Hatun Vilcabamba, el último refugio sagrado de los Incas

Expedición de Santiago del Valle y Alberto Gómez Borrero

Diario de expedición: Alberto Gómez Borrero

Este whatsapp de mi amigo Santiago marcó el inicio de una historia que merece ser contada. Y es que todavía quedan aventuras que merecen ser vividas. Yo tuve la suerte de haber vivido una hace un puñado de meses.

En esta aventura no hay doncellas en apuros ni épicas peleas. Lo que hay es Geografía, Comunidad, mucha Naturaleza y algunos peligros… pero sobre todo la posibilidad, (con mucha probabilidad) de reescribir la Historia hasta ahora estudiada en los libros de texto en los colegios. ¿Os la cuento?

Para ello hay que remontarse unos cuantos siglos tras la llegada de Pizarro a Perú, encontrándose un imperio de vastas proporciones enfrascada en una guerra civil. El secuestro del inca Atahualpa y su ejecución, pese haber cobrado el mayor rescate de la historia de la humanidad, marcaría el inicio de la conquista del imperio inca.

Para mantener el control, Pizarro nombra a Manco Inca, hijo de Huáscar y por tanto sobrino de su archienemigo Atahualpa cuya sangre le hacía un legítimo gobernante, siempre al servicio de los recién llegados españoles. Pero Manco Inca, se rebela e inicia la resistencia contra los invasores.

Durante los próximos cuarenta años, cuatro incas gobernaron los retales del Tahuantinsuyo y coordinaron esta oposición desde Hatun Vilcabamba alternando con periodos de paz y alianzas, hasta su conquista definitiva en 1572. Manco Inca y tres de sus hijos, Sayra Tupac, Tito Cusi Yupanqui y Tupac Amaru fueron los cuatro últimos incas que plantaron cara en la Conquista. Un pedazo importante de la Historia de Perú que los niños no estudian en los colegios y que desde mi punto de vista deberían conocer y enorgullecerse.

Al principio un pequeño destacamento de soldados se encargó de vigilar la zona para evitar el peregrinaje al santuario como símbolo de resistencia con el peligro de poderse avivar la llama de la rebelión, pero pronto caerá condenada al ostracismo y engullida por la naturaleza.

Durante el último siglo muchos exploradores como Gene Savoy, Peter Frost, Edmundo Guillén o Vincent Lee han tratado de localizar esta legendaria ciudad. Este también era el propósito de Hiram Bingham cuando se topó de bruces con Machu Picchu. Pero todos ellos llevaban unos planos erróneos situando el meridiano 73ºW a varios kilómetros al oeste, en lugar de pasar por el abra Qolpaqasa según la actual cartografía del Instituto Geográfico del Perú.

Considerado como uno de los grandes misterios de la arqueología mundial, algunos creen haberla encontrado y la sitúan en la actual Espíritu Pampa, lugar emblemático por los incas por la alianza forjada con tribus amazónicas, pero que en ningún caso podría ser considerada como Hatun Vilcabamba o Vilcabamba la Grande, entre otros motivos porque los españoles tuvieron que dejar los caballos por el difícil acceso sin poder aprovechar una ventaja competitiva decisiva. A Espíritu Pampa siempre se ha podido llagar a caballo y en la actualidad en coche.

Mi amigo Santiago del Valle, uno de los ilustres premiados por la Sociedad Geográfica Española, ha estado buscándola durante más de quince años y tras varias expediciones pisando sobre el terreno y siguiendo las pistas de las crónicas de la época por fin la encontró.

En su libro “Hatun Vilcabamba, el último refugio de los incas”. Ediciones del Viento. 2012, desvela la ubicación exacta y cuenta con detalle los pormenores del descubrimiento. Desde el estudio de los documentos del s. XVI sobre la conquista a manos del ejército de Martín Hurtado de Arbieto, hasta la euforia al descubrir toponimias sólo conocidas por los locales y que no aparecen en ningún mapa. Pistas fundamentales por coincidir con los textos de los cronistas como Pedro Sarmiento de Gamboa, Fray Martín de Murúa o Juan Díez de Betanzos.

El presidente de la Comisión de Cultura y Patrimonio del Congreso de la República invitó a Santiago a presentar los resultados de sus exploraciones e investigaciones para identificar el emplazamiento de Hatun Vilcabamba.

Presentando los resultados de las investigaciones y exploraciones de Hatun Vilcabamba.

Santiago ha estado acudiendo a las instituciones para dar a conocer su hallazgo.

Desde entonces Santiago ha estado acudiendo a las instituciones para dar a conocer su hallazgo. Al contrario que otros exploradores que se han dedicado a vender libros sobre la posible localización de Hatun Vilcabmaba, se ha enfrentado en multitud de conferencias a las preguntas de académicos, historiadores y arqueólogos para argumentar su tesis y pese a que concuerdan que todo apunta a que en verdad es la enigmática ciudad, opinan que hasta que no se vaya y se excave no se podrá saber con seguridad, como se indica en la Resolución Directorial 616-2012 del Ministerio de Cultura.

Efectivamente, eso es lo que hace falta. Que vayan arqueólogos del Ministerio asesorados por Santiago y que certifiquen si en verdad es Vilcabamba la Grande, lo que sin duda, supondría un tesoro de conocimiento para historiadores y por lo que correrían ríos de tinta en las revistas especializadas de arqueología más prestigiosas del mundo.

Primero fue el grupo terrorista Quispe Palomino, escisión de Sendero Luminoso que operaba por la zona del VRAEM traficando con pasta base para elaborar cocaína que consiguió que no fuera seguro ir, al decretarse Zona de Emergencia. Tampoco ayudó el multitudinario desfile de ministros de Cultura en los últimos años… y últimamente la dichosa pandemia.

Por unas cosas o por otras, todavía la Autoridad encargada de certificar el hallazgo no se ha puesto manos a la obra, pero Santiago ya ha coordinado algunas excavaciones siempre acompañado por arqueólogos peruanos colegiados, y ha desenterrado tres recintos y ubicado la residencia del Inca. Pero de acuerdo con algunos detalles de las crónicas, podría haber hasta cuatrocientos recintos enterrados bajo quinientos años de vegetación.

Ya hemos pedido presupuestos a empresas que trabajan con la tecnología LIDAR para obtener un mapa 3D de la explanada donde se podría identificar dichos recintos para ir con la pala a tiro hecho, pero lamentablemente además del interés por querer excavar también hacen falta las tres cosas que Napoleón consideraba imprescindibles para ganar guerras: Dinero, dinero y dinero.

