Texto: Ramón Jiménez Fraile
Boletín 79 – Sociedad Geográfica Española
Viajes de papel: literatura y libros de viajes
El hijo pequeño del almirante Cristóbal Colón, Hernando, siguió la estela descubridora de su padre más que en el plano físico, en el ámbito del conocimiento. Para ello se dedicó de manera compulsiva a adquirir libros, impresos y manuscritos, con los que crear una de las bibliotecas más importantes del Renacimiento cuyo objetivo era el de compendiar el saber universal. Además, puso en marcha un pionero proyecto consistente en reflejar, de manera sistemática, la realidad geográfica de España, lo que le convirtió en el primer geógrafo de la España moderna.
El 21 de noviembre de 1535, un librero de Lyon vendió un ejemplar de “La Crónica de Génova” publicada en París por la Editorial Michel le Noir. Gracias a la meticulosidad del comprador, no solo sabemos que el libro costó un sueldo, “equivalente a doce dineros, valiendo el ducado 570 dineros, que son 47 sueldos y medio”, sino que aquel día hubo “grandísimo frío y niebla” en la ciudad francesa. El comprador era el hijo del almirante del Nuevo Mundo, Hernando Colón, y el libro engrosó su descomunal colección privada de obras impresas y manuscritos.
Hernando Colón no solo pasaría a la historia por el legado material de la conocida hoy como Biblioteca Colombina (en su día llamada Hernandina o Fernandina), sino por sentar las bases de la biblioteconomía: la ciencia relativa a la conservación, organización y administración de las bibliotecas.
El profesor Edward Wilson-Lee, autor del “Memorial de los Libros Naufragados. Hernando Colón y la búsqueda de una biblioteca universal” (Editorial Ariel), considera que el hijo del almirante se sintió “indefenso” ante la avalancha de datos que se manejaban en su época. “Al igual que sucede hoy con la revolución digital, la imprenta aumentó de manera exponencial la cantidad de información disponible. Hoy nos orientamos en ese océano supeditándonos a los algoritmos de búsqueda, y él tuvo que inventar nuevos sistemas de clasificación”. Mientras que su padre descubrió un mundo nuevo, “él quiso crear un nuevo mundo de información”, señala Wilson-Lee. Para ello, se propuso recopilar todo el saber de su época “y ponerlo al servicio de Carlos V, sirviéndole en bandeja toda esa información. Le entregó una gran herramienta de poder, como había hecho su padre con los Reyes Católicos”.
Para garantizar la perennidad de su legado, Hernando hizo de su biblioteca el principal beneficiario de su herencia. Sin embargo, su voluntad no fue respetada, lo que explica que en la actualidad solo se conserven, en la Catedral de Sevilla, alrededor de unos tres mil quinientos volúmenes, de los más de quince mil títulos y documentos que llegó a reunir.
Arriba. Sepultura de Hernando Colón en la Catedral de Sevilla que reproduce cuatro libros
en torno a su escudo de armas, en referencia a su biblioteca.
Izquierda. Firma de Hernando Colón.
LAS JOYAS DE LA BIBLIOTECA COLOMBINA
Hernando nació en Córdoba en 1488, de la relación extramatrimonial entre Cristóbal Colón y Beatriz Enríquez de Arana, huérfana de humildes agricultores. Por aquel entonces su padre se ganaba la vida, según se dijo, vendiendo libros y mapas de navegación. Al regreso de su primer viaje a las Indias, el ya Vista de la biblioteca colombina en la actualidad. almirante logró que Hernando fuera aceptado como paje en la corte del prín cipe Juan, el único hijo varón de los Reyes Católicos. Fue en ese ambiente cortesano en el que se forjó la educación humanista del menor de los hijos de Cristóbal Colón.
Cuando apenas tenía trece años, acompañó a su padre en el cuarto viaje a las Indias, que estuvo marcado por penalidades e infortunios. A los veinte años cruzó de nuevo el Atlántico, esta vez para acompañar a su hermano Diego, que había sido nombrado gobernador de Santo Domingo. Entre su equipaje figuraban cuatro arcones con casi doscientos cincuenta libros que dejó en La Española, constituyendo así la que se considera primera biblioteca del Nuevo Mundo.
Los posteriores viajes que Hernando hizo por Europa, en parte acompañando al emperador Carlos V, le permitieron establecer una estrecha relación con los principales editores y libreros de la época, así como con destacados intelectuales de su tiempo, como Erasmo de Rotterdam.
Vista de la biblioteca colombina en la actualidad.
Paradójicamente, dos de sus escritos más relevantes no figuran, en la actualidad, en los estantes de la Biblioteca Colombina. En primer lugar, se trata del original en español de la biografía que, entre 1536 y 1539, escribió sobre su padre y de la que, en 1571, se publicó una traducción al italiano. Habría que esperar a 1749 para que se publicara la traducción española de esa primera edición italiana. El hecho de que el original en español nunca haya aparecido alimentó la polémica sobre si Hernando fue o no el auténtico autor de la biografía. Otro documento relevante que no se encuentra en la Biblioteca Colombina es el informe que fue presentado a Fernando el Católico por Diego Colón, mediante el que su hermano Hernando proponía, en 1511, llevar a cabo la que hubiera sido la primera vuelta al mundo. El documento original acabó en la colección del estadounidense Obadiah Rich y en la actualidad forma parte de los fondos de la New York Public Library. En él, Hernando destaca los beneficios que acarrearía dicho proyecto en términos de un mejor conocimiento de nuestro planeta, partiendo del principio de que “el principal don que tenemos es el saber”.
