Y al fin… ¡el Polo Sur! (16/01/2025)
Hay 10 zonas horarias en el continente antártico. La que corresponde al Polo Sur corresponde también a nuestra antípoda Nueva Zelanda, y confiamos que el próximo mediodía del Polo, Antonio de la Rosa habrá logrado completar la travesía que quizás resulte la más penosa de su extensa y arriesgada vida deportiva.
Antonio salió de Hércules Inlet en la costa antártica, en el paralelo 80ºS, hará mañana 40 días. Este lugar, cercano a la base ALE junto al monte Vinson, es punto de partida clásico para travesías hasta el Polo Sur, que suelen durar entre 50 y 60 días. Algunos deportistas luchan por un récord durante la corta temporada de cada año. En la temporada pasada, el francés Vincent Colliard pulverizó los récords existentes completando el recorrido en 22 días. El itinerario de 1.130km es recto y en continuo ascenso, y evita peligrosos campos de fisuras aunque atraviesa incomodos caos de bloques helados que llaman sastrugi. Las condiciones climáticas suelen ser aceptables siempre que dentro de este término se acepten temperaturas diarias entre -25ºC y -40ºC, alguna que otra tormenta, niebla cegadora o whiteout. El viento que corre libre suele multiplicar el esfuerzo de avanzar, como la nieve blanda. Desviarse del rumbo no solo tiene peligro, sino que supone distancia adicional. Por ello la orientación donde todo es horizonte sin referencias, se encomienda a un gps, equipo obligatorio, que se lleva colgado del cuello en un artilugio que permite verlo todo el tiempo mientras se avanza.
Tras los primeros días de travesía, Antonio hubo de moderar sus expectativas. Su entrenamiento y fortaleza no eran suficientes frente a las condiciones adversas que tuvo que soportar, en particular la nieve blanda y un persistente viento de cara. El esfuerzo inicial fue enorme, pero el avance no le satisfacía. Experimentaba varios planes, variando horarios y durmiendo de manera intermitente en campamentos apresurados. Por fin, encontró un ritmo y unas condiciones adecuadas y durante días acumuló etapas que le dejaban satisfecho. Este estado de gracia se vio interrumpido por la penosa irritación de sus ojos cegados por el continuo resplandor de la nieve, pero actuó a tiempo y lo que podría ser un enorme problema se resolvió en unos días de cuidados y descanso. De nuevo en marcha, Antonio comenzó a sospechar que sus víveres, organizados para 30 días, no serían suficientes. Cabe imaginarlo, con la única compañía de sus pensamientos, rumiando durante días el qué hacer para reducir las raciones, para llegar más lejos… y aceptando finalmente pedir ayuda externa en forma de comida para poder finalizar la travesía.
Hemos podido vivir a través de sus comunicaciones, la prueba de fuego que Antonio de la Rosa ha sufrido en estos últimos días. La nieve, el viento, el hambre… y el hastío. La capacidad de sobreponerse a las condiciones más difíciles y a su persistencia, es condición indispensable en estos desafíos, la fuerza de voluntad, el control mental personal cuando la tentación es abandonar ante lo que parece ya esfuerzo inútil.
Pero el final llega, y Antonio ha vencido ya cuando está a unos 30 km de la meta. Su viaje acabará mañana en el ansiado Polo Sur, con un triunfo deportivo importante, pero sobre todo un triunfo de la razón y de la fuerza de voluntad. Bravo Antonio!!
Antonio de la Rosa a su llegada a la Antártida