Alcanzar NAYARÁN a 1.295 m. de altitud, junto a la frontera con Yemen, por las exuberantes montañas de Sarawat y sus originales edificios tradicionales de barro de cuatro pisos nos trae muchos recuerdos. Yemen lo recorrimos con nuestro 4×4 hace varios años durante la expedición “Ruta de la Reina de Saba”, publicando el libro “Tras las huellas de la Reina de Saba”. Actualmente el país está sumido en una trágica guerra fratricida.
Fue una parada vital a lo largo de los siglos en la legendaria Ruta del Incienso por la Arabia Felix. Conectando la antigua civilización yemenita con el Mediterráneo a través de los países de la Media Luna.
Nayarán, el “Yemen Saudita”… en paz.
Nuestro hogar con gran “jardín” en el inmenso oasis de Nayarán.
Vergel de Nayarán, protegido por sus habitantes y… ¡la naturaleza!
La propia ciudad fue un importante centro productor de los aromáticos incienso y mirra. También fue el hogar de antiguas comunidades judías y cristianas hasta que el Islam los conquistó y sometió a cambio de protección y ceder una cuantiosa parte de sus beneficios.
El fuerte Emara, con sus gruesos muros protectores del s. XIV, se construyó como sede del emirato y residencia de la familia de un poderoso príncipe.
El barro que modeló el elegante y majestuoso Palacio Al Aan, cobró vida en el s. XVII. Los troncos y hojas de palmeras sostienen los techos de sus numerosas habitaciones decoradas profusamente.
Su peculiar arquitectura tradicional, las vistas hacia el palmeral y las montañas de casi tres mil metros que rodean este oasis, definen la personalidad de la legendaria ciudad.
Para explorar detalladamente toda esta zona de Arabia Saudita, establecemos nuestro campamento en un maravilloso parque rodeados de árboles y vegetación. Unos cuantos gatitos zalameros nos hacen compañía en los momentos de trabajo o de relax, reponiéndonos de las largas caminatas.
Palacio Al Aan, salones sencillos pero muy coloridos.
En el oasis de Nayarán, el pasado sigue estando muy presente.
Nayarán, imposible no recordar Yemen.
Galería