Entre las obras que sí figuran en la Biblioteca Colombina destacan “El Libro de viajes”, de Marco Polo y “El Libro de las Profecías”, éste último consistente en una recopilación de textos bíblicos y de citas de padres de la Iglesia y de clásicos que Cristóbal Colón manejó en apoyo de sus descubrimientos. Junto con un considerable número de incunables, la Biblioteca Colombina contiene asimismo una gran cantidad de obras impresas consideradas menores, en las que se recogen cancioneros y refranes populares. Su carácter altruista quedó de manifiesto en la cláusula que figura en su testamento, en virtud de la cual cada ejemplar de su librería debía portar la siguiente mención: “Don Hernando Colón, hijo de don Cristóbal Colón, primero almirante que descubrió las Indias, dejó este libro para uso y provecho de todos sus prójimos. Rogad a Dios por él”. También a petición suya, en su sepultura figuran en torno a su escudo de armas cuatros libros abiertos que hacen referencia a la organización de su biblioteca en torno a otros tantos conceptos: autores, ciencias, epítomes y materias.
Arriba. Libro de los Epítomes.
Abajo. Supuesto retrato de Hernando Colón.
EL “LIBRO DE LIBROS”, PERDIDO Y HALLADO EN DINAMARCA
En 2019, la figura del hijo pequeño de Cristóbal Colón saltó a la actualidad al descubrirse en un Instituto de la Universidad de Copenhague el códice original de “El Libro de los epítomes”. La obra era el resultado de uno de los pioneros proyectos bibliográficos de Hernando Colón consistente en ofrecer, de manera estandardizada, resúmenes de los libros que iba adquiriendo. El códice original recogía alrededor de dos mil reseñas, la gran mayoría en latín, pero no todas se han conservado. El hecho de que faltaran las primeras páginas del códice explica que durante siglos no fuera atribuido a Hernando Colón. Se cree que la obra llegó a Dinamarca a mediados del siglo XVII, sin que se sepa ni cómo ni por qué lo hizo.
Menos suerte tuvo una partida de casi dos mil libros comprados por Hernando Colón en Venecia y perdidos, en 1521, en el naufragio del barco que los transportaba a Sevilla. Hernando dio cuenta de ellos en un documento titulado “Memorial de los Libros naufragados”, expresión que dio pie al título del reciente libro en el que el profesor Edward Wilson-Lee narra la vida y obra del hijo del almirante.
DESCRIPCIÓN Y COSMOGRAFÍA DE ESPAÑA
En 1517 Hernando Colón emprendió un pionero proyecto geográfico, consistente en “hacer la cosmografía de España y en ella escribir todas las particularidades y cosas memorables”. Para ello, en palabras de uno de sus ayudantes, “fue necesario enviar por todos los pueblos de España algunas personas que informasen en cada pueblo de los vecinos que había y de todo lo demás que en él hubiese digno de memoria y, habida la información, (que) la trajeran con fe de escribanos y de testigos fidedignos”. La conocida como “Descripción y Cosmografía de España”, conservada en la Biblioteca Colombina de Sevilla, fue un encargo que emanó del propio Carlos V, ante el desconocimiento que su corte tenía de los reinos de España. Después de seis años de exhaustivos trabajos de recogida de datos por parte del equipo que constituyó al efecto, Carlos V puso fin al costoso proyecto sin que se hubieran alcanzado todos los objetivos fijados.
Años más tarde, en 1526, Carlos V encargaría a Hernando la elaboración, junto con los principales pilotos españoles de la época, una carta general de navegación de escala planetaria, proyecto que no fue llevado a cabo.
Hernando Colón tuvo ocasión de hacer gala de sus dotes de cosmógrafo en la Junta de Geógrafos de Elvas-Badajoz de 1524, convocada para dirimir, por la vía diplomática y basándose en evidencias científicas, el conflicto sobre las Molucas suscitado por la primera vuelta al mundo.
INFORMACIÓN PRÁCTICA SOBRE LA BIBLIOTECA COLOMBINA
La primera sede de la biblioteca de Hernando Colón fue la casa que construyó en la Puerta de Goles de Sevilla. El propio Hernando redactó un reglamento que incluía la prohibición de que los libros salieran del recinto, “pues que vemos que es imposible guardarse, aunque tengan cien cadenas”. Tras su muerte, la biblioteca fue trasladada primero al Convento de los dominicos y más tarde a un salón del Patio de los Naranjos de Catedral de Sevilla, donde se encuentra en la actualidad.
Desde 1992 es gestionada por la Institución Colombina, junto con otros archivos y bibliotecas de la Archidiócesis y de la Catedral. La Institución Colombina organiza visitas guiadas de grupos que proporcionan una completa visión de la imprenta y del mercado de libros en la Europa de la primera mitad del siglo XVI.
Las solicitudes de visitas pueden dirigirse al correo electrónico: ncp@icolombina.es
Grabado de época con la localización de la casa de Hernando Colón junto a la Puerta de Goles de Sevilla, donde instaló su biblioteca.
* Ramón Jiménez Fraile es historiador, periodista y escritor. Ha escrito varios libros sobre el mundo de la exploración y los exploradores. Es miembro de la Sociedad Geográfica Española.