Crónica 2. Lunes, 7 de Diciembre de 2015: (Ascensión al Rucu Pichincha, 4.696 m)

Hoy empiezo con mi plan de aclimatación necesario para ir acostumbrando progresivamente el cuerpo a la altura, como paso previo antes de ascender el Chimborazo. El objetivo de esta jornada es subir al volcán Rucu Pichincha, de 4.696 m de altura.

Me levanto a las 6 de la mañana, ya con el sol en todo lo alto. Hace un día estupendo y con ánimos salgo en taxi  hasta  el  teleférico  de  Quito, punto  de partida  de  la ascensión. Mi falta de previsión me hace llegar a las 7:00 y el teleférico no abre hasta las 8:00. ¡Toca esperar! El teleférico asciende hasta el Alto de la Cruz Loma, a 4.100 m, por una ladera empinada que baja desde la cordillera oeste  de  los  Andes,  donde  se encuentran  los  volcanes Guagua Pichincha y Rucu Pichincha. Mientras voy subiendo, y conforme gano altura, las vistas sobre Quito son sencillamente espectaculares. La visión de las cimas nevadas de los volcanes Cayambe,  Antisana  y  el  Cotopaxi  en  erupción  quitan  el hipo.  La  vista  abarca  cientos  de kilómetos, sobre una planicie enorme donde se asienta la ciudad de Quito, con 324 km2.

En unos 30 minutos llego a 4.100 m y sobre las 8:45 inicio la ruta hacia el Rucu Pichincha. El sendero está muy bien marcado y no hay pérdida posible. El primer tramo transcurre por una arista herbácea, que une el Alto de la Cruz Loma con el inicio de la pared rocosa del Rucu Pichincha. Camino en solitario disfrutando del paisaje, y avanzo a buen ritmo, aunque la altura se nota. Gano altitud  progresivamente hasta llegar a la base de la pared del Rucu Pichincha 1h 30 minutos después del inicio de la ruta. Para evitar la arista rocosa, más directa pero más peligrosa, rodeo la montaña hacia la derecha y posteriormente asciendo por una empinada ladera arenosa, llamada El Arenal.

La altura va pasando factura y mi ritmo se enlentece un poco. Paro a reponer energías y continuo ascendiendo paso a paso. Tras sortear El Arenal llego a un collado, a apenas unos 100 metros de la cima. Ahora afronto el tramo más difícil y   duro de la ruta, donde hay que andarse con cuidado pues un traspié sería muy peligroso. Aunque no es técnicamente complicado  voy  muy  concentrado  mientras escalo entre las rocas. Por fin, tras 3 horas de ascensión y unos 600 metros de desnivel, mis últimos pasos de trepada me dejan en la arista cimera del Rucu Pichincha, donde un cartel enorme te indica que has llegado a lo más alto, 4.696 m.

El  esfuerzo  realizado  ha  merecido  la  pena  y disfruto de las vistas, con los volcanes circundantes y la ciudad de Quito al fondo en el valle. Muy cercano se encuentra el volcán gemelo Guagua Pichincha, que a diferencia del Rucu, está activo y tiene un gran historial de erupciones, siendo la última en 1999, cuando escupió una nube en forma de champiñón de 18 Km de altura que cubrió Quito de cenizas. ¡Es mejor no acercarse mucho, por si acaso! En la cima paso alrededor de 1 hora, y cual es mi sorpresa cuando al mirar al cielo, la naturaleza me hace un regalo que no esperaba, la visión imponente de un inmenso cóndor sobrevolando la montaña. Poco a poco se van metiendo nubes que tapan la vista de los alrededores; ¡Es tiempo de volver! La bajada la hago sin contratiempos y en apenas 2 horas estoy de nuevo en el teleférico. Ya de vuelta en Quito, toca descansar y comer algo.

Durante los dos días siguientes me espera un nuevo reto: El Iliniza Norte.

 

Juan, desde el volcán Rucu Pichincha.
Club Deportivo 7 Cumbres