7 de septiembre de 2007
El tiempo que pasamos con los Dogón en Malí fue muy productivo. Además de gravar y hacer la etnografía del pueblo de Ogoyery y sobre todo en el tercer barrio llamado Margou, comenzamos la investigación transcultural sobre calidad de vida y satisfacción conyugal en familias poligínicas. Sorprendentemente los primeros datos nos indican que los Dogón sienten que su vida tiene una calidad excelente, aunque observamos problemas de falta de higiene y de salud. También el acceso al agua potable era dificultoso. Sin embargo su vida social parece muy rica. En cuanto a la investigación con familias con un hombre y dos esposas, encontramos satisfacción en el esposo, pero problemas de celos y envidias entre las esposas, con interesantes detalles sobre la sexualidad.
Son patrilocales y sus viviendas son auténticas fortalezas hechas de barro. Todo el poblado está como oculto al pie de la gran falla y mimetizado con el paisaje.
No tienen acceso a asistencia médica, por lo que tuvimos que dedicar cada día varias horas a curar heridas y a atender enfermos, la mayoría niños.
Por las noches, después de terminar la jornada trabajando en sus campos y cenar, se reunían junto a nuestro campamento y cantaban y danzaban durante horas. Pudimos registrar muchas de sus músicas.
No lejos de los pueblos Dogón viven los Peul, que se han sedentarizado bastante, aunque siguen viviendo sobre todo de sus ganados. En Gueldevalle estuvimos conviviendo unos días con ellos y curando a bastantes enfermos. Son también muy hospitalarios y sencillos. Una vez registrada la documentación habitual, volvimos a Ogoyery para despedirnos de nuestros amigos dogón y emprendimos viaje con intención de ir a Costa de Mafil, para en Abiyan sacar los visados siguientes.
Al repostar en San, donde teníamos que desviarnos hacia el sur para cruzar a Costa de Marfil, nos convencieron de que debíamos abandonar la idea de ir a este país desde el norte, pues, aunque se ha firmado una tregua, la zona vive sin ley y los bandidos campan por los caminos a sus anchas. Ya nos habían avisado anteriormente y todo nos hizo cambiar los planes e ir hasta Bamako para obtener allí los visados.
Llegamos el viernes, y el mismo día sacamos los visados para Burkina Faso y Níger. El sábado por la mañana tuvimos suerte y además conseguimos el de Ghana. El de Benin parece que se puede obtener en la misma frontera.
Aprovechamos para desde Bamako enviaros los primeros informes. El domingo 26 de Agosto salimos hacia Burkina. Dormimos en el camino, cerca de Dialokoro y el 27 ya lo hicimos en Bubo (Burkina), junto a la casa de unos amables campesinos. El 26 ya llegamos a Ghana. Paramos a dormir en Wa, donde cambiamos dinero, pues aquí la moneda es el Cd, distinta de la de sus vecinos (CFA). Seguimos hacia la costa y paramos a dormir en el camino de los hipopótamos s.n. Al día siguiente ya llegamos a Kumasi, la capital de los Ashanti, donde reside su rey. Enviamos los objetos dogón por correo, compramos medicinas y seguimos hacia la costa. Dormimos en Takoradi, frente al puerto. Y al día siguiente visitamos el fuerte de Elmina, construido por los portugueses en 1480. Se trata del edificio colonial más antiguo en toda África. Conquistado luego por holandeses y británicos, sirvió para alojar a los esclavos antes de embarcarlos.
El sábado 1 de septiembre llegamos a Akra, alojándonos en las dependencias de la Catedral. Nada mas llegar, nos invitaron a participar en una fiesta de cumpleaños, que fue muy simpática. Allí vimos los primeros bailes de los ghaneses. Al día siguiente seguimos hacia la laguna Keta, desde donde os escribo. Aquí hemos estado toda la semana grabando y conociendo la cultura de los Anlo, que hablan la lengua ewe, uno de los pueblos de más fuerte identidad cultural de Ghana. Habitan en el SO del país cerca de Togo, en una estrecha franja de tierra de unos pocos kilómetros, que separa el Atlántico de un conjunto de lagunas salubres, de las que Keta es la más importante. Viven sobre todo de la pesca en el mar, principalmente de pulpo, barracuda, anchoa y calamar y en las tranquilas aguas de la laguna, donde capturan cangrejos y tilapia. En los bordes de la laguna, tienen huertos, donde cultivan tomates, cebollas, cereales y tubérculos. Los Anlo se están modernizando en el seno de una sociedad que está experimentando un espectacular cambio económico. Aunque algunos son cristianos, muchos aún viven aferrados a sus ancestrales creencias, intentando protegerse practicando vudu, magia y adivinación, venerando a sus antepasados y erigiendo ídolos protectores.
