El libro para navegantes de Pirî Reis

Remontémonos a los siglos XV y XVI adentrándonos en un mar Mediterráneo, convulso y activo escenario de intercambios, para conocer la vida de uno de sus protagonistas. Pîri Reis fue un corsario, cartógrafo y almirante turco a las órdenes del sultán Otomano en los tiempos en que la cruz y la media luna se enfrentaban en los mares. Reis dibujó mapas y confeccionó derroteros que fueron herramientas fundamentales para la navegación y sirvieron para descubrir el mundo a sus contemporáneos.

En 1929, unos obreros que trabajaban en la rehabilitación del palacio de Topkapi descubrieron un mapa entre los escombros. El mapa, policromado, de unas medidas aproximadas de 85 x 60 cm. y realizado sobre piel de gacela, mostraba el océano Atlántico. Las costas de Europa, áfrica y también las de América estaban dibujadas con sorprendente precisión, con un conocimiento de trigonometría esférica propio de siglos muy posteriores. La carta estaba firmada por un navegante turco en 1513. Su nombre, Pîri Reis.

Durante mucho tiempo, el mapa de Pîri Reis ha sido un misterio. ¿Cómo pudo cartografiar las costas americanas, recién descubiertas, hasta la Antártida? ¿En qué fuentes se basó? ¿Qué contactos tuvo con Colón?

Hoy conocemos nuestro mundo al detalle. Además de poder viajar a donde queramos, las noticias nos llegan de cualquier lugar de la Tierra prácticamente en tiempo real, podemos ver el mundo en nuestra propia pantalla gracias a las imágenes de satélite… pero en tiempos pasados, descubrir y describir el mundo conocido fue tarea de viajeros, navegantes y cartógrafos, una labor científica que tuvo su época de oro en el Renacimiento.

Los simbólicos mapas de la Edad Media dejaron de ser útiles a los comerciantes, corsarios y militares del comienzo de la Edad Moderna. Se hacían necesarios mapas actualizados de las costas que permitieran a los navegantes avanzar y proseguir el descubrimiento de nuevas tierras que poco a poco estaban ampliando el universo conocido. Europa se expandía por el Atlántico y los árabes recorrían los mares de Oriente; era sin duda necesario dibujar unos nuevos mapas menos místicos, más prácticos y científicos. Llegaba la era del desarrollo de la cartografía.

NAVEGANTE Y CORSARIO

Pîri Reis fue uno de esos nuevos cartógrafos. Nació en Galípoli, ciudad costera turca y gran puerto de la flota otomana, entre 1465 y 1470, la fecha no está clara. Fue un niño criado en la mar: “El niño de Galípoli creció en el agua como un caimán, su cuna fueron los barcos”. Desde muy joven embarcó con su tío, el famoso almirante Kemal Reis, curtiéndose en largas navegaciones y pasó a formar parte de la armada oficial otomana en la época de Selím I.

Durante estos primero años navegó por el Mediterráneo Occidental combatiendo y saqueando numerosos barcos e intereses españoles, portugueses e italianos. Y fue precisamente en esta época de principios del siglo XVI cuando, junto con su tío, colaboraría en la emigración de musulmanes y judíos expulsados por los Reyes Católicos.

En 1501, el barco de Kemal Reis se enfrentó a la flota española en las costas de levante. Tras una batalla, Reis capturó un navío español con objetos provenientes de América. A bordo iba un marinero que había hecho los tres viajes con Colón y por el que Pîri tuvo conocimiento del misterioso mapa de Colón, que jamás se ha encontrado y que sería la base de su obra…

Además por esta época apareció la figura de Abrahán Zacuto, matemático y astrónomo judío español que acabó expulsado de España y posteriormente de Portugal para acabar en Estambul. Zacuto había tenido acceso a todas las informaciones de los viajes de Colón y los descubrimientos portugueses y pudo conocer a Pîri Reis al trasladarse a la capital otomana.

Algo más de diez años después, en 1513, Pîri Reis dibujó su famoso mapa de América, que él confesó dibujar a partir de muchas fuentes, ya que el nunca estuvo en el nuevo continente. Menciona al “infiel llamado Colón” que descubrió tierras en el mar de occidente y habla de sus fuentes, donde encontramos el primero de los misterios de sus mapas: “En nuestro siglo, no hay otro mapa como este. Vuestro servidor lo ha dibujado y ahora está completo… A partir de veinte cartas y mapas mundi de los tiempos de Alejandro”.

EL MISTERIO DE LAS FUENTES

Pîri Reis pudo tener acceso a la Biblioteca Imperial de Constantinopla, la cual a su vez contenía entre sus volúmenes los pocos escritos que quedaban de la Biblioteca de Alejandría. De estas antiguas fuentes y de las recabadas a lo largo de sus viajes obtuvo los datos cartográficos volcados en sus mapas. Además declara en su obra que sus fuentes cartográficas se desvanecieron con el tiempo, así como la mayor parte de los registros escritos.

