Carlos Martínez, el médico del techo del mundo:
“Los accidentes pasan arriba y es ahí donde tienes que estar.”
Carlos Martínez, alpinista y médico especializado en medicina de emergencia de alta montaña, nos hace un hueco para los directos de Explorãre en Instagram. La seguridad y medicina en los viajes y expediciones son uno de los temas fundamentales que no podemos dejar de tratar dentro de los talleres de Explorãre y en nuestro avance de charlas en Instagram hemos tenido la oportunidad de hablar con este médico del techo del mundo.
Alpinista y pieza indispensable en las más importantes expediciones de alta montaña, Carlos Martínez, prácticamente se bautizó con aquella famosa evacuación en 2011 del campo base del Lhotse. Estaba trabajando en voluntariado de medicina rural en un hospital en Nepal, allí coincidió con españoles, Carlos Soria entre ellos, y tuvo que ayudar en aquel rescate en el que mucha gente se iba quedando por el camino en la bajada del Lhotse. Reconoce que gustó que hiciera un tipo de medicina poco invasiva y ya entró de lleno en las expediciones de Carlos Soria (no sabe nada el de Moralzarzal… )
Los helicópteros no funcionan con el mal tiempo
Carlos trabaja en el mundo de la emergencia pero además es alpinista y eso le convierte en uno más en las expediciones. Reconoce que es un caso raro porque los médicos se suelen quedar en el Campo Base, pero para este médico sevillano es fundamental subir con los expedicionarios porque “los accidentes pasan arriba y es ahí donde tienes que estar, y con material adecuado” – afirma. Ahora los helicópteros ayudan mucho en este tipo de emergencias – indica- pero cuando hay mal tiempo no funcionan y es la circunstancia habitual en la que se necesitan las actuaciones médicas.
Carlos Martínez nos habla del tipo de medicina que practica, con seguimiento individual a todos los miembros de la expedición para ver cómo se encuentra cada uno de ellos y en muchos casos – reconoce- le sirve casi de investigación. Afirma que siguiendo y observando distintos parámetros en aclimatación, por ejemplo, le puede ayudar a prever posibles problemas. Se apasiona hablando de la investigación, del proceso de adaptación del cuerpo a distintas alturas y de los ya aclimatados de fábrica, los sherpas, que nunca tienen problemas con la altitud.
Las patologías que más le toca tratar en estas circunstancias son sobre todo las relacionadas con el mal de altura, problemas por la alimentación y deshidratación, patologías oculares (cegueras de la nieve) y, por supuesto, traumatismos y congelaciones, de las que reconoce haber visto muchísimas.
Tomar decisiones a 8.000 metros es duro, pero emocionalmente es más complicado a posteriori.
Cuando le consultamos por situaciones complicadas que le ha tocado vivir nos refiere a los momentos en los que hay que decidir a quién ayudar. Son situaciones complicadísimas a nivel psicológico “y emocionalmente es muy duro. A posteriori, mucho más que en el momento” -reconoce. Como médico se encuentra con situaciones de este tipo en el día a día, pero cuando está en una expedición, “empatizas con la gente y es diferente”. Le pasó en el Kanchenjunga y la persona que atendía desde el Campo Base se enfadó mucho, pero después lo entendió perfectamente. En el Shishapangma le tocó una avalancha en la que se dio a tres personas por desaparecidas y después se vio que uno de ellos se movía. Sin dudarlo se fueron a por ellos y la vuelta fue complicada, de días; reconoce con satisfacción que “fue complicado pero gratificante”.
La formación es imprescindible: cuanta más experiencia, mejor gestionas los nervios
Nos cuenta Carlos qué suele llevar en el botiquín aunque hace una distinción para cuando se acomete cumbre ya que lleva un botiquín personalizado para cada miembro de la expedición y ahí, por supuesto, también entran los sherpas: entre otras cosas, sales, antiinflamatorios, antieméticos, edemox para tratar los problemas del mal de altura como los edemas pulmonares y cerebrales.
Carlos se compromete a explicarnos in situ en Explorãre el botiquín que tenemos que tener en cuenta para cuando proyectamos viajes y expediciones menos exigentes, si podemos llamarlas así, y la forma de adaptarlo en función del destino. En cualquier caso nos regala un puñado de buenos consejos porque una de las cosas más importantes es hacer una buena gestión de nervios y para ello – afirma- cuanta más experiencia, mejor sabes gestionarlos.
Su primera recomendación es la formación pero recalca que es mejor que sea de tipo práctica haciendo cursos, y los de primeros auxilios y de supervivencia; son fundamentales – dice. Hace hincapié en que la mayor responsabilidad de cada uno es la de tener el mayor conocimiento posible: del entorno, de la situación, de las emergencias… Nos advierte de que antes de lanzarse a socorrer a alguien hay que hacer un análisis previo de lo que está pasando. Es fundamental gestionar bien una primera asistencia y saber cómo poder realizar la evacuación y para eso es fundamental el conocimiento – incide. Por supuesto, un buen seguro es prioritario de ahí que vuelva a insistir en una planificación previa como algo imprescindible.
Nos vemos en Explorãre, Carlos, para tomar buena nota de los imprescindibles del botiquín y cómo adaptarlos a cada destino pero, sobre todo, para aprender de esa gestión de los nervios y de las emergencias de salud en nuestros proyectos viajeros y expedicionarios.