Informe desde Ndjamena

Desde Benin no enviamos noticias y por ello pido disculpas. El último tiempo ha pasado vertiginosamente y con algunos contratiempos que ya conoceréis. Ahora estamos en Chad, con intención de  documentar algunos grupos al sur de Melfi, que según el Prof. Khalil, un lingüista de la Univ. de N´djamena, no han sido aún estudiados. Chad no es un país fácil, pero afortunadamente contamos con el asesoramiento y ayuda del General Kellei, un antiguo camarada de armas de Javier Nart, quien nos ha confiado a su buen amigo.

Entretanto hemos recibido la visita de la redactora de El País Malén Aznárez y del fotógrafo Alfredo Cáliz, quienes nos han acompañado en nuestro trabajo durante un par de semanas, visitando a los Peul y Hausa en Níger y atravesando con nosotros el territorio que nos ha llevado al Chad a través de N´guigmi, un región durísima, pues la ruta se introduce en pleno desierto.

Al norte de Benin

Al norte de Benin

En Benin tuvimos ocasión de acampar de camino con grupos Peul, que fueron muy hospitalarios como de costumbre. Nos ofrecieron quedarnos en una de sus chozas. Normalmente rehusamos con amabilidad, pues nos es más cómodo pernoctar en nuestras tiendas y así evitar los insectos. Como insistían, les dije que como hacía calor, pondría mi mosquitera al aire libre, delante de la casa. Me dijeron que si llovía podía entrar en la casa. Entonces me hicieron los honores de hospitalidad y me sacaron un colchón. A media noche se puso de tormenta y me despojaron del colchón con precipitación, para evitar se mojara. Siguiendo sus indicaciones entré en la choza y encontré a dos mujeres, cada una en una cama, que me miraban con sorpresa. Salí con delicadeza e instalé mi tienda. Después de todo el lío, aquella noche no llovió y todo quedó en anécdota un tanto de comedia.

Al norte, en la región de Djona pasamos por una zona de elefantes, pero por estar aún en la estación lluviosa es muy difícil verlos.

Atravesamos Benin sin visados, lo que da idea de la buena disposición actual de este país para con los extranjeros. Entramos por la pequeña frontera que hay entre Kandé en Togo hasta Boukantie en Benin. Allí no expedían visados, y ni siquiera disponían de sello para estampar la entrada en nuestros pasaportes. Como os contaba, nos indicaron que procediéramos hasta Natitingou, donde nos darían los visados. Una vez allí, nos dijeron que ellos tampoco tenían facultad para darnos los visados, que solo se obtenían en Cotonou y fronteras importantes. Un oficial nos aconsejó que siguiéramos nuestro camino hacia Níger y así lo hicimos. Cuando llegamos a Malanville, después de recorrer sin percances buena parte de Benin, explicamos la situación en la frontera, y dispuestos a abonar los visados correspondientes. El soldado avisó a su jefe, quien amablemente nos dijo que solo necesitábamos salir y que para ello nos estamparían el sello de salida correspondiente, a pesar de no figurar ninguno de entrada. La suerte nos acompaña y de su mano entramos en Níger por Gaya.