¿Os apetece acompañarnos en un viaje en el tiempo a través del desierto saudita?

Una de las expresiones artísticas que más nos entusiasman son los petroglifos y estábamos en una zona rica en esas reliquias del pasado. Cuando Abdulá se enteró de nuestra pasión… se puso manos a la obra para que pudiésemos alcanzar esas joyas ancestrales de su tierra en el desierto de Hima, a 120 km al norte de Nayarán.

Con Abdulá, dejamos nuestro exuberante oasis de Nayarán para introducirnos en el desierto puro y duro. Entre rocas y arena se nos va revelar en la zona de Hima, otro de los maravillosos tesoros que posee Arabia Saudita y que se ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

Entrando en los “libros de piedra”.

Lienzos pétreos para la eternidad.

Historia en medio de la nada.

Hace más de 7.000 años, la vida silvestre y el agua cubrían las resecas arenas del desierto por el que avanzamos. Todos los seres vivos que disfrutaban de un bucólico ecosistema fueron desapareciendo poco a poco con la desertización. Afortunadamente, los diversos episodios de la historia que se fueron sucediendo a lo largo de milenios, quedaron plasmados en las rocas por sus sagaces habitantes. También   pastores nómadas, viajeros, comerciantes, ejércitos… fueron dejando su huella mediante inscripciones y petroglifos en un entorno que iba mutando.

Este legado de arte rupestre muestran representaciones humanas, de animales, de caza, estilos de vida, miles de inscripciones escritas en arcaicos y lejanos idiomas hablados a lo largo de muchos siglos (arameo-nabateo; thamúdico preislámico, griego, árabe clásico…). Una extraordinaria biblioteca de innumerables y compactas páginas de piedra.

Incluso algunos de los antiquísimos pozos de 3.000 años de antigüedad, que proporcionaban su inestimable sustancia vital a las caravanas, siguen proporcionando agua dulce sin interrupción.

No nos digáis que no es prodigioso poder transportarse al pasado a través de las páginas pétreas de este portentoso tesoro al aire libre. Para nosotros fue una jornada inolvidable junto a nuestro amigo Abdulá, que sorprendentemente nunca había recorrido este asombroso lugar. Lo conocimos juntos, ¡qué maravilla y qué bonito recuerdo para todos!

Abdulá, siempre impecable… ¡hasta para ir al desierto!

Cada piedra… una página de historia.

Cada piedra… una página de historia.

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