Texto: Mª Luisa Martín Merás
Boletín 79 – Sociedad Geográfica Española
Viajes de papel: literatura y libros de viajes
Desde la Antigüedad, los marinos y navegantes describieron sus viajes en los llamados derroteros, periplos o libros portulanos, descripciones meticulosas, casi a modo de guías de viajes, que durante siglos orientaron a los viajeros por mar. Especialmente durante los siglos XVI y XVII ocuparon un lugar muy importante en nuestra literatura de viajes, en particular en los relatos de las aventuras que llevaban al Nuevo Mundo.
Un derrotero es una descripción náutica de una ruta marítima, específica para marinos y pilotos, que frecuentemente tienen como destino lugares adónde nunca han navegado. Estos libros describen y representan las costas, bajos fondos, señalizaciones (boyas, faros, balizas, etc.), perfiles visuales de las costas, avisos de peligros, formas de navegación convenientes, acceso a puertos, etc. Es decir, contienen el conjunto de observaciones, hechas en un viaje por mar, útiles para la navegación del piloto y de navegantes futuros. Se menciona la existencia de este tipo de documentos desde la más remota Antigüedad, bajo el título de periplos, libros portulanos y derroteros, siendo un ejemplo fundamental de la recopilación de experiencias prácticas para el ejercicio de la navegación durante siglos.
Si consideramos que una guía de viajes es “un libro de información sobre un lugar, diseñado para el uso de visitantes o turistas, donde se relatan experiencias viajeras sin aspectos literarios y narrativos, y cuyas características geográficas e históricas condicionan el relato” (1), podemos incluir a estos derroteros de los siglos XVI y XVII dentro de la literatura de viajes, en la modalidad de guías de viaje especializadas, ya que muchos de ellos reúnen los requisitos mencionados en la definición citada más arriba.
Con motivo del descubrimiento de América, se creó en 1503 la Casa de la Contratación de Sevilla, que se ocupaba del comercio con las Indias, Canarias y Berbería y actuaba como escuela de pilotos, pues pronto se hizo patente la necesidad de instruirlos en sus navegaciones a América. Los libros de navegación que salieron de su entorno fueron concebidos como libros de texto para enseñar a los pilotos los rudimentos técnicos del arte de navegar y se englobaban bajo el nombre genérico de “regimientos de navegación”; solían incluir un derrotero donde se explicaba la navegación a las Indias con la derrota a las Antillas, a Tierra Firme y otros lugares.
Los primeros derroteros de América son evidentemente españoles y recogían las derrotas que hacían las flotas de Indias desde España, saliendo de Sevilla, a las Antillas, Veracruz y Honduras, y la vuelta a España desde Cuba, donde se unían las flotas de Nueva España y Tierra Firme para, juntas y protegidas, volver a la metrópoli. Sin embargo, los derroteros publicados son escasos, debido al estricto secreto con que se manejaban los descubrimientos y rutas americanas. La Suma de geografía que trata de todas las partidas y provincias del mundo: en especial de las Indias y trata largamente del arte del marear de Martín Fernández de Enciso en 1519, es una descripción geográfica de las partes del mundo, empezando por Europa y terminando por el Nuevo Mundo recién descubierto, del que presenta una lista de lugares con sus latitudes bastante acertadas, además de una detallada explicación de de las costumbres de sus naturales, zoología y botánica, especialmente del área antillana. Parece que el libro