nieve y destacando sobre el resto de montañas, tan cerca que parece que lo tocas con las manos. Me bajo en la primera estación del telesilla e inicio la ascensión con ganas y entusiasmo, bajo un sol de justicia. Soy el único que hace este tramo andando, y tengo todo el monte para mí solo, mientras observo al resto de gente ascendiendo cómodamente en el telesilla. No me dan ninguna envidia, y a pesar del esfuerzo de los primeros metros, pues siempre cuesta el arrancar, disfruto con la experiencia.

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Conforme voy ascendiendo siempre vislumbro a mi izquierda la cara norte del Monte Dongusorum (4.454m), una montaña preciosa, con enormes glaciares colgantes que dan miedo solo de verlos. Y a mi derecha, el faro vigilante del Cáucaso, el altivo Elbrus, que observa desde la cercanía.

Asciendo por una pista de tierra bastante cómoda y en apenas 1 hora subo unos 400 metros de desnivel, alcanzando la estación superior del telesilla, a 3.050 metros.

Allí, descanso un poquito, pero enseguida retomo al ascensión, esta vez por una arista rocosa con mucha piedra suelta en dirección al Monte Cheget. Hay que andar con cuidado, pues en algunos lugares la arista es estrecha y el vacío no está lejos. Y con tesón y ánimo uno va subiendo metro a metro, disfrutando de una bella jornada montañera; buen tiempo, inmejorables sensaciones, paisajes espectaculares; !qué más se puede pedir!

Por fin, tras unos 800 metros de desnivel y 2:45 horas desde que inicié la ruta alcanzo los 3.456 metros del Monte Cheget. Allí me encuentro con varios montañeros que ya llegaron anteriormente y se encuentran descansando y disfrutando de la vistas de los alrededores, las cuales son realmente espectaculares. Por eso es tan popular la subida a esta montaña, con una situación estratégica que permite disfrutar de un entorno maravilloso, con vistas muy cercanas al Elbrus, el Monte Dongusorum y a todo el valle de Baksan. Pero realmente donde estoy no es la verdadera cima del Monte Cheget, es una antecima un poco más baja que la cumbre, que tiene 3.600 metros de altura. Para llegar a ella hay que andar por una afilada arista rocosa, un poco peligrosa, y por eso normalmente no se suele ascender; pues el objetivo de subir hasta aquí es aclimatarse a la altitud.

En la antecima me quedo 1 horita para comer, descansar y disfrutar de las vistas. Es el momento de relajarse, y las cámaras de fotos y el vídeo no paran de recoger imágenes, que serán recuerdos en un futuro. La ascensión y consecuente aclimatación ha ido sobre ruedas y me encuentro genial.

Y como todo lo que sube, baja; no me toca más remedio que iniciar la bajada. En apenas 1 hora bajo los 800 metros de desnivel hasta llegar a la parada intermedia del telesilla. Allí hago un descansito para tomar una fresca cocacola, y acto seguido cojo el telesilla que me deja en el pueblo de Cheget en unos minutos. En un restaurante devoro con hambre perruna una especie de empanada de carne, muy buena por cierto, la cual me aconseja un paisano, pues la carta del menú está en ruso y no entiendo ni papa. Ya de regreso al hotel, una ducha reparadora hace milagros. Un pequeño dolor de cabeza es el regalo del día de hoy, nada que una aspirina no quite!

 

Juan, desde el Cáucaso Ruso.

Club Deportivo 7 Cumbres

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