El mapa de América de Pîri Reis es un fragmento, una sexta parte de un mapa mayor que en proporción podría contener todo el planeta, es decir un atlas mundial del que nunca se han encontrado las otras partes salvo otro mapa de 1528 que contiene parte del Atlántico Norte.

Siempre se ha sabido que en la antigüedad hubo culturas marineras que pudieron recorrer los océanos sin que nos hayan llegado datos comprobables hasta nuestros días. Se tiene como un hecho aceptado que los viajes de Colón y de los portugueses del siglo XV y principios del XVI, fueron los primeros que abrieron los océanos a Occidente. Pero estos mapas de Pîri Reis son una incógnita histórica que tal vez nos están diciendo que mucho antes ya se habían recorrido estos mares. Aunque el uso del método científico no explica del todo la perfección del fragmento de su mapamundi… incluso sabiendo cómo lo hizo, sigue planteando dudas: “se sabe que un libro cayó en manos del citado Colón y que encontró en él que decía que al final del mar Océano, en su lado occidental, había costas e islas y toda clase de metales y también piedras preciosas”. ¿En qué fuentes bebió Colón? ¿Es cierto que Pîri Reis conocía esos enigmáticos mapas que impulsaron al genovés hacia América?

UN MAPA CON PRECISIóN FOTOGRáFICA

En 1963 el científico Arlington H. Mallery, trabajando con el Instituto Hidrográfico de la Marina estadounidense, estudió el mapa con modernas técnicas y afirmó que las costas que dibujaba Pîri Reis coincidían con una precisión sorprendente a las costas reales. Más tarde ayudado de las Fuerzas Aéreas con mapas de infrarrojos llegó a la conclusión que el mapa de América de Pîri Reis contenía el contorno de la Antártida de hace 11.000 años, una Antártida sin hielos. Es decir, el mapa de Pîri Reis coincidía sorprendentemente con la línea de costa rocosa que lleva miles de años bajo el hielo.

Cabe recordar que desde tiempos anteriores a Colón, se creía en la existencia de un continente en el extremo sur del mundo, y en muchos mapas figura una masa sin forma específica. Se dice normalmente que se situaban tierras allí por el solo hecho de equilibrar la distribución de tierras del mundo. Este argumento fue muy exitoso en explicar la aparición de continentes no conocidos en los mapas del siglo XVI, pero no puede explicar la precisión en las siluetas de los mapas de Pîri Reis.

El imperio otomano como cultura puente ente el Oriente más lejano y la Europa occidental fue durante siglos el filtro de muchos conocimientos. Los navegantes fenicios, los griegos y romanos, los propios árabes y hasta los navegantes chinos fueron dejando un legado que nunca llegó a Europa, pero que Pîri Reis si pudo utilizar. “La región se conoce con el nombre de Antilia. Está del lado por donde se pone el sol. Dicen que hay cuatro tipos de loros: blancos, rojos, verdes y negros. La gente se los come y luego se hacen tocados con las plumas de loro. Hay una piedra, parece pedernal. Es muy dura”.

EL LIBRO DEL MAR

En años sucesivos, Pîri Reis seguiría trabajando en la que iba a ser su obra menos conocida, pero la más importante: El Libro del mar (Kitab i Bahriye). Una recopilación de 430 páginas y más de 200 mapas del mediterráneo que tristemente han estado en la sombra del misterio de sus mapas de América pero que ocupan un papel primordial en la historia Otomana y en la cartografía náutica mundial.

En él se resumen los conocimientos, tanto cristianos como otomanos sobre el Mediterráneo medieval, así como los primeros logros de la navegación astronómica, como pone de manifiesto en la referencia a las estrellas y al uso del astrolabio y otros instrumentos del siglo XVI.

Realizado entre 1511 y 1521, el Kitab Bahriye contiene información detallada sobre los puertos, bahías, penínsulas, islas, estrechos, vientos y corrientes del Mediterráneo. Pero también nos habla de las ciudades y sus habitantes, así como de las culturas que se encuentran en sus costas.

