El ritual de los saltadores de toros. Etiopía
Fotografías y texto de Jorge Molinero Méndez, socio 2910 de la SGE.
En el Valle del Omo, en el sur de Etiopía, son varias las tribus que realizan este centenario ritual de iniciación, en el que el valeroso saltador (El Ukuli) confirma su paso de niño a adulto andando desnudo sin caerse cuatro veces sobre una hilera de toros.
Este es uno de los días más importantes de los jóvenes de la tribu y de sus allegados, puesto que si superan la prueba con éxito podrán empezar a formar su propia familia mientras que si fracasan, provocarán la vergüenza de sus seres más cercanos mientras ellos caen en un total ostracismo, sin posibilidad de tener mujer ni hijos en la tribu.
El contacto con unos excelentes guías locales ha hecho que hayamos podido asistir a una de estas ceremonias en un remoto pueblo a una hora de Turmi. Tras un duro y exigente camino donde vadeamos hasta tres ríos, llegamos a la remota aldea de los Hamer donde tendrá lugar la celebración.
El ritual consta de distintos pasos. El primero de ellos ocurre a la fueras del poblado, y es el baile de las mujeres familia del saltador mientras los hombres se pintan su cara y el cuerpo. Se pintan los Maza, amigos del saltador que recientemente pasaron el ritual, pero todavía no se han casado. Mientras esto sucede, los Maza golpean con una varilla a las mujeres familia de El Ukuli, que desean ser azotadas en señal de amor hacia él. Estos golpes se repetirán a lo largo de todo el ritual. Es sangriento y difícil de asimilar para nuestros ojos occidentales.
Una experiencia intensísima, a veces difícil de entender y asimilar, pero cargada de verdad, autenticidad y emoción. Una experiencia fascinante y un privilegio único en la vida el poder asistir al momento decisivo de los jóvenes Hamer.
Posteriormente, y tras caminar a la aldea, se pasa a la ceremonia del café, donde la madre de El Ukuli le da café a él y a los Maza en primer lugar, para posteriormente servir también al resto de invitados.
En el siguiente paso del ritual, los más cercanos al saltador se acercan a él para bendecirle y darle apoyo justo antes de que se liberen los toros que se guían hasta la zona de salto.
Por último, en un espectáculo que recuerda un poco a Rapa das Bestas, los Maza cogen y alinean a los toros y los colocan en línea. Por fin, el saltador coincidiendo con el último rayo de sol camina sobre los seis toros hasta cuatro veces, demostrando así que ya es un hombre maduro y adulto. Si es exitoso como fue en nuestro caso, todos los hombres se agrupan en torno a él y le bendicen, mientras poco a poco se acercan a las mujeres que cantan y bailan en señal de alegría por el éxito de El Ukuli, convertido ya en Cherkari, un estado transicional del espíritu que después de ocho días se convierte en Maza y permanece así hasta que con el matrimonio se convierta en Danza, un Hamer casado.
Una experiencia intensísima, a veces difícil de entender y asimilar, pero cargada de verdad, autenticidad y emoción. Una experiencia fascinante y un privilegio único en la vida el poder asistir al momento decisivo de los jóvenes Hamer.
Jorge Molinero.