Jornada del 9 de abril de 2009

Crónica general

El día uno salimos de Ghunsa hacía Kambachen con 20 “porters” y 35 yaks. Algo de nieve en el suelo pero buen día. Al llegar encontramos el asentamiento vacío, es demasiado pronto para los yakeros que viven el verano aquí. Sin embargo, una hora después se abren dos casas por arte de magia, para aprovechar los primeros, de los escasos visitantes del año.

Al día siguiente vamos a Lhonak, (4750 mtrs.) donde estamos tres días y hacemos un pico de aclimatación de 5500 mtrs. Una noche, el perro de los yakeros ladra durante un par de horas. Al día siguiente nos dice el dueño del animal que habíamos tenido la visita de un leopardo de las nieves. Todos pensamos: ¡ojalá! Hoy nos han dejado Mariana y Andrea que han hecho la marcha de aproximación con nosotros. A pesar de que somos más los que nos quedamos nos sentimos abandonados. Seguimos el día seis a Panpegma (Campo base de La Norte del Kanchenjunga) y tras otra fuerte nevada llegamos el día siete a nuestro Campo Base, que este año esta un poco más avanzado en el glaciar porque nuestro antiguo Corner Camp se ha quedado seco. Sigue nevando.

Hoy, 9 de abril, hemos tenido la Puja (ceremonia para conseguir la protección de los dioses). La ha celebrado nuestro amigo el Lama de Kambachen, que a continuación se bajaba (en el día) a Ghunsa. Le hemos preguntado cuantas horas pensaba tardar y se ha quedado sorprendido con la pregunta, nunca lo había pensado, solo sabe que llegará antes de anochecer. Parece que mide las distancias con las cuentas de su rosario tibetano.

Con la nieve todavía no tenemos toda la impedimenta. Esperamos completarla mañana.

Crónica personal. Por Elena Goded “Benito”

Benito y Pol con el Wedge Peak al fondo

La llegada al campo base del Kanchenjunga – Panpegma me costó un gran esfuerzo, no tenia dolor de cabeza por la altura sino que me sentía sin fuerzas.

Al día siguiente decidimos ir al nuevo Campo Base a pesar de que había nevado toda la noche y el recorrido era largo, por un terreno de subidas fuertes y bloques de roca cubiertos de nieve. Empecé a subir lentamente y al poco rato me alcanza Carlos Soria, y con firmeza y sin dejarme decir nada me dice que voy a  ir con él todo el día. Me coloca detrás y me va indicando cada paso complicado y cada roca que se mueve.

Vamos ascendiendo despacio y sigo sus botas, y como siempre que me toma por su cuenta voy encontrándome cada vez mejor. Me gusta tanto lo que me va diciendo, de las montañas, del camino, de que no piense en lo que me queda, que estamos andando por la alta montaña  y nada más. Llegamos al Campo Base, le abrazo con todo el cariño que me transmite, una vez más he compartido su sabiduría de la montaña.

 Crónica personal Carlos Soria para la SGE.

Campo Base, al fondo el Dome Khang

Diez de nuestros noventa y cinco porteadores son mujeres y la mayoría muy jóvenes, entre ellos está Larkpa una muchacha que porteó con nosotros en el otoño de 2006, entonces tenía 15 años ahora tiene 18. Lleva 30 Kg colgados de su frente y apoyados en su espalda,  igual que en la anterior expedición.  Siempre llega  la primera al final de la etapa con una sonrisa, y en muchas ocasiones se vuelve para ayudar a sus compañeras.

Cuando vine por primera vez al Himalaya en el año 1973, me sentía incomodo al ver cargar a los porteadores con nuestro material. El segundo día de marcha se me quitó el complejo de” explotador” cuando coincidimos con un militar y su familia que se trasladaban de destino y les acompañaba un porteador cargado con un enorme baúl, miraba a nuestros porteadores con envidia, ya que llevaba el doble de carga y cobraba la mitad.

 Observado desde nuestra posición actual, esta forma de existencia nos parece terriblemente dura e injusta, yo recuerdo  mi niñez y adolescencia y pienso que  fue mucho peor. En mi casa no disponía de agua corriente y transporté cientos de cubos.  Sobre mis hombros o en carros de mano he llevado infinidad de muebles para tapizar.  Todos sabemos que hay más de medio mundo que sobrevive en peores condiciones que nuestros porteadores. La mayoría de ellos viven en Taplejung, un pueblo precioso con abundantes cultivos de arroz, patatas y diferentes hortalizas, y a diferencia de las grandes ciudades donde la pobreza es más triste y miserable, tienen un aspecto  feliz.

En Lonak, a 4.750 m, a dos etapas de nuestro campo base, hemos parado tres días para mejorar nuestra aclimatación ascendiendo a una cumbre de 5.500 m. Hasta aquí nos han acompañado, Mariana que es hija de Elena (Benito) y Andrea su amiga. También tienen 18 años, como nuestra porteadora Larkpa. Las tres, cada una en su estatus, son mujeres excepcionales, Larkpa habla inglés y comparte su trabajo de porteadora con sus estudios y trabajo en el campo.  Mariana y Andrea son unas excelentes estudiantes, que gracias a sus resultados  académicos este año han sido admitidas  en las mejores Universidades de Estados Unidos con beca y han actuado de cooperantes en diferentes organizaciones.  Las tres con su alegría y juventud han aportado un atractivo diferente a nuestra Expedición. Deseo y estoy seguro de que con su actitud ante el mundo van a conseguir,  sobretodo, FELICIDAD.