En esta expedición apodada SGE-SGL (Sociedad Geográfica Española – Sociedad Geográfica de Lima) teníamos dos objetivos principales. Por un lado, asistir a la asamblea de la comunidad de Totora para informar de los avances de las investigaciones y renovar el interés de sus habitantes para apoyar los trabajos de excavación ante las autoridades institucionales. Y por otro lado, seguir el rastro de los lugares mencionados por los cronistas de la época, tratando de reproducir el camino que siguió el ejército de Hurtado de Arbieto desde Marcanay, donde la noche anterior vislumbraron el resplandor del incendio prendido por los incas en su huida hacia la selva amazónica, antes de la conquista definitiva de Hatun Vilcabamba.

Me siento muy afortunado de haber podido acompañar a Santiago en esta expedición. Fue una experiencia muy reveladora y aunque pasé un poco de miedo en algunos momentos, la vivencia fue increíble desde la óptica del aprendizaje sobre uno de los capítulos más difusos en la historia de mi queridísimo Perú.

Aunque definitivamente nos manchamos las botas de barro, esta aventura fue más académica. Como en el viaje a Itaca, lo importante fue disfrutar del camino y tener cerca a Santiago durante tanto tiempo, fue un privilegio porque podía contestar todas mis dudas saciando así me sed por conocer. Estaba siendo testigo de verle hacer historia desde la barrera. Lo intrépida que puede ser la aventura del saber.

También supuso un viaje muy humano compartiendo momentos apasionantes con el equipo integrante al resolver problemas que se presentaban en el camino, teniendo interesantes conversaciones sobre la vida misma, vibrando emociones y viviendo peligros.

La verdad es que no había conocido antes a nadie con tanta determinación como Santiago. Todo un referente al que admirar. Un ejemplo de constancia además de un intrépido aventurero explorador. En la Sociedad Geográfica Española le llamamos el Indiana Jones español. Sin látigo ni revólver pero con las ideas muy claras.

Mención especial a mi compañero y amigo Fredy Cobos que nos guio por el camino de manera muy resolutiva y con quien disfruté de su gran sabiduría. Hace pocas semanas me comunicaron que el cáncer se lo llevó sin apenas avisar. Un gran hombre de buen corazón con quien me hubiera embarcado a cualquier aventura hombro con hombro. Cuida de nosotros desde Ahí Arriba, amigo.

Campamento base en Huancacalle, la Resistencia en Vitcos, el abra Porcay, el nevado Choquezafra, la asamblea de Totora, el meridiano 73ºW, la emboscada de Roca, la fortaleza de Wayna Puccara, el cruce de caminos de Toroc, el río Pampaconas, el valle de Patibamba, la acampada de Marcanay, el cerro de Yana Orqo, la explanada de Hatun Vilcabamba, el baño de multitudes en Pucyura… Qué nombres más raros, algunos impronunciables. Sin embargo, después de haber explorado por allí “poniéndole cara” a los sitios me vienen recuerdos evocadores de colores, olores y emociones que estoy seguro me acompañarán toda mi vida.

Aquí puedes ver el magnífico documental “Hatun Vilcabamba, la ciudad perdida de los incas”

Si os interesa la historia que viví os la cuento aquí abajo con fotos de manera cronológica.

1.- EL PRINCIPIO DE TODO

Presentando los resultados de las investigaciones y exploraciones de Hatun Vilcabamba en el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores el 13 de junio de 2019. Como maestro de ceremonias, el arqueólogo Federico Kauffmann Doig.
Santiago ha estado acudiendo a las instituciones para dar a conocer su hallazgo. Al contrario que otros exploradores que se han dedicado a vender libros sobre la localización de Hatun Vilcabamba, se ha enfrentado en multitud de conferencias a las preguntas de académicos, historiadores y arqueólogos para argumentar su tesis y pese a que concuerdan que todo apunta a que en verdad es la enigmática ciudad, hasta que no se vaya y se excave no se podrá saber con seguridad, como se indica en la Resolución Directorial 616-2012 del Ministerio de Cultura.
El presidente de la Comisión de Cultura y Patrimonio del Congreso de la República invitó a Santiago a presentar los resultados de sus exploraciones e investigaciones para identificar el emplazamiento de Hatun Vilcabamba. Gracias a Dalmiro Feliciano, Palomino Ortiz y a Wilfredo Contreras, que intervinieron en este acto, esperamos se contribuya a impulsar la continuación de las excavaciones para poner a la luz la capital sagrada del último reino inca.
Durante el último siglo muchos exploradores como Gene Savoy, Peter Frost, Edmundo Guillén o Vincent Lee han tratado de localizar esta legendaria ciudad. Este también era el propósito de Hiram Bingham cuando se topó de bruces con Machu Picchu. Pero todos ellos llevaban unos planos erróneos situando el meridiano 73ºW a varios kilómetros al oeste, en lugar de pasar por el abra Qolpaqasa según la actual cartografía del Instituto Geográfico del Perú.
Acompañando a Santiago en las presenta-ciones de sus trabajos de investigación sobre Hatun Vilcabamba a distintas instituciones peruanas. Es un honor ver a mi amigo hacer historia desde la barrera.
Santiago ha escrito un libro liberando las coordenadas de HV. Está haciendo un trabajo de difusión realizando presentaciones, conferencias, acudiendo a los medios de comunicación para contar lo que ha encontrado. Está sentando a los académicos, historiadores, arqueólogos… para exponer sus argumentos de los motivos por los que cree que los restos encontrados pertenecen a HV y desmontando los motivos que proponen otros para señalarlo en otro lugar. “Hatun Vilcabamba, el último refugio sagrado de los incas”. Ediciones del Viento. 2012
Vuelo a Cuzco y me encuentro con Santiago en la estación de autobús y de ahí llegamos a Huancacalle, campamento base desde donde han salido las 21 expediciones en busca de la ciudad perdida.
En los próximos tres días compramos víveres, negociamos el precio de caballos y mulas que nos ayuden con la carga y contratamos los servicios del personal de apoyo que nos guiarán, abrirán caminos a machetazos y nos cocinarán. En el hostal de la señora Cobos, coincidimos con el explorador Vincent Lee, quien defiende la tesis de que la actual Espíritu Pampa es Hatun Vilcabamba.
A menos de una hora caminando de Huancacalle se encuentra la explanada de Vitcos, donde se celebra la Fiesta de la Resistencia representando la rebelión de Manco Inca.
La población de Vilcabamba celebra cada año en el solsticio de invierno una gran fiesta para conmemorar la historia del último reino inca. Profesores y alumnos de centros educativos de la zona y otros artistas locales escenificaron episodios de la historia de la rebelión de Manco Inca. En el año 1544, un grupo de españoles almagristas que habían asesinado a Pizarro en Cuzco, pidieron asilo a Manco Inca que les dio refugio en aquel lugar de Vitcos. Mientras jugaban a un juego de pelota (bolos) le asesinaron a traición pensando que los españoles les perdonarían su fechoría al acabar con la vida del inca enemigo. Sin embargo, en su huida fueron ejecutados. Sayra Tupac hijo de Manco tomó el relevo de su padre en la resistencia contra el conquistador español.
La presencia de Santiago despertó interés entre los medios locales de comunicación que le esperaban para entrevistar.
Fuimos invitados por el alcalde D. Justo Condori quien mostró interés por apoyar el proyecto.
Ñusta Hispana anteriormente conocido como Chuquipalta, es un complejo arqueológico que esconde una gran roca tallada conocida como Yurac Rumi (piedra blanca) en el lugar conocido como Rosaspata.
A partir de ahora me quedo sin cobertura. Mando mi última ubicación a amigos y familiares.

