Rumbo al Polo Sur Geográfico en 30 días. Serán 1.330 km en esquí de travesía (ski-pulka) hasta alcanzar el punto más austral del planeta.

Para Antonio de la Rosa, un aventurero español cuya vida gira en torno a las actividades de expedición y aventura, el Polo Sur representa un destino y una asignación pendiente desde hace más de una década. Se trata del escenario que completa su lista de exploración en los confines más hostiles y desconocidos del planeta. Su próxima expedición en solitario (sin asistencia) a través de la inmensa planicie antártica es la culminación de un sueño y una prueba épica de resistencia física, mental y emocional.

La expedición tiene un objetivo que va más allá de lo personal: inspirar y sensibilizar sobre la fragilidad del ecosistema polar en un momento en que las condiciones climáticas presentan una significativa alteración que ha venido transformando el “rostro del planeta”. La proeza que se ha propuesto de la Rosa se convierte así en un llamado a la conciencia colectiva, recordándonos que la Antártida, ese vasto desierto helado tan ajeno, guarda en sus profundidades la historia y el futuro del clima de la Tierra, debido a su particularidad de resguardar la mayor cantidad de agua dulce del planeta.  El Polo Sur Ceremonial es un área en la Base Amundsen-Scott. Consiste de una esfera metálica en un pedestal junto con banderas de firmantes del Tratado Antártico. Se localiza a pocos metros del polo sur geográfico, que está marcado solamente por una señal y una estaca. La razón es que la capa de hielo se mueve 10 metros por año. La estaca se cambia de lugar cada año en Año Nuevo.

La ruta solitaria y el peso de la supervivencia

Con un inicio previsto para el 5 de diciembre de 2024, Antonio partirá desde Hércules Inlet, en la costa de la plataforma de hielo de Ronne, arrastrando un trineo que carga con cada elemento vital para su supervivencia: alimentos, tienda, equipo especializado y hasta 100 gramos diarios de mantequilla que se suman a su dieta de supervivencia para mantener el calor corporal. Todo suma o resta, y cualquier detalle podría ser la diferencia para el éxito y supervivencia en esta travesía de 1.130 km en solitario.

Este desafío no solo implica soportar temperaturas bajo los -50 °C en determinados momentos, sino también la crudeza de la soledad absoluta. Una vez se adentre en el interior helado de la Antártida, Antonio se verá rodeado únicamente por el blanco infinito del hielo y la nieve, donde no hay rastros de vida ni un solo accidente geográfico que ofrezca refugio o sentido de dirección. Guiado únicamente por su brújula, luchará contra las ventiscas que podrían desviarlo kilómetros fuera de su curso, en un terreno donde no hay puntos de referencia. “El viento es el gran enemigo, más aún que el frío”, señala de la Rosa. Y es que en un desierto helado, el viento puede hacer que la temperatura descienda a niveles que desafían la resistencia del cuerpo humano. En esas condiciones, aún la ropa más ligera se convierte en una carga pesada cuando se trata de avanzar sobre el hielo. La diferencia entre la vida y la muerte depende de decisiones meticulosas y de no dejar nada al azar.

ALBERT BOSCH y JUAN MENÉNDEZ GRANADOS LE DESEAN SUERTE A ANTONIO EN ESTA NUEVA AVENTURA

ALBERT BOSCH

Antonio de la Rosa nos sorprende nuevamente con una gran expedición, siempre afrontada de una manera especial. Todos los que estamos apasionados por la aventura…

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JUAN MENÉNDEZ GRANADOS

Querido Antonio,
Felicidades de antemano, pues estar en este punto, a pocos días de partir para el continente blanco, es ya todo un éxito; por lo menos, en mi caso, fue el mayor escollo, y una vez allí, las cosas…

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