Pero AL ULA no solo cautiva por las milenarias e insólitas tumbas de la nabatea Hegra. La inmemorial necrópolis se ubica junto a un espectacular oasis. Un mar esmeralda de infinitas palmeras, encajado en un laberinto de poderosas murallas naturales de un dorado embriagador, inundan imponentes cañones donde las viejas construcciones de arcilla del pasado vuelven a cobrar vida.

Por el oasis y el desierto de rocas doradas, como un niño con plastilina entre sus manos, la naturaleza ha ido modelando cada roca durante miles de años y se han transformado en esculturas naturales donde el hombre también ha querido expresar su capacidad para crear.

Al Ula… mucho más que un oasis.

Un laberinto de rocas esconde un paraíso terrenal.

En medio del desierto, arte contemporáneo.

El hotel acristalado Maraya, que se ha convertido en una imagen icónica de la arquitectura moderna del s. XXI, está engarzado sorprendentemente al legendario oasis de Al Ula. La creación del arquitecto ha evitado invadir con su moderno diseño el hermoso entorno natural que le rodea. Totalmente cubierto de espejos, su configuración refleja la belleza de la  naturaleza donde ha sido ubicado para simplemente mimetizarse con su entorno o… para atrapar un pedazo de desierto en otra dimensión.

Paseando por la antigua Al Ula.

Una exposición itinerante llamada “Desert X”, como una caravana del pasado cargada de especias y perfumes, recorre con sus obras artísticas los cañones y valles que forman el oasis. Artistas de diferentes tendencias han reinterpretado con su particular visión los elementos que componen el privilegiado lugar en el que nos encontramos. Y alternando con el arte contemporáneo… petroglifos que se pierden en la noche de los tiempos, manos del pasado que nos deleitan con escenas y escritos muy longevos.

Como una serpiente zigzagueante, la carretera azabache que parte del oasis de Al Ula corta el dorado que nos envuelve, se abre ante nosotros indicándonos la ruta que debemos seguir sobre su rugosa piel asfáltica. Avanzamos entre las formaciones rocosas de arenisca que caracterizan el entorno que envuelve esta nueva etapa por el desierto saudita.

“Elephant Rock”, arte de la naturaleza.

¡Maravillosa naturaleza!

Maraya, el desierto atrapado.

Nos rodea un universo fantástico modelado durante miles de años por ese gran escultor que es la naturaleza. Serán nuestros escoltas por el trayecto que hemos emprendido hacia un nuevo destino.

Pero abandonamos la ruta principal para penetrar por una ingrata pista que se adentra en el desierto para alcanzar una joya que custodia celosamente: el Rainbow Arch Rock (la Roca Arco Iris).

Estamos inmersos en un deserto que no tiene ni un kilómetro de monotonía. Nos detenemos maravillados ante esta imponente obra de la naturaleza que emerge con personalidad propia. Se yergue impasible, ajena a ser la radiante estrella involuntaria en este universo rocoso.

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