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2.- COMIENZA LA AVENTURA

Un equipo reducido formado por Fredy Cobos, Nicanor Champi y David Champi de Huancacalle; Santiago del Valle y yo de la Sociedad Geográfica Española arrancamos el viaje a primera hora del domingo 23 de junio de 2019 apoyados por tres caballos y cuatro mulas.
Al fondo el pico Pumasillo (5994 msnm).
¡Comienza la aventura!
Desde Huancacalle pasamos por el abra de Qolpacqasa y llegamos a la ciudad fundada por los españoles San Francisco de la Victoria de Vilcabamba, actual Vilcabamba la Nueva.
Me doy algún sustito porque no tengo mucha experiencia en montar a caballo. Atravesamos el paso Wiscachani y Santiago me habla del abra Dolores que podría ser una toponimia del martirio que sufrió Fray Marcos considerado uno de los primeros mártires de América.
Seguimos el camino inca hasta el valle de Challcha donde acampamos. Nos acompaña el peculiar sonido del graznido del ave coccani, parecido al de la bandurria.
Descargamos las mulas, montamos tiendas, cenamos y tratamos de descansar. Hace mucho frío, pero vamos bien abrigados.
Gambito de exploradores: Peón Cuatro Rey.
A las seis toca diana, desayunamos fuerte y estudiamos la ruta. Estamos a 3664 msnm y me preocupa el soroche acordándome de la mala experiencia en el Chachani. No tengo dolores de cabeza aunque bastante insomnio.
Levantamos el campamento y nos ponemos en marcha.
Siguiendo la ruta del camino inca del Qhapaq Ñan desde el paso de Choqueticarpo se puede ir a Vitcos o Choquequirao.
Para llegar a la aldea de Totora, tenemos que atravesar el abra Porcay subiendo una empinada pendiente.
Coronamos el abra Porcay a 4114 msnm, punto más alto de la expedición. Las vistas son preciosas pudiendo distinguir a lo lejos el nevado Choquezafra (5184msnm), Apu Porcay (4457 msnm) y el nevado Azulcocha (5600 msnm)
Llegamos a la aldea de Totora cuya comunidad campesina está interesada en que continúen los trabajos de investigación y excavación en los restos arqueológicos de Hatun Vilcabamba, lo que traería más prosperidad a esta región tan depauperada de la Convención, a la que no llega la carretera ni hay electricidad ni señal de móvil.
Uno de los principales motivos de esta expedición era asistir a la asamblea de la comunidad de Totora a la que nos habían invitado para informarles de los avances de los trabajos de exploración y de puesta en valor de Hatun Vilcabamba. Reunidos en el atrio de la pequeña capilla, la comunidad expresó su apoyo y se comprometió a pedir a las administraciones públicas que pongan en marcha un gran proyecto de excavación en el sitio arqueológico que se encuentra en su territorio, seguros de que mejoraría sus difíciles condiciones de vida.
Foto de familia en nuestra despedida con el nevado Otoña al fondo.
Se unieron a nuestra expedición dos vecinos de Totora, Percy Huamanguilla y el secretario de la comunidad campesina, Tomás Huamán que nos ayudarán con sus hachas y machetes para despejar el camino que a partir de ahora se va a volver más denso.
Montamos el campamento en una pampa a orillas del río.
Fredy Cobos además de ayudar guiando en la expedición se encarga de preparar las comidas. Buena mano tiene el tío. Atún y arroz con tomate con una infusión de muña. También tiene conocimientos de enfermería y primeros auxilios así que me siento más seguro.
Antes de descansar leo un poco y tomo notas sobre el viaje. En las noches hace frío, pero al menos mantiene los mosquitos a raya. Hoy he aprendido a decir en quechua:
¿Qué tal? = Ayiyanchu
Estoy bien = Ayiyami
Hasta mañana = Pacari cama.
A las seis en pie tras cuatro horas de sueño a intervalos. Desayunamos y levantamos el campamento para proseguir la ruta. Rellenamos las cantimploras con el agua del río hervida, pero como estamos a bastante altura y hay menos oxígeno, hierve antes a menos temperatura por lo que tenemos que dejar más tiempo en el fuego para matar las bacterias.
Seguimos el curso del turbulento arroyo de Porcay que desciende hacia el valle donde se junta con el de Totora y otros torrentes hasta convertirse en un verdadero río, el Pampaconas, que discurre desde Toroc hacía el oeste.
Me adelanto y camino solo en compañía de los mosquitos con unas vistas impresionantes con tanta vegetación que bien podría considerarse un parque natural.
Por este camino hace tiempo que no pasa nadie y es frecuente encontrarse árboles caídos que hay que cortar para abrir el paso a los animales. En otra ocasión un derrumbe en el camino hacía intransitable el paso de los caballos y en un santiamén nuestro equipo de apoyo taló un árbol para estabilizar el sendero con sus troncos.
Avanzamos despacio debido a la frondosa vegetación que vamos abriendo a machetazos. Acampamos en mitad del camino, lo que en circunstancias normales podría resultar muy imprudente hacerlo en la selva, pero concluimos que por aquí hace tiempo que no pasa nadie.
Oímos el murmullo del río y mientras limpiamos el terreno y armamos las tiendas, Perci y Tomás bajan a pescar unas truchas que nos cocina Fredy junto con una riquísima sopa de arroz.
– Cuidado donde pones la mano que esto está lleno de bichos. En la oscuridad disfrutamos de una brillante noche estrellada y una coreografía de luciérnagas. Tiempo de descansar y cuando abro la tienda me encuentro un escarabajo y un ciempiés enormes. “¡coño, qué susto! ¿Habrá más?”
Tras un exhaustivo registro me aseguro de que no voy a dormir con más compañía.
Desde las cuatro escuchando las conversaciones de los compis y por fin nos activamos en este miércoles 26.
Igual he dormido rico, aunque al final resultó que no dormí solo. “¿Por dónde se habrá colado este bicharraco?”
A las ocho nos ponemos en marcha, abriendo camino a machetazos en la frondosa vegetación hacia Toroc, paso obligado hacia Patibamba.
Parada técnica para descansar y relajar los pies.

