Crónica 3. Martes-Miércoles, 8-9 de Diciembre de 2015: (Ascenso al Iliniza Norte, 5.126 m)

Mi próximo objetivo es subir el Iliniza Norte, de 5.126 metros de altura y una de las montañas más típicas para aclimatarse antes de ascender el Chimborazo.

Como de costumbre a las 6:30 ya estoy en pie. Un transporte privado me recoge en el hostal y salgo en dirección hacia la Reserva Ecológica de los Ilinizas, a unos 40 km al sur de Quito. Al llegar al pueblo de El Chaupi, se oge una pista de tierra y al rato llegamos al control de entrada del parque. Las normas se han vuelto un poco exigentes y no dejan subir a nadie solo. Por suerte les muestro los papeles del Club 7 Cumbres y la tarjeta de la federación de montaña y me dejan pasar sin problemas. La pista sube progresivamente entre laderas herbáceas, con vistas preciosas de la llamada Avenida de los Volcanes, hasta llegar a l parking de La Virgen (3.950 m), punto de inicio del camino que sube hasta al refugio Nuevos Horizontes.

Sobre las 9:30 inicio la subida al refugio, cargado con 20Kg de mochila a mi espalda. Me acompaña un chico de 17 años, llamado Alexandre, que se ofrece desinteresadamente a ir conmigo. El camino está bien marcado y primeramente asciende entre laderas con matorrales y un pequeño bosque. Desde el camino veo el Iliniza Norte, imponente en la lejanía, pero esta visión no dura mucho, pues se metieron nubes y durante el resto de la subida apenas pude disfrutar del paisaje. Gano altura de forma cómoda, hasta llegar a la morrena de un antiguo glaciar, donde la pendiente es mucho más inclinada. Camino por el borde de la morrena pedregrosa, y entre el peso de la mochila y la altura voy notando el esfuerzo. Por fin, al final de la morrena llego a un pequeño llano situado entre el Iliniza Sur (5.248m) y el Iliniza  Norte  (5.126m),  donde  se  encuentra  el  refugio Nuevos Horizontes, a 4.750 m. He tardado 2h50m en subir los 800 metros de desnivel.

Ya en el refugio toca descansar. Alexandre se baja y me quedo solo, junto con Freddy, el guarda del refugio. Las nubes y la niebla cubren la zona y apenas puedo ver los alrededores. El sitio es espectacular. Antiguamente había un volcán en esta zona que tras explotar dio lugar a estas dos bellas montañas. El Iliniza Sur es un poco más alto, tiene glaciares permanentes y es más  técnico,  mientras  que  el  Iliniza  Norte  carece  de glaciares, es ligeramente más fácil, y muy recomendable como montaña de aclimatación. Por la tarde me acerco a ver una laguna de aguas verdosas situada entre los dos Ilinizas, a una media hora del refugio. Sin embargo, las nubes no se marchan y regreso al refugio. A las 17:00 ceno una sopita caliente y pasta que saben a gloria, y sobre las 18:00 ya estoy metido en el saco, esperando que mañana de un poco de tregua el mal tiempo y me permita subir a la cumbre.

El 9 de diciembre me levanto a las 5:00. Al mirar por la ventana del refugio veo que está despejado. ¡Parece que voy a tener una oportunidad! Desayuno muesli con yogur y un té caliente y a las 6:00 inicio la ascensión al Iliniza Norte. No hay nadie en la montaña y subo totalmente en solitario. A los pocos minutos desde el refugio alcanzo el collado que separa los dos Ilinizas. Acto seguido, empiezo a subir por la arista que une el collado con la cumbre del Iliniza Norte. Voy subiendo por la arista, a ratos andando, a ratos trepando, disfrutando del día soleado y sin apenas viento.

Voy ganando altura y las vistas son increíbles; justo a mis espaldas está el Iliniza Sur, y al fondo a mi derecha el inmenso Cotopaxi, con su fumarola permanente saliendo del cráter, sobresaliendo majestuoso sobre un bello mar de nubes.

La primera parte de la arista se sube con tranquilidad, y aunque voy solo estoy tranquilo, pues el camino está más o menos marcado con las huellas de anteriores montañeros y llevo un GPS que me da mucha seguridad por si me perdiera de la ruta. Gano altura poco a poco hasta llegar cerca de los 5.000 metros, donde la arista se hace más afilada y aérea. De repente, en medio de la arista me encuentro con una torre enorme, de más de 50 metros de altura que bloquea el camino. Para evitarla, bordeo por su derecha, desciendo un poco destrepando por una pared y atravieso a media ladera por un lugar llamado la Travesía de la Muerte, que es una de las zonas más peligrosas de la ruta de ascensión, donde  un  traspié puede  ser  mortal  y hacerte  caer  por  el  precipicio  que  se asoma a tu lado. Por suerte no hay nieve ni hielo, que harían que la travesía fuera más peligrosa aún. Avanzo con mucho cuidado, a media ladera, entre rocas y el pequeño sendero arenoso. Al final de la travesía escalo por una pared rocosa que me deja directamente en la cumbre. A las 8:00 estoy en el punto más alto. He ascendido a la cima en 2 horas, subiendo unos 400 metros de desnivel desde el refugio. ¡Estoy muy emocionado! ¡Soy muy feliz!

Una cruz señala la cima, que es una arista muy aérea de apenas   2-3  metros   de   anchura,   y   donde   hay   que   tener muchísimo cuidado para no tropezarse y caer al vacío. Ahí, colgado al vacío, me siento un pájaro viendo desde las alturas un paisaje tan bello y espectacular, con el Iliniza Sur enfrente y el famoso Cotopaxi sobresaliendo sobre las nubes.

Paso unos 20 minutos en la cumbre y con calma inicio el descenso, más peligroso que el ascenso. Bajo lentamente y muy concentrado. Mi mundo se limita a ver cual va a ser mi próximo paso, pues un ligero traspié podría precipitarme por el precipicio. La bajada transcurre sin inconvenientes y a las 10:00 estoy de vuelta en el refugio. He tenido suerte pues nada más llegar al refugio las nubes se meten y cubren todas las montañas circundantes.

Preparo el mochilón y bajo al parking de la Virgen, donde un coche me lleva hasta la ciudad de Machachi, lugar desde donde cojo un bus hasta Quito. A las 14:00 llego al hostal, como algo y descanso un poco.

Durante los dos días siguientes me espera un nuevo reto: El Cayambe.

 

Juan, entre volcanes andinos.
Club Deportivo 7 Cumbres