Pîri Reis era el piloto de la Galera que llevó a un visir de Solimán en un viaje a El Cairo en 1524. En ese viaje tuvo la oportunidad de enseñárselo, quedándose éste impresionado y prometiéndole mostrarlo al Sultán si realizaba una edición más perfecta y mejorada. Como consecuencia, el Bahriye fue regalado al Sultán en 1524 y hoy se conserva en el museo Topkapi de Estambul. Los mapas que contiene son obras maestras de la miniatura Turca, están realizados con un estilo perfecto e iluminados con panes de oro y plata. Se incluyen comentarios del tipo: “la ciudad de Venecia tiene un área de 12 millas…consiste en partes de tierra y “an ear” de mar. El agua es en algunas zonas poco profunda y en otras, mucho. Los venecianos construyeron su ciudad sobre pilones en las zonas poco profundas…”

El hombre que se había atrevido a dibujar todo el mundo conocido con afán enciclopédico, para pintar su mar, dibujaba ahora en este trabajo pequeños mapas complementados por textos informativos sobre las costas, los puertos y las gentes del Mediterráneo. “El Libro del mar” está considerado el primer Derrotero por la envergadura y el concepto. Se convertía así en una herramienta de navegación imprescindible para los marinos ya que, aunque esa obra más ornamentada y mejorada, estuviera en manos del Sultán, circulaban copias más sencillas, en cuanto a su decoración, que eran el instrumento de cualquier barco otomano que navegase por el Mediterráneo.

Pîri Reis quiso dar un herramienta útil a sus contemporáneos para navegar con seguridad por el mar y comienza su obra con una sencilla pero contundente frase: “Las palabras vuelan y los escritos permanecen” y ciertamente con su magna obra consiguió perdurar a través del tiempo hasta nuestros días.

Pîri Reis utilizaba un método científico para dibujar sus mapas y si no los podía dibujar y relatar de su propia experiencia solo admitía las informaciones comprobadas y fidedignas de cómo podía ser una costa y lo que se encontraba en ella. Y aún así diferenciaba claramente lo que extraía de otras fuentes y lo que había visto en el momento de redactar los textos que luego serían leídos por los marinos. Dice Pîri: “El trabajo realizado en este libro revela que no puede hacerse ninguna exposición si no está basada en hechos…”

La Fundación Fomar publica en estos días una traducción inédita del otomano medieval al castellano de esta obra, un trabajo de traducción muy costoso que comenzó hace más de quince años y que hoy ve la luz en una edición de lujo que puede servir tanto para maravillarse como para la investigación de los historiadores, ya que reproduce la totalidad de los mapas y textos y además incluye una edición facsímil de la obra original.

EL FINAL DE PÎRI REIS

Pîri Reis siguió navegando y entre 1528 y 1540 permanecería destinado en el arsenal de Estambul hasta que en 1547 fue nombrado almirante de la flota de Egipto, Mar Rojo y la India con la misión principal de controlar las incursiones y la expansión portuguesa por el norte del Indico.

Como almirante, mantuvo constantes los enfrentamientos con la armada lusitana hasta que en el año 1553, debido a sus continuas derrotas en Ormuz contra unas embarcaciones, las portuguesas, mucho mejor preparadas que los barcos mediterráneos que él manejaba, fue sometido a un juicio lleno de intrigas en El Cairo y mandado decapitar. Tras una larga vida consagrada a la armada otomana moría a los 88 años.

Durante aun largo tiempo, las copias de su Bahriye seguirían iluminando las travesías de los marineros turcos por el Mediterráneo a la vez que se perdían sus famosos mapas de América.

La historia de la náutica es la historia del descubrimiento, de la comunicación entre los pueblos. Pîri Reis se convierte en un modelo, enseñándonos que en una época de conflicto como la suya, como la nuestra, es posible ser un científico, un humanista y trabajar para ampliar el mundo conocido, para favorecer la comunicación y el intercambio entre culturas y civilizaciones.

Este año de 2008 es el 225 aniversario del comienzo de las relaciones diplomáticas entre Turquía y España. Fue en enero de 1788 cuando Federico Gravina al mando de la fragata Santa Rosa trasladaba a Estambul al embajador de la corte Otomana, el primero que con tal carácter vino a la Corte de Madrid después de la paz con Turquía, firmadas por nuestro rey Carlos III y Mustafá III, gran señor de la Sublime Puerta.

Han sido más de doscientos años en los que los dos países han encontrado un marco de intercambio y conocimiento como el que pretendía Pîri Reis con su obra: acercar y dar a conocer para mejorar las relaciones entre los que se aventuraban en este mar Mediterráneo, un eterno escenario de encuentro que necesita figuras como la de Pîri Reis: observadores tolerantes, científicos, capaces de transmitir conocimientos, de tender puentes que favorezcan la comunicación.

Su legado es su obra y su método. Recoger información, unificar escalas de los distintos mapas, proyectar y dibujar honestamente y con precisión, mapas que difundan el conocimiento. Así, sus dibujos convierten a Pîri Reis en un magnífico cosmógrafo y cronista, un humanista que investigaba dando fe de los avances de su tiempo.

Alberto Flechoso