12 de octubre de 2006

A las seis estamos todos en la pradera que hace de helipuerto. A las seis y media Salvador llama de nuevo ¡el piloto esta durmiendo!, pero prometen que saldrá en breve. Nueva espera. Al fin, y poco mas tarde, aparece el helicóptero, que pasa de largo hacia Lhonak. A la media hora retorna e inicia el descenso, en parte atravesando jirones de niebla. Cuando esta en el segundo circulo de descenso, el piloto endereza y ……. Se va a Taplejung.

Pasa el tiempo. Casi dos horas de cielo limpio, buena visibilidad…. ¡y nada!. Poco después comunican que el helicóptero tiene una avería y que se va a la frontera con la India para reponer una pequeña pieza del rotor. No, no: que no es una avería, que lo que ocurre es que se va a repostar keroseno……

El tiempo avanza y las nubes también. A las doce el cielo esta totalmente cerrado y será un milagro si mejora: nada de visibilidad, y de pronto, por el fondo del valle, y emergiendo por debajo de la niebla,  aparece, ¡por fin! el helicóptero.

Viajamos a Taplejung sin incidencias, se reposta keroseno, se carga todo el equipaje que bajo de Lonak y 18 personas entre sherpas, porteadores y expedicionarios, mas los cinco tripulantes.

Atravesando espesas nubes, ascendiendo y descendiendo aquí y allá, mirando los altímetros personales, pero sin mayores incidencias llegamos a Katmandú.