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3.- SELVA, MACHETES Y MOSQUITOS

Seguimos la ruta que desciende desde Totora hasta Toroc por el curso del río Porcay. Observamos el apu Yauriorcco o Cerro Aguja Negra.
Me adelanto en la vanguardia de la expedición para ir despejando el camino de vegetación con el machete.
El sendero es muy estrecho y por un despiste piso en el borde y caigo por el barranco deslizándome de cabeza boca arriba. Instintivamente abro piernas y brazos y varios metros más abajo y unos pocos segundos interminables más tarde, la vegetación me detiene. Un buen susto. Consigo incorporarme y volver al camino sin que nadie se entere. Pero en el lance pierdo la cantimplora y me hago daño
Llegamos a Toroc, hito importante en nuestra expedición por ser un cruce de caminos que resulta ser una cabaña. Desde aquí el río Porcay comienza a llamarse Pampaconas y lo interesante es que los cronistas mencionaban este río. Nicanor se va a tener que ir antes y se incorporan sus sobrinos Juan Gabriel y David para hacerse cargo de los animales.
Con las necesarias precauciones superamos el peligroso paso de Roca, donde Gonzalo Pizarro sufrió una terrible emboscada en 1538 que le obligó a retirarse muchos años antes de la conquista definitiva de Hatun Vilcabamba.
El ejército de Arbieto temerosos de aquel episodio, decide evitar el sendero natural e ir por el río. En aquella ocasión no había ninguna trampa en aquel sitio y el acontecimiento quedaría como una mera anécdota histórica. Sin embargo, lo verdaderamente relevante era que las crónicas mencionaban esa toponimia de origen español que se había mantenido hasta la actualidad y ello permitió a Santiago olfatear el rastro dejado para encontrar el último refugio sagrado de los incas.
Seguimos el cauce del río Pampaconas hacia el oeste entre vegetación selvática y al llegar a Patibamba observamos en las alturas una formación rocosa de estructura semejante a la descripción que hacen las crónicas de Wayna Pukara, la “joven fortaleza” con cuatro baluartes desde la que los incas quisieron emboscar al ejército que se aproximaba a Vilcabamba la Grande. Esta descripción es de vital importancia para poder seguir las huellas de la enigmática ciudad, aunque lo que en verdad pretendía el cronista era dejar contado cómo el orejero Puma Inca, miembro de la corte de Tupac Amaru advierte al ejército español de la trampa que le tenía preparada el inca.
La estrategia era esperar a que el ejército escalara la ladera y bombardearles con cientos de flechas de arqueros de la selva antis aliados que estaban ocultos en la vegetación, mientras desde el cerro les arrojarían grandes piedras. Los que hubieran sobrevivido hubieran terminado en el río y muchos se habrían ahogado por el peso de sus armaduras. Sin embargo, Arbieto advertido de la encerrona consiguió acceder con sus arcabuceros por otro lugar que no esperaban y desactivar la emboscada. Wayna Puccara, el último bastión defensivo antes de llegar a Hatun Vilcabamba, había caído.
Fray Martín de Murúa en su crónica “Historia General del Perú Orígen y Descendencia de los Incas”, en el capítulo LXXXI detalla:
“…..Tenían los indios hecho un fuerte de piedra y lodo, muy ancho, donde estaba la fortaleza con muchísimos montones de piedra para tirar a mano y con hondas, y encima del fuerte, por toda la cuchilla estaban montones de pedregonazos y, encima o detrás de los montones, piedras muy grandes …..lo que tenían trazado y aparejado… que los mataran a todos y los llevarán por delante rodando, y el que dellas escapara con la vida era fuerza venir a echarse en el río, donde se ahogara…, porque había de la otra parte quinientos indios chunchos de los Andes, flecheros que no dejaran a nadie a vida, que a flechazos no los acabaran. Arremetiendo contra el fuerte, y habiendo dado una buena rociada de arcabucería se ganó, habiéndose defendido los indios un rato con ánimo y osadía, y no peligró ninguno de los nuestros, aunque en general se pasó gran trabajo y cansancio, por ser el camino y subida al fuerte tan difícil y agria…”
La “Razón” enviada al Virrey Toledo, describe la fortificación construida por los incas en el llamado “camino de los fuertes”:
“…tenían fortificados los indios del ynga tres cuartos de legua en unos pasos estrechos con muchas galgas y al cabo en un cuchillar tenían hecho el fuerte de una pared de doscientos pasos de largo y dos de ancho almenados para defenderse del arcabucería y con cuatro cubos y gran cantidad de pedrería para echar a mano sobre el camino que vertía a la rivera y antes de un río yantes de un tiro de arcabuz les tenían puestas muchas púas de almas untadas con hierba y UNA PUERTA ESTRECHA SOLA POR DONDE PODÍA ENTRAR UN HOMBRE SÓLO AL DICHO FUERTE”. Aquel lugar coincidía con las descripciones del documento.
Wayna Pukara, o joven fortaleza “…era el fuerte mas principal que lo dichos indios tenían… e ansí que decían que avía diez años que los dichos indios reforçaban y enderezaban para defenderse y ofender”, se detalla en el documento de Probanza de Méritos del capitán Martín García de Loyola, quién al mando de 5 arcabuceros, 25 rodeleros y 50 indios cañaris”, coronó el 21 de junio de 1572, la última gran defensa de la capital Inca. Tras lo cual el ejército continuó su avance hacia Hatun Vilcabamba.
Paramos a descansar y almorzar pasta con arroz y papa nativa. Tras reponer fuerzas continuamos la marcha:
– Tomás Huamán
– Percy Huamanguilla
– Nicanor Champi
– Juan Gabriel
– David Champi
– Fredy Cobos
– Santiago y yo
Una de las mulas se tropieza y cae surfeando por un pequeño barranco. Se pega una buena leche pero parece que no es grave y comienza la misión de rescate.
Da gusto ver trabajar al equipo. Son súper resolutivos y después de mucho esfuerzo consiguen salvar a la mula.
Hace años, en una de sus expediciones, Santiago había perdido el rastro de la última capital inca y justo antes de darse por vencido conoció a una señora que vivía en un valle alejado y recién se había mudado a la ciudad de Pampaconas a casa de un pariente tras haber enviudado. Doña Victoria Palomino le contó en quechua a Nicanor Quispecusi, guía de Santiago, una intrigante historia sobre una montaña a la que subió su hijo en el valle de Patibamba y al bajar narró conmocionado que había visto una serpiente con cabeza dorada. A los pocos días su hijo falleció.
A Santiago le dio mucha pena aquella historia, pero esa señora, sin saberlo había mencionado una palabra importantísima: “Patibamba”. Eso provocó que al año siguiente volviera a coordinar otra expedición para ir a ese lugar mencionado en las crónicas y que no recogía ningún mapa.
Bajamos a pie hasta el río Pampaconas que vadeamos a caballo. Seguimos avanzando por un camino frondoso que vamos limpiando con el machete. Nos estamos retrasando bastante, pero al menos, a la vuelta este trabajo ya lo tendremos hecho.
Hay un huayco o deslizamiento de tierras. Tenemos que hacer un camino por ahí para poder pasar. Un resbalón de animal o humano y no lo contamos. Un poco acojonaos pero allá vamos.
Llegamos a la casa del señor Gerónimo Huamán, único habitante en el valle de Patibamba. Él no se encuentra, pero las naranjas de sus árboles nos regalan un buen chute de vitamina C. Estamos a 1674 msnm.
Montamos las tiendas y entramos en la casa de Gerónimo para hacer un fuego y preparar la cena. Spaguettis con tomate y papa a la huancaína!
A Nicanor le sangra la nariz y Fredy nos deleita con unos cánticos. Me enseñan algo más de quechua entre risas: Huarmita nunani hatun siki ri, which means… Muchacha bonita de culo grande.
Pago a la Pachamama: hojas de coca, tabaco puro, incienso, caramelos de limón, ron e inka cola. Hasta tuve que fumar y beber para pedirle protección a la Madre Tierra. Igual le debía un pago por devolverme sano y salvo tras mi intento fallido de escalar el volcán Chachani el año pasado.
A las órdenes de Martín Hurtado de Arbieto, con Pedro Sarmiento de Gamboa como Alférez Real y representante del Virrey, el cuerpo principal del ejército entró en el territorio de Vilcabamba cruzando el río Vilcanota en Chaullay, y por el valle del río Vilcabamba avanzó hasta Vitcos y después hasta una ciudadela inca llamada Pampaconas donde se preparó el ataque final. Desde allí avanzaron hasta alcanzar el valle de un río llamado también Pampaconas, en el cual los incas habían organizado una gran emboscada en un lugar llamado Patibamba. Donde combatieron para conquistar las fortalezas de Machu Pucara y Wayna Pucara y llegaron al pueblo de Marcanay el 23 de junio. Desde Marcanay, durante la noche, vieron el resplandor del incendio que los incas habían provocado para destruir Hatun Vilcabamba, ante la inevitable llegada de los españoles. Al día siguiente, el 24 de junio, los españoles entraron en Hatun Vilcabamba a las diez de la mañana, todos a pie, porque el terreno no permitía el uso de los caballos.
El canto del gallo nos despierta y a las seis ya estamos en pie. Primera ducha oficial en el caño del manantial y desayuno fuerte. Nicanor sigue sangrando por la nariz y se queda cuidando de los animales en el campamento. Aprovechará para mejorar el camino del barranco para cuando tengamos que volver mañana. Dejamos las tiendas montadas porque hoy vamos a explorar las inmediaciones de Hatun Vilcabamba y volvemos al campamento base en casa de Gerónimo para hacer noche.
Subida en perpendicular muy exigente. Atención a las caídas de piedras que se desprenden. ¡AUCH! Demasiado tarde. Una roca de un palmo cayendo en picado aterriza en mi rodilla y me hace puré. Dejo los bastones que se van enganchando con tanta vegetación y sigo armado con el machete y guante izquierdo. El derecho se lo presto a Fredy que estaba perdiendo una uña.

