Crónica 1. Sábado-Domingo, 5-6 de Diciembre de 2015: (Un viaje al Ecuador)

Como decía mi abuela; ¡ya andas de nuevo gateando, no paras quieto! Y aquí me encuentro  otra  vez,  con  la  mochila  a  cuestas  en  una nueva  expedición.  Tras  ascender previamente el Elbrus, la montaña más alta de Europa, había completado la ascensión de 6 de las “7 cumbres”, con el Everest aún pendiente para finalizar este reto tan increíble. Así, en el intervalo  que  tendré  para  preparar  mi  futura  expedición  al Everest, me he planteado como objetivo escalar el Chimborazo, una montaña alta y atractiva que es todo un icono montañero. Es la montaña más alta del mundo que se encuentra en el ecuador, y el punto más lejano del centro de la Tierra, razones más que suficientes para que mi mente inquieta se fijara en ella. Como un Ulises montañero no puedo resistirme a los cantos de sirena que provienen de las altas cumbres, y irremediablemente me dejo llevar por su llamada.

Los  últimos  días  han  sido  una  locura,  terminando  de  organizar  los preparativos necesarios para la expedición, pero finalmente todo transcurre sin problemas y el sábado 5 de diciembre inicio mi periplo viajero hacia Quito, la capital de Ecuador. Como compañeros de viaje me llevo un petate con todo el material de montaña que pesa unos 30 kg y una mochila de 10 kg. La llegada a Ecuador se hará de rogar, pues me espera un largo viaje de casi 18 horas. Salgo a las 10:30 de Madrid rumbo a Atlanta, y las 10 horas de vuelo no se hacen muy pesadas y se pasan rápidas   viendo   películas   y   echando   alguna   que   otra cabezada. Al llegar a Estados Unidos los controles son normalmente un poco pesados, pero los pasé sin problemas.

Tres horas de espera, y por fin cojo el vuelo a Quito, que me deja en la capital de Ecuador 5 horas después, a las 23:00 hora local (6 horas menos que en España). Pero ahí no acaba todo, pues luego tengo que coger un taxi que me dejará en el hotel, en pleno centro histórico de Quito, tras otra hora de viaje. Ha sido un viaje tan largo, que nada más entrar por la habitación dejo las mochilas y me meto en la cama del tirón.

El domingo 6 de diciembre amanece soleado en Quito, aunque debido al jet lag apenas duermo 6 horas. Hoy dedico el día a hacer un poco de turismo y visitar la capital de Ecuador, jornada que también me servirá como aclimatación, pues Quito se encuentra a 2.850  metros  sobre  el nivel  del  mar,  siendo  la  segunda capital más alta del mundo, después de La Paz (Bolivia). La ciudad es enorme en extensión y está situada en un amplio valle rodeado de espectaculares montañas de más de 4.000 metros. Su casco histórico es una verdadera maravilla y es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se encuentra muy bien conservado y está lleno de bellas calles, grandes plazas, bonitas iglesias y enormes edificios coloniales, reminiscencias de la época en la que los españoles gobernaban la región. Se respira mucha magia en este lugar, y al andar por sus calles y plazas te vas empapando continuamente de su historia.

A las 8:00 ya estoy en marcha, callejeando y disfrutando del soleado día. Durante las primeras horas de la mañana no hay mucha gente por las calles y paseo tranquilamente haciendo mil fotos y  rabando con el vídeo. Visito lugares tan emblemáticos como la norme y preciosa Plaza de San Francisco, con unas vistas increibles del Rucu Pichincha al fondo, o la Plaza Grande que es el centro neurálgico de la ciudad, donde están la catedral y el palacio de gobierno. Conforme pasan las horas las calles más céntricas se llenan de gente y el ambiente es increíble, con muchos vendedores por la calle, personas dando sermones religiosos a viva voz, iglesias  repletas  de  feligreses   recibiendo   la  misa  dominical,   simples paseantes   o   los omnipresentes policías. Hay un bullicio constante y disfruto a cada momento del lugar. Tras parar a comer algo, por la tarde subo a Panecillo, una colina donde hay un monumento enorme de una virgen, que tiene una de las vistas más espectaculares de la ciudad. Desde aquí arriba se contempla la inmensidad de Quito, rodeada completamente de altas montañas, con el centro histórico en primer plano y la ciudad más moderna al fondo. Las laderas que bajan de las montañas están repletas de casa pintadas con distintos colores, una estampa típica del lugar.

Al bajar de Panecillo, ya va cayendo la tarde y las nubes cubren el cielo hasta que las primeras gotas hacen  acto  de  presencia.  Sobre  las 18:00  ya  es  de noche, y me vuelvo al hotel a descansar. Mañana inicio mi primera ascensión, con la subida al Rucu Pichincha.

 

Juan, desde Ecuador.
Club Deportivo 7 Cumbres