Sam y Samara, o lo que es lo mismo The Walking Travel, abren su furgo a Explorãre y nos cuentan cómo es la vida viviendo y viajando por todo el mundo en furgoneta.
Vivir en furgoneta, una filosofía de vida.
En tiempos de pandemia todos tenemos nuestro propio relato de las complicaciones de vivir sin salir de casa con mayores o menores dificultades pero si nos planteáramos un confinamiento de dos personas en 3 metros cuadrados, la perspectiva cambia ligeramente. Samuel y Samara, o lo que es lo mismo The Walking Travel, son espíritus libres, de filosofía de vida sencilla y con la ruta de la libertad marcada en su GPS. La era del coronavirus les ha pillado en Formigal en su recién camperizada MB 210D de 1990: 3 metros cuadrados para dos personas y 49 días de encierro. Reconocen que ha sido duro, especialmente en lo físico, pero se quedan con lo positivo: cuando ahora salen de la furgo están en pleno Pirineo.
La Guardia Civil les preguntó si no tenían casa y es que no es lo habitual encontrar gente como Sam y Samara. Tuvieron suerte porque el agente fue comprensivo y les dejó permanecer sin problema en Formigal pudiendo acercarse hasta Sallent (de Gállego) para vaciar los depósitos de su MB 210D. La situación provocada por el confinamiento ha dejado aún más en evidencia que existe un vacío legal con las personas que tienen su casa en su furgoneta, “cerraron los campings y las áreas de autocaravanas y dejaron a mucha gente sin ubicación donde quedarse. La única solución que les daban es ir a centros de gente sin techo o a la dirección que en cada caso marcaba el DNI” comentan.
Dar el paso a una vida nómada
La forma de vida de los componentes de The Walking Travel despierta inspiración y muchas consultas por resolver de quien se plantea “dar el paso”. Reconoce Samara que la mayor dificultad que hay que abordar es la de vencer la incertidumbre “dónde dormir el día siguiente, buscar sitios, etc. Aunque cada vez hay más aplicaciones que te indican donde poder pasar la noche, y si no, muchas veces preguntamos y, con cabeza, vamos viendo”.
Acaban de camperizar su furgo y confiesan que han partido cero, sin saber nada han construido su casa en 9 meses. También reconocen con humor que con lo que han aprendido ahora podrían hacerlo en la mitad de tiempo y de dinero. Pero, como buenos viajeros, se quedan con lo positivo: “ha sido todo un descubrimiento” – afirman.
En cualquier caso recomiendan probar primero “alquilando una furgoneta para ver si te gusta. Hay cosas muy bonitas que compensan las menos bonitas, que también las hay, y es mejor conocer todos estos detalles antes de dar el paso”.
¿Hasta cuándo en furgo?
La pregunta es inevitable: ¿pensáis vivir siempre así? “Hemos elegido un estilo de vida sencillo y el objetivo es estar cómodos y felices” – responden con convicción. Samuel y Samara trabajan en la hostelería, los veranos en la costa y los inviernos en pistas de esquí y lo que ahorran lo dedican a sus viajes. Reconocen que vivir en furgoneta les facilita mucho esta vida porque tienen disponibilidad geográfica para poder aceptar los trabajos, sin dificultades en la localización de alquileres o residencias temporales en las que vivir.
El proyecto en el que estaban trabajando era el de ir a Canadá y a la costa oeste; estudiaron los costes de ferrys, vuelos y llevar con ellos a Pupi, su inseparable compañero que les ha dejado recientemente. Era muy complicado logísticamente y caro, después surgió el virus y decidieron cancelarlo todo. Este estilo de vida “nos da la libertad de hacer los proyectos que queremos” – reconocen.
Ahora mismo, como la mayor parte de la gente, viven la incertidumbre de no saber qué pasará en los próximos meses con la esperanza puesta en que en otoño se resuelva todo. Al igual que en sus viajes y su inspiradora forma de vida nos quedamos con la conclusión positiva de los componentes de The walking travel: “siempre que encuentras una dificultad, encuentras una solución”. Esperamos con ganas volver a charlar con vosotros, Sam y Samara, cuando hayamos superado esta dificultad que, seguro, será pronto.