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4.- PAMPACONAS

La primera vez que Santiago estuvo en el valle de Patibamba oyó que los campesinos de la zona hablaban de unas ruinas incas que no estaban registradas en el catastro arqueológico del distrito, conocidas como Lauramarca o Marcana. Cuando exploró la zona encontrando recintos y tumbas saqueadas, concluyó que por su ubicación y su toponimia sería el lugar descrito en las crónicas de la conquista conocido como Marcanay, donde el ejército de Arbieto descansó la noche antes de la conquista de Hatun Vilcabamba y desde donde pudieron vislumbrar el resplandor de las llamas, debido a que el séquito de Tupac Amaru quemó la ciudad antes de emprender la huida. Y ahí estábamos nosotros… olisqueando la Historia y despejando unas construcciones de vegetación con los machetes a una legua del último reducto inca (unos 5km).
Llegar a este punto era el objetivo y a partir de ahora lo que venga es un regalo. La idea es husmear desde aquí para tratar de encontrar caminos del qhapaq ñan por donde los soldados españoles pudieron acceder a Vilcabamba el día de la conquista. El 24 de julio de 1572 las tropas de infantería de Hurtado de Arbieto entraron caminando en la última capital sagrada de los incas encontrando una ciudadela humeante.
Pedro Sarmiento de Gamboa como Alférez Real plantó el pendón y en nombre del Rey Felipe II tomó posesión de Vilcabamba la Grande.
En su “Acta de Ocupación” menciona que para poder acceder a Hatun Vilcabamba, tuvieron que dejar los caballos en Marcanay ya que el camino era muy angosto. Dejar los caballos suponía no contar con una ventaja competitiva muy poderosa en el combate y además tenían que dejar soldados para vigilar que no los robaran. Por eso Espíritu Pampa no puede ser Hatun Vilcabamba como aseguran otros exploradores como Vincent Lee, ya que a este lugar siempre se ha podido acceder a caballo y en los últimos tiempos hasta en coche.
En el Capítulo LXXXII de la Historia General del Perú del cronista Martín de Murúa se detalla con precisión que el ejército no pudo emplear caballos en la ocupación de la capital inca, porque el terreno no lo permitía: Otro día de mañana, que fue día del Señor S. Joan Baptista veinte y cuatro de junio de mil y quinientos y setenta y dos, el general Martín Hurtado de Arbieto mandó poner en ordenanza toda la gente del campo, por sus compañías, con sus capitanes y los indios amigos, lo mismo con sus generales don Francisco Chilche y don Francisco Cayantopa y los demás capitanes con sus banderas y en ordenanza se marchó llevando el artillería, y caminando entraron a las diez del día en el pueblo de Vilca Bamba, todos a pie, que es tierra asperísima y fragosa y no para caballos de ninguna manera.
Hallóse todo el pueblo saqueado, de suerte que si los españoles e indios amigos lo hubiesen hecho no estaría peor, porque los indios e indias se huyeron todos y se metieron en la montaña, llevando todo lo que pudieron. Lo demás de maíz y comida que estaba en los buhios y depósitos, donde ellos los suelen guardar, lo quemaron y abrasaron, de suerte que estaba cuando el campo llegó humeando, y la casa del Sol donde estaba su principal ídolo quemada. Porque cuando entraron Gonzalo Pizarro y Villacastín hicieron lo mismo, y la falta de mantenimiento les forzó a volverse y dejarles la tierra en su poder, entendieron asimismo que la presente los españoles no hallando comidas ni con qué sustentarse, se tornarían a salir de la tierra y no se quedarían en ella ni la poblarían, y con este intento huyeron los indios pegando fuego a todo lo que no pudieron llevar.”
Encontramos un ushno saqueado en los alrededores de Hatun Vilcabamba. Tomamos coordenadas de la tumba para geolocalizarla en el mapa.
Continuamos trepando y al doctor le pica una avispa. El suelo de musgo está muy resbaladizo y todos nos damos unos cuantos culetazos. Clavo el machete hasta la empuñadura. Muchos mosquitos, pero al menos ni llueve ni hace demasiado calor. Tomamos coordenadas de más rocas en formación que seguramente sean enterramientos, pero no nos detenemos a limpiarlas de vegetación.
Encontramos otro corrimiento de tierras que hay que atravesar con sumo cuidado para no resbalar.
Aprovechamos para almorzar. La verdad es que no tengo nada de hambre, pero tengo mucha sed. Esta es la foto de perfil de mi buen amigo Fredy que hace unos pocos meses se lo llevó un cáncer fulminante
Fredy nos enseña un truco y conseguimos agua pura en las cañas de bambú. Supo a gloria. En esta zona hay algunas variedades peligrosas de serpientes como la marianito o la susupe. También hay varias arañas, pero de momento yo solo veo mosquitos. Muuuchos. Demasiados.
A las 14:20h llegamos a la cuchilla de la ladera.
Para ver mejor trepamos un árbol. Fredy toma una foto de la explanada de Hatun Vilcambamba. Yo todavía estaba escalando el árbol cuando escuché partirse una rama encima de mí. Fue todo muy rápido, pero Fredy había subido tan alto para conseguir la deseada foto que las ramas eran más débiles y cuando quise darme cuenta le vi cayendo al vacío. Yo ya había subido unos 6 metros y él había llegado al menos otros cinco metros más. Cuando estaba cayendo iba partiendo ramas que sirvieron para amortiguar el padre de los golpes. Dios mío, me temía lo peor.
– Fredyyyyyy, ¿estás bien? (Dos segundos eternos de silencio pensando que se había matado)
– Aaaayyy (Bueno al menos sigue vivo). Yamimani, jajajaj. No daba crédito. Esta gente está hecha de otra pasta. La leche que se había pegado el tío y se empieza a reír como si nada. Risa que me sonó a música y a milagro de la Pachamama. Quede aquí constancia que en ningún momento del viaje de vuelta ni siquiera se quejó de alguna molestia. Esta foto la tomamos justo después del sustazo y aún sonreía! ¡Qué grande eres!
