Cristóbal Colón y el mito colombino

La exposición recientemente celebrada en el Museo Naval de Madrid ha conmemorado los quinientos años de la muerte de Colón en Valladolid el 20 de mayo de 1506. Su título, “Cristóbal Colón y el mito colombino” respondía a su intención de examinar la figura y los hechos de Cristóbal Colón a la luz de las distintas acepciones que tiene la palabra mito. Para ello se han expuesto exclusivamente los abundantes fondos que sobre el tema posee el Museo Naval y sus museos periféricos.

No cabe duda de que el proyecto presentado por Colón a los reyes Católicos era, de forma deliberada o no, un mito, es decir, un relato o noticia que desfigura la realidad, y le da la apariencia de ser más valiosa o más atractiva. Iluminado por este mito, el marino genovés intentaba llevar a cabo su plan de llegar a Oriente por Occidente, a las tierras de Cipango, y visitar los lugares gobernados por el gran Khan de Marco Polo. Mientras los turcos cerraban a los venecianos y genoveses la ruta mediterránea de las especias, y los portugueses descubrían otra ruta mucho más larga para llegar a Asia, Colón aseguraba que, aceptando la esfericidad de la Tierra y la existencia de alguna isla que pudiera servir de escala, era posible al canzar la India por una ruta occidental que evitaría el peligro de los turcos y no colisionaría con los intereses portugueses, establecidos en los tratados firmados entre las dos monarquías ibéricas.

A pesar de lo erróneo de sus cálculos, los descubrimientos científico-técnicos aplicados al desarrollo de la navegación y el apoyo económico-político de la nomarquía de los reyes Católicos, hicieron posible comprobar que sus teorías, contaminadas por ficciones tardo medievales y religiosas, eran erradas, pero resultaron tan afortunadas que cambiaron el futuro de la Humanidad.

Si el plan de Colón estaba inmerso en el mito, también su figura fue mitificada a lo largo de los siglos y especialmente en el XIX, auspiciada por el movimiento romántico europeo, una de cuyas manifestaciones fue el auge de la novela y la pintura histórica. Efectivamente, la revitalización romántica de la figura de Colón en la literatura fue iniciada por Walter Scott, seguido por Washington Irving, Fenimore Cooper, Angelo Sanguinetti, Alphonse de Lamartine y un largo etcétera. En los mismos años en que Washington Irving estaba en España trabajando en sus obras, “Vida y viajes de Cristóbal Colón”,publicada en 1827 y “Viajes y descubrimientos de los compañeros de Colón”, publicada en 1831, el marino y académico de la Historia Martín Fernán dez de Navarrete es taba inmerso en la publicación de su inmensa obra, “Co lección de los viajes y descubrimientos que primer tomo apareció en 1825.

LAS TRES FACETAS DE CRISTóBAL COLóN

La exposición celebrada en el Museo Naval dividió sus fondos en tres ámbitos para explicar tres facetas distintas del personaje. El primero, denominado, “El entorno cortesano de Cristóbal Colón”, daba una visión de Colón en la Corte de los Reyes Católicos y de su bagaje profesional como marino, tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico, mostrando una serie de embarcaciones y artillería de la época junto con documentos y personajes con los que se relacionó.

En el segundo, dedicado a “Cristóbal Colón y el mito romántico”, se pretendía mostrar las distintas representaciones, conmemoraciones e interpretaciones de la figura de Colón, realizadas durante el siglo XIX bajo el prisma y las características del movimiento romántico, y que tuvieron su cenit en la celebración del IV centenario de su hazaña. En ella podemos destacar el expediente del traslado de los restos de Colón, de Santo Domingo a La Habana, con motivo de la cesión de una parte de la isla a Francia en 1777, y el expediente del segundo traslado desde La Habana a Sevilla en 1898 junto con un modelo del aviso Giralda que los remontó por el Guadalquivir hasta Sevilla. La importante colección de medallas conmemorativas de Colón que conserva el Museo Naval y de dibujos interpretando su vida, también fueron reunidas en esta segunda zona de la exposición.

Por último, bajo el título “Tiempo de descubrir”, se agruparon los fondos que conserva el Museo Naval sobre la materialización de su plan y su llegada a las que consideraba las Indias, error que nunca abandonó. En ella se expusieron los tres modelos de las carabelas en las que realizó su primer viaje, utensilios que conformaban la vida a bordo de las tripulaciones, artefactos similares a los que encontraron en sus intercambios con los indios, instrumentos náuticos, mapas y cartas náuticas que facilitaron su navegación y confirmaron sus ideas geográficas. Entre todas estas piezas, la carta de Juan de la Cosa de 1500 donde se describen gráficamente las tierras descubiertas, constituyó el eje central de la exposición, ya que muestra un posible mundus novus en abierta discrepancia con el mito geográfico que movió a Colón.

La exposición del Museo Naval forma parte de los numerosos actos que se han venido realizando con motivo del V Centenario de la muerte del Cristóbal Colón. Al estar formada por piezas pertenecientes a los fondos del Museo, y a sus museos periféricos, permitirá a quienes se interesen por el tema, acercarse al tema del mito colombino en otro momento, una vez finalizada la exposición. Un amplio catálogo recoge las principales piezas expuestas, así como un interesante trabajo de Anunciada Colón de Carvajal sobre la peripecia vital del descubridor y otro de la bibliotecaria del Museo Naval, Nieves Rodríguez Amunátegui sobre los fondos bibliográficos colombinos conservados en este centro. Además, se añade como apéndice una relación de los fondos documentales sobre el tema, tanto bibliográficos como manuscritos e iconográficos que posee el Museo Naval, hasta 1900.

Maria Luisa Martín Merás