Tras mil pruebas llevando casi al límite el nuevo vehículo 4×4 por Marruecos, nos lanzamos con mucha ilusión y con todo lo aprendido… a una nueva gran ruta: la RUTA ARABIA.

Iniciamos realmente dos rutas, la segunda enlazará con la primera por una zona muy, muy diferente. Pero centrémonos en la primera ruta.

El objetivo de la RUTA ARABIA es explorar los países de la península arábiga a los que no pudimos acceder durante la Ruta Gengis Khan.

La etapa más enigmática es recorrer todo Irak. Durante la Ruta Gengis Khan recorrimos el norte de Irak (Kurdistán) pero en el sur del país (Irak Federal) todavía combatían contra el ISIS y no se concedían visados. Ahora, el primer objetivo de la ruta es cruzar los “dos Irak”. En el Irak Federal (la zona árabe), hay infinitos controles y no hay que acercarse a ciertas zonas, pero todo indica que si se respetan ciertas normas y se usa el sentido común… se puede cruzar.

Con esta introducción… ¡COMIENZA LA RUTA ARABIA!

En la ruta hacia Arabia, Turquía es paso imprescindible y nos vuelve a encandilar. Hemos recorrido su fascinante territorio de norte a sur y de oeste a este en muchas ocasiones. Confirmando una y otra vez que siempre hay nuevos rincones por descubrir donde la historia, el arte, la arqueología, los paisajes, la comida y por supuesto la calidez y simpatía con la que siempre somos recibidos por los turcos, nos permite seguir enamorándonos de ella. Avanzando por el sudeste de Anatolia, una zona menos conocida y transitada, sabíamos que íbamos a seguir descubriendo nuevos rincones que no iban a dejarnos indiferentes.

Estamos impacientes por regresar a Asia, nuestro continente favorito.

Los ferries de Barcelona a Civitavecchia (Italia) y luego el de Brindisi (IT) a  Igoumenitsa (Grecia) nos hacen ganar tiempo, nos dan comodidad, son 1.500 km menos y al precio que está el gasoil y los peajes… merece la pena.

Y además… ¿a quién no le gusta pasear por la cubierta de un barco y mirar la inmensidad del mar que se pierde en un infinito horizonte?

Mardin, la “Ciudad del Sol”   

Sanliurfa   

Sanliurfa   

Entre todos ellos nos atrapó la bella “Ciudad del Sol”: Mardin. Entre los ríos Tigris y Éufrates y etapa de la Ruta de la Seda, su historia se pierde en la noche de los tiempos.

Sanliurfa, “la Ciudad de los Profetas”, rememora leyendas del profeta Abraham bajo los estilizados y típicos minaretes turcos que despliegan en el interior de las mezquitas una explosión brillante y colorida de arte islámico mientras los feligreses cumplen con sus rezos devotamente.

A la sombra de los incontables minaretes que conquistan todo el territorio turco hemos seguido el rastro de unos sorprendentes y antiquísimos pueblos siriacos ortodoxos, cuyas tradiciones intentan subsistir tras las duras tragedias vividas a lo largo de la historia y especialmente durante las décadas de los 80 y 90 del s. XX.

Los monasterios de Mor Hananyo (Deyrulzafaran), Mor Gabriel, la Iglesia de los 40 mártires de Mardin, Mor Abraham… y especialmente las callejuelas de piedra de la asombrosa Midyat, repleta de iglesias y monasterios siriacos entre elegantes casas de piedra de rancio abolengo.

Aún usan un idioma surgido hace más de tres mil años, el arameo, hablado por Jesús. Nos enseñan llenos de orgullo las biblias en arameo.

La diáspora de los cristianos ortodoxos sirios sitúa a unas 300.000 almas fuera de su hogar mientras tan solo unos 4.000 permanecen en esta región del país, la mayoría de ellos infatigables y sencillos agricultores.

Mydiat

Monasterio Mor Hananyo     

Monasterio Mor Gabriel                           

Y por supuesto, siempre que podemos nos zambullimos en los laberínticos zocos, un cúmulo de sensaciones se adueñan de nuestros 5 sentidos y… ¡somos felices!

Mosaicos romanos de Zeugma

Tras el carrusel emocional de los zocos, nada mejor que la parsimonia de los yacimientos arqueológicos y museos. Tenemos debilidad por los mosaicos y el extraordinario museo de esta expresión artística en Gaziantep, nos transporta a los tiempos romanos de Zeugma, levantada sobre una villa fundada por uno de los generales de Alejandro Magno a orillas del Éufrates.

La cautivadora Turquía ha sido en esta ruta el “aperitivo oriental”, Irak nos espera al otro lado de la frontera.

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