Esta es la foto que tomó Fredy por la que arriesgó su vida. A la izquierda de la imagen podéis ver la meseta donde está Hatun Vilcabamba. La capital sagrada donde reinó el último Inca, Tupac Amaru. Ahí está esperando a que se apruebe el gran proyecto de excavación necesario para ponerla a la luz. Hatun Vilcabamba está ubicada en torno al valle de Lugargrande al norte del Nevado Choquezafra, el Apu Principal, la montaña más sagrada de la zona. A ochenta kilómetros en línea recta al oeste de Machu Picchu y a doce kilómetros al este del río Apurímac.
El conjunto arqueológico está formado por el núcleo, la zona religiosa y las áreas agrícolas. La extensión del complejo está descrita por los cronistas en el documento enviado al virrey Toledo tras la conquista, que indica que la ciudad tenía “unas cuatrocientas casas con sus “guacas e idolatrías en una extensión de una legua de largo por media de ancho”.
En otra expedición el equipo de arqueólogos de Santiago excavó tres recintos, los fotografiaron y los volvieron a enterrar para preservarlos. Se estima que haya unos cuatrocientos recintos bajo cinco siglos de vegetación. Otra de las evidencias que apuntan a que ese hallazgo se refiere a Hatun Vilcabamba es el descubrimiento de marcas de hollín en el estrato que correspondería al incendio provocado por los incas en su huida de la ciudad. El carbono 14 de los maderos de algunas construcciones datan la edad del árbol talado a un tiempo preinca, por lo que podría ser que los incas pudieran habitar estas construcciones que se encontraron.
A las 14:40 emprendemos el camino de vuelta.
Vuelta que, aunque trepidante fue bastante dura, escogiendo una ruta alternativa a la ida para evitar el huayco que podía ser peligroso. Parecía suelo firme, pero nos vimos caminando sobre musgo que enterraba gran parte de la altura de los árboles.
Tratamos de no caer aferrándonos a lianas y raíces, pero algunos sustos nos llevamos. Me sorprende la pericia de Santiago moviéndose en este terreno, pero claro tras veintiuna expediciones se encuentra como pez en el agua. – Correeee, que por ahí hay avispas.
– AAAAY!!!! Al menos esa no volverá a picar a nadie más porque quedó apachurrada en mi guante, pero me quedé pensando que mi queja sonó demasiado fuerte, sobre todo teniendo en cuenta que Fredy acababa de caerse de un árbol de más de diez metros de altura y sólo acertó a reírse.
Llegamos a YanaOrko (Cerro Negro), construcción inca que en la expedición del 2006, el equipo de Santiago había desenterrado con Discovery Channel de testigo. Era la residencia del sumo sacerdote y desde donde se cree se adoraba al punchao, ídolo que los incas extrajeron del Qoricancha (Axis Mundi del Tahuantinsuyo). Se cree que el punchao de oro macizo terminó fundiéndose y convirtiéndose en lingotes, probablemente para pagar alguna de las guerras de Flandes del rey Felipe II aunque otra hipótesis señala que está enterrado en algún lugar de la Iglesia de la Compañía en Cuzco…
El objetivo de esta expedición era husmear desde Marcanay el camino que pudo seguir el ejército de Martín Hurtado de Arbieto hacia Hatun Vilcabamba. En los aledaños ya se había localizado el centro ceremonial de YanaOrqo, la casa del Sol, residencia de Tupac Amaru, varios recintos y diversos andenes agrícolas.
El descenso está siendo complicado porque la pendiente es pronunciada y resbaladiza. Tratamos de agarrarnos a lianas frescas porque si te confías y te aferras a una rama seca se puede partir y llevarte un culetazo. A veces incluso surfeamos el barro o nos tiramos como tobogán cuando veíamos un árbol con pinta de podernos detener y no romperse al chocar.
Las lianas se me enredan por el cuerpo. Mi machete necesita ser afilado. Ya no corta y solo consigo romper ramas secas. Seguimos bajando algo preocupados porque no encontramos el camino de vuelta. Estamos tratando de encontrar el rastro de ramas frescas macheteadas por donde habíamos subido, pero sin éxito. Igual Fredy nos anima diciendo “Vamos bien, vamos bien”. Vemos marcas de garras de osos que arañan árboles para marcar su territorio. Sorprendido por un lado y por otro preocupadillo pensando en la peli de El Renacido de Leonardo di Caprio
Se empieza a ir la luz y todos nos preocupamos por la idea que sobrevuela en nuestras cabezas de tener que hacer noche en el monte. Respiramos cuando David encuentra un árbol fresco recién macheteado y por fin encontramos la senda correcta por la que habíamos venido. Llegamos a Marcana camino al campamento base. Con menos luz, pero al menos ubicados. Lo celebramos con el último trago de agua que estábamos dosificando.
La pendiente es muy pronunciada y casi en penumbra es difícil distinguir entre ramas secas y frescas, por lo que aumentan las caídas, resbalones y culetazos.
Los últimos quince minutos los recorrimos de noche cerrada con la luz del frontal que atraía a millones de insectos que se te posaban en la cara. Era preferible apagarlo cuando conseguías acostumbrar al ojo y seguir a oscuras en las zonas con menos peligro.
De pronto un arroyito. Estamos cerca… A las 18:18h llegamos al campamento en casa de Gerónimo.
Nicanor nos recibe con unas limonadas que saciaron nuestra sed.
Estamos exhaustos y después de contar las batallitas de un día inolvidable, nos vamos a la tienda a descansar. Nos despedimos de Perci y Tomás que se vuelven a Totora muy temprano. Pacari cama…. Estoy agotado. Esta noche no leo zzzzzzz. A la media hora de estar en el saco comienza a llover. Supongo que todos estaríamos pensando lo feo que se hubiera puesto si al final hubiéramos tenido que dormir al raso en el monte. Una vez más… Gracias Pachamama por habernos cuidado.
Menuda nochecita! No conseguí pegar ojo. Lo que parecía una lluvia pasajera terminó convirtiéndose en una tormenta que descargó una buena tromba de agua durante toda la noche. Y lo peor es que la tienda de campaña que me había prestado mi amigo Toni tenía malogradas las selladuras y me entraban goteras. Con el poncho pongo a cubierto móvil, cargador y algo de ropa seca… y a esperar en mi spa con cascada.

