Miguel Gutiérrez Garitano nos da claves para buscar financiación a tus proyectos
“No hay piedra filosofal, solo imaginación, ilusión y trabajo.”
Descubrir unas ruinas incas, navegar por el ártico documentando el cambio climático, atravesar la selva para fotografiar su fauna, seguir los pasos de un explorador del siglo XVI… cuando hablamos de una expedición, las imágenes que se nos vienen a la cabeza son las más evocadoras, las que asociamos directamente con lo que entendemos por pura aventura.
Pero todo esto está estrechamente ligado a cosas tan poco excitantes como hacer números, elaborar dossieres, pedir entrevistas, llamar a puertas, enviar mails, rehacer presupuestos… Y aunque tenemos claro que es uno de los puntos más importantes a la hora de montar una expedición, no es lo primero que evocamos. De todo esto trata Explorãre, de tener en cuenta todos los aspectos a la hora de conseguir una buena organización.
Para abordar el áspero tema de la financiación hemos tenido la oportunidad de charlar con Miguel Gutiérrez Garitano. Directo, sin paños calientes y, hablando desde su vasta experiencia, es claro: “no hay piedra filosofal. Hay mucho trabajo, imaginación, ilusión y también saber reconvertirse”. Se pueden hacer cosas con capacidad de adaptación – afirma – de hecho le avala una experiencia heterodoxa en la que reconoce continuos cambios de guion.
Con espíritu didáctico, Miguel, describe tres grandes parámetros muy relacionados entre sí a tener en cuenta antes de montar una expedición: edad, objetivo y calidad. Y recalca una clave fundamental: el primer proyecto es importantísimo. Cuando eres joven y quieres empezar en este mundillo, tienes que tener claro que tu primer proyecto tiene que tener calidad. Es fundamental trabajar el proyecto sin prisas y sin precipitarse. Garitano ilustra sus reflexiones con ejemplos: uno de los primeros viajes de Ramón Larramendi fue de 3 años a través del ártico, una apuesta totalmente espectacular; Fernando Garrido batió un récord de permanencia en altura en el Aconcagua que le permitió financiar diez años de expediciones posteriores. Miguel también pone ejemplo en primera persona: su primer proyecto fue un libro y para poder hacerlo trabajó muchos meses como chatarrero; después lo presentó a una editorial y después a un premio literario que ganó.
Marcar la diferencia
Según sea el objetivo, los caminos que se abren son distintos pero la máxima siempre es la misma: marcar la diferencia. Con proyectos documentales podemos pensar en concursos y festivales audiovisuales en los que conseguir financiación; con libros se pueden optar a premios literarios; o con exploraciones auténticas, a becas como las de National Geographic, la Royal Geographical Society o Rolex.
Se abren otras vías de financiación cambiando el punto de vista ¿por qué no formar parte de la expedición de otra persona? Es una vía que se utiliza mucho: poner parte de la financiación y participar en esa expedición. Para ilustrar esta posibilidad, Miguel Gutiérrez Garitano tira de Historia, que para eso es historiador y ratón de biblioteca: Manuel Iradier contó en su expedición a Guinea con Amado Osorio porque este último aportó 5.000 pesetas por participar en su proyecto.
Hay profesiones que permiten trabajar y realizar proyectos como puede ser el caso de la cooperación con los médicos o con profesiones de tipo “manitas” como electricistas, fontaneros, etc. O gente preparadísima que hace sus propias rutas y se reconvierten en agentes de viajes.
Los patrocinios y el micromecenazgo
Cuando se busca financiación hay que tener claro que lo que puedan aportar las empresas tiene que tener un retorno, una retroalimentación, un beneficio mutuo. Y para llegar a este punto hay que trabajar, y mucho: hay que preparar buenos dossieres, presentar las cosas claras y buscar el tú a tú. Es fundamental saber qué es lo que les gusta a los empresarios que toman la decisión; la mayor parte de las veces que se apoya un proyecto es porque a esos mismos empresarios les apasiona ese fin, o que la empresa está comprometida con ese objetivo, como puede ser el del gran desafío del siglo XXI que es el del cambio climático.
Y no hay retos imposibles, nuevamente Miguel ilustra esta afirmación con un episodio histórico: Shackleton puso en marcha una expedición en plena Guerra Mundial: estableció una agencia y trabajó para conseguir la financiación.
El micromecenazgo y las plataformas de crowdfunding son una gran opción para financiar tu proyecto. A través de ofrecer un servicio al público, te dan las aportaciones una vez llegas a un objetivo. Chapas diseñadas por el propio equipo, cuchillos con nuevas funcionalidades fotografías de autor… son algunos de los regalos que ofrecían desde el equipo de Miguel Gutiérrez Garitano para conseguir el presupuesto necesario para poner en marcha una de sus expediciones.
Pero hay más opciones: muchas veces se llega a acuerdos con empresas por los que te abaratan productos o te regalan otros como cámaras fotográficas, etc.
Miguel, además, explica cómo organiza multitud de iniciativas: semana vasca de la exploración, premios y diversas actividades con la Sociedad Geográfica La Exploradora con las que no obtiene dinero directamente pero genera actividad para alimentar el fuego de los viajes. Trabajan para otros pero – afirma- da mucha felicidad cuando veo a la gente disfrutar…. Espíritu inquieto, sin duda, el de este explorador, escritor y viajero que ha llevado a cabo, de momento, 13 expediciones y que concluye nuestra charla con una máxima que no deja lugar al desaliento: “el que quiere, puede; y en el mundo de los exploradores siempre tienes una oportunidad.”