Primero hemos documentado la pesca en el mar, en la laguna, y la agricultura. Ya en la playa, nos sorprendieron unas mujeres que daban gracias mediante rezos por la buena captura, y los pescadores las obsequiaron con un cesto de pescado. También observamos a un hombre con indumentaria especial, que nos dijeron se relacionaba con la magia.
También hay en Atukor un fuerte construido por los daneses, llamado Prinzenstein, para alojar a las esclavas antes de embarcarlas. Los esclavos quedaban fuera encadenados.
El martes 4 por la mañana hemos alquilado una barcaza para recorrer la laguna y grabar poblados y pescadores, entre palmeras y manglares. Por la tarde tuvimos ocasión de participar en un funeral vudu en Anyanyu. El difunto llamado Etsey era un hombre de unos 40 años. Lo tenían sentado en una especie de trono y ataviado con una vistosa túnica y guantes blancos. Cuando lo observaba se me acercó un joven y me comentó que él era el que había preparado el cuerpo hacía una semana, orgulloso de su trabajo. Le felicité por ello. El muerto estaba en una especie de recinto cubierto por telas y acompañado por varias mujeres a los lados. Algunas se dirigían al difunto hablando con él. Lo mismo hacían los que le visitaban. Todo era como si estuviera escuchándoles en un lejano silencio. Algunos le hablaban con un claro tono de reproche, como si le estuvieran regañando por algo mal hecho.
Comenzó la ceremonia con tambores y poco a poco se incorporaban los danzantes al centro del espacio que habían creado con bancos, donde se sentaban los asistentes. Cada vez se animaba más el vudu y más y más personas se incorporaban a la danza. Iban turnándose e invitándose unos a otros a danzar, haciéndolo en grupos de distinto tamaño. Algunos se pintaban el rostro de negro, para expresar el triunfo de la muerte. Algunos iban entrando en trance y según nos informaban, el espíritu del muerto entraba en ellos. Los hombres eran más agresivos en sus trances. A veces paraban todos para que el difunto bailara solo. Luego hicieron un fuego para prepararle la cena. Asaron dos pollos y le cocinaron harina de maíz, que luego le echarían en la tumba. El grado de energía que se sentía en el ambiente era enorme. La danza habitual consiste en mover la cadera hacia delante y los hombros hacia atrás. Para bailar o entrar en el centro había que ir descalzo y llevar la túnica tradicional. Una mujer subida a un pedestal dirigía los cantos de los asistentes. Todos participaban e incluso nos animaban a danzar con ellos. El vudu duró varias horas. Poco antes de anochecer, cerraron las cortinas para cambiar al difunto de túnica. Cuando acabaron de hacer la cena, cerraron de nuevo las cortinas y metieron al difunto en la caja. Le sacaron al espacio de la danza y allí le mecieron, le cantaron y finalmente le llevaron cargado por algunos hombres jóvenes a su sepultura, que habían excavado a pocos metros de allí, junto al camino. Le pusieron la comida, le enterraron y cada uno se fue a su casa.
El día 5 fuimos a visitar el lugar de origen de un antiguo fetiche en Guinui. Tenían ídolos por todas partes. Pero el pueblo se paró, pues jugaban la semifinal Ghana contra España y aquí el fútbol, también es una religión. Todos nos prevenían de que íbamos a perder. Cuando ganamos 2-1, les pedimos disculpas y seguimos con la documentación de sus más de cien ídolos. Luego visitamos otro interesente poblado llamado Atito, donde nos explicaron las construcciones que colocan ante sus casas para obtener buena pesca. Aquí todo está preparado para protegerse o para tener buena suerte.
El día 6 estuvimos presenciando en Dzelukope los preparativos para la entronización del nuevo jefe de esta área, llamado Togbui Agbozo V, que durará varios días. Mientras los ancianos comunican al nuevo joven Jefe los secretos que le darán fuerza para superar los peligros, las mujeres engalanadas están preparando sopa de espinacas. Quedamos en volver más tarde y mientras nos desplazamos a visitar a un renombrado adivino a un lejano poblado. Le entrevisté y grabamos varias adivinaciones. Las personas que le consultaban quedaban convencidas de sus predicciones y consejos. A esta actividad muy apreciada por los Anlo, la denominan afa. El adivino suele enfermar y otro adivino le anuncia que tiene un don y una actividad que cumplir para curarse y así comienza su nueva actividad. Nuestro adivino lleva practicando su trabajo hace 33 años y es apreciado por los vecinos, viniendo algunos a consultarle de muy lejos.
Por la tarde fuimos a grabar al mercado de Keta y a comprar algunas cosas para comer. Luego estuvimos hablando con el regente del nuevo Jefe, quien nos dio toda la información referente a la entronización y fiestas de los próximos días a lo que nos invitó formalmente. El jefe tradicional es considerado como un auténtico rey. Incluso anuncian la visita de personalidades del Gobierno de Ghana, procedentes de esta región del Bajo Volta.