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5.- RUTAS INCAS NO REGISTRADAS

Levantamos el campamento, último asalto a los naranjos de Gerónimo, le dejamos una buena propina con un mensaje de agradecimiento firmado por Santiago en la mesa de su casa y partimos de vuelta.
Como Nicanor lo había estado arreglando mientras explorábamos, el camino está mucho mejor y los animales pasan sin problemas. Aunque el barranco igual impresiona un poco.
La ruta de vuelta es más sencilla porque ya está macheteada. Volvemos a cruzar el río Pampaconas.
El resto del camino hasta Toroc lo hacemos a caballo, bajando en los tramos más complicados. Árboles caídos que no siempre se pueden saltar y a veces hay que remangarse a talar. Jamás pensé que hubiera podido pasar a caballo por sitios por los que terminé pasando. En varias ocasiones hubiera firmado caerme y romperme un brazo a la incertidumbre de despeñarme por un acantilado y matarme. Ozú qué miedito pasé.
Varios sustos: estribo enganchado en ramas que casi me derriban, algún desboque del caballo que se pone a galopar sin permiso cuesta abajo, se rompe la atadura de la montura y casi caigo. Mirando el paisaje me despisto y una rama me da en un hombro y casi me derriba, pero quedó en otro susto. En las subidas estribos para atrás y cuerpo hacia delante y en las bajadas estribos adelante y cuerpo hacia atrás y así, más o menos voy tirando.
Este paseo lo estoy disfrutando muchísimo. El paisaje es de cuento y las gotas de agua de la tormenta de anoche abrillantan el verdor de la vegetación. Lo estamos disfrutando más porque el camino es el mismo por el que vinimos y está más despejado. Sol y arco iris. ¡Una pasada!
Santiago es una caja de sorpresas: Experto jinete y maestro de esgrima.
Llegamos a Toroc y descargamos los bártulos de las mulas. Los chicos se van a pescar la cena y nos quedamos montando las carpas dentro del cobertizo.
Según encendemos una fogata para secar la ropa y entrar en calor, se pone a diluviar. La verdad es que el tiempo nos está respetando y espera a llover a que estemos a cubierto. Partidas de escoba, ajedrez, charla al calor de la lumbre y nos cenamos las truchas que nos cocina nuestro querido chef Fredy.
Santiago saca el “botiquín” reservado para ocasiones como ésta: Surtido de ibéricos que resucitan a un muerto. A la cama a descansar que mañana va a ser un día duro de regreso.
Nuestra aventura comienza en Huancacalle porque Santiago tiene los contactos de confianza para emprender la expedición con más garantías de éxito.
(cobosexpeditions). Hace unos años llegó la punta de carretera al pueblo de Chancavine que se encuentra más cerca de Toroc, pero lo cierto es que la zona está bajo la influencia de narcomafias y estaría más complicado obtener suministros y personal para que nos apoyen.
Es sábado 29 de junio. Son las seis y suena diana.
No he dormido mucho, pero estoy seco. Además, ha salido el sol. Bajo al río para lavarme la cara y rellenar la cantimplora. Desayunamos un té con galletas, desmontamos las carpas, cargamos las mulas y a las 8:30 nos ponemos en marcha.
Dura subida a caballo con una pendiente muy pronunciada. Espectaculares vistas del Wayna Puccara.
Parada a descansar y tomar un chocolate.
Merecido descanso que aprovechamos para almorzar y coger fuerzas con unas vistas de fábula.
Continuamente se nos enganchan ramas en las mochilas y nos llevamos un susto cuando Santiago se cae del caballo. Oye, como si nada. Se levanta y se vuelve a montar. Creo que yo me asusté mucho más que él. De hecho, creo que fui el único que se asustó.
Seguimos ascendiendo por el cerro Usnuyoc inmersos en una densa neblina y un fino txirimiri.
Me preocupa un poco el huevo que me ha salido en la rodilla del golpe de la piedra que me cayó ayer. Tengo espinas clavadas en las manos, sarpullidos de picaduras de mosquitos, me sigue molestando el golpe en la costilla.

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6.- LA VUELTA ES MÁS FÁCIL

Estoy muy sucio y cansado. Pero al menos no me duele el aguijón de la avispa.
Además, estoy feliz con una sonrisa en la cara por haber podido ver con mis propios ojos la explanada de Hatun Vilcabamba.
Continuamos la marcha de vuelta hacia el pueblo de Pampaconas.
Llegamos a unas graderías enormes y para subirlas desmonto y continuo a pie tirando de las riendas del caballo que parecía exhausto. Postes de electricidad: ¡civilización! Nos cruzamos con paisanos: “Ayiyanchuuuuu”
Por fin llegamos atardeciendo a Pampaconas, pequeño pueblo de gran interés histórico. Aquí se realizaron negociaciones de paz entre el inca Sayra Tupac y Juan de Betanzos, quechua parlante y casado con Cuxirimay Ocllo de la realeza incaica.
En 1569, la corona española reinicia las negociaciones de paz y envía Diego Rodríguez de Figueroa bajo el gobierno de López García de Castro para entrevistarse con el inca Tito Cussi quien mostró su fuerza con un desfile militar para intimidar.
Hablando de Acuerdos de Paz hay que mencionar el Tratado de Acobamba donde se ponía fin a las hostilidades y el inca Tito Cussi acepta el catolicismo recibiendo el bautismo con el nombre de Diego de Castro y permite la entrada de misioneros, lo que no cayó bien entre los curacas más radicales.
Conseguimos una movilidad que nos lleva a Huancacalle mientras Nicanor y Juan Gabriel llevan a pie los animales. Esta noche dormiremos entre sábanas en el hostal de la señora Cobos en Huancacalle. Qué ganas de duchita! En seis años trabajando en Ebrofoods, es la única vez que pido apoyo a mis compañeros para que me hagan la cobertura por no haberme podido conectar. Me pongo al día de trabajo, una colada de ropa, pagamos al equipo lo acordado y les regalamos material que seguro disfrutarán más que nosotros. Santiago se encuentra con Nicanor Quispecusi, amigo personal y guía de varias expediciones a quien Victoria Palomino le contó la historia de su hijo en el valle de Patibamba. Nicanor quedó fascinado al ver su nombre escrito en su libro que le regaló.
La Municipalidad Distrital de Vilcabamba en reunión plenaria celebrada en Pucyura aprobó por unanimidad apoyar el proyecto de excavaciones para recuperar y poner en valor los restos de Hatun Vilcabamba.
La Casa de Labañou donada por la ONG fundada por Santiago a la municipalidad del distrito como Casa de la Cultura.

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7.- DIVULGANDO

El 2 de Julio, Santiago presentó los resultados de sus investigaciones sobre Hatun Vilcabamba en el Auditorio Municipal del distrito de Vilcabamba en Pucyura introducido por el alcalde Justo Condori Luque.
Al acto acudieron muchos amigos que habían participado en las diecisiete expediciones arqueológicas que Santiago dirigió en ese territorio. También asistieron profesores y estudiantes de centros educativos y hasta una representación de campesinos del pueblo de Totora que abarrotaron el auditorio.
Los padres de familia de la Institución Educativa Nacional Nº50323 de Huancacalle, con su Presidenta Ruth Mery Pantoja y su Asesora Bertha Quispicusi Dueñas, comunicaron a Santiago que le habían nombrado Padrino General de los alumnos de la Promoción 2019 que recién culminaban su ciclo de Primaria. Será la PROMOCIÓN SANTIAGO DEL VALLE DESCUBRIDOR DE HATUN VILCABAMBA
Santiago emocionado firmando autógrafos como una Rock Star a los alumnos del colegio de Huancacalle, como padrino de la promoción que llevará su nombre.
Santiago presentando sus trabajos de investigación sobre Hatun Vilcabamba en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional San Antonio Abad en Cuzco (UNSAAC) en el programa de actos conmemorativos de su Bicentenario. Como maestros de ceremonia presentaron y comentaron el acto el antropólogo David Ugarte y el arqueólogo Wilber Bolívar.
Entrevistas en medios de comunicación a Santiago poniendo en valor sus investigaciones sobre el último refugio sagrado de los incas.
Santiago del Valle ganador del Premio de la Sociedad Geográfica Española del 2008 como viaje del año.
Hatun Vilcabamba se encuentra a 80km al oeste de Cuzco y curiosamente en la misma latitud y misma altitud que Machu Picchu. Además, sus apus principales (Choquezafra y Salcantay) se encuentran alineados de igual forma al suroeste de sus respectivas ciudadelas. A principios del s.XX, el profesor norteamericano Albert Giesecke ocupó el cargo de rector de la UNSAAC y habló a Hiram Bingham de la ubicación de un increíble sitio arqueológico que algunas personas conocían pero que hasta ese momento nadie había difundido.
La recuperación de Hatun Vilcabamba no debe retrasarse más. Es necesario que se reactive el gran proyecto de excavación para dar a conocer al mundo este histórico lugar, considerado por los expertos como uno de los grandes misterios de la arqueología.
Los trabajos de exploración contribuirán a reactivar la economía tan depauperada en la región del VRAEM y mejorar las condiciones de vida de la población de este territorio olvidado entre las regiones de Cuzco y Ayacucho con tantos reclamos culturales.
La ruta de la conquista debería pasar por Wayna Pukara- Patibamba-Markanay-Hatun Vilcabamba-Pampaconas. Este sería un gran destino de viaje de aventura, cultural y natural que podría complementar al circuito arqueológico de Machu Picchu, Vitcos y Choquequirao pudiendo incluso “cuadrar el círculo” con Espíritu Pampa.

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Resumen de los trabajos de investigación en la explanada de Hatun Vilcabamba.

Por otra parte, Santiago acaba de publicar un nuevo libro llamado “De Machu Picchu a Hatun Vilcabamba” dando a conocer la relación sagrada entre ambos emplazamientos que se encuentran en la misma latitud y lo que parece más sorprendente a casi la misma altitud (2430-2450 msnm). Además, sus apus principales (Salcantay y Choquezafra) se encuentran alineados de igual forma al suroeste de sus respectivas ciudadelas y sus santuarios sagrados al norte (Huayna Picchu y Yana Orqo). ¿Casualidad?

Esperemos que este libro ayude a impulsar el interés del Ministerio de Cultura y tan pronto sea posible podamos ir a excavar. Lo que supondría la activación económica de la región tan depauperada, el orgullo patrio para todo el Perú y una suerte para el mundo que será testigo del alumbramiento de una nueva joya del rico tesoro peruano.

Ya estamos trabajando en una nueva expedición para acceder a Vilcabamba la Grande desde Ayacucho lo que también pondría en valor otras rutas turísticas. Pero esta es otra historia que ojalá os la pueda contar pronto.

Si queréis más información sobre este descubrimiento, podéis visitar la página web: www.vilcabamba.es

Alberto.

MEDIOS

Entrevistas en medios de comunicación a Santiago poniendo en valor sus investigaciones sobre el último refugio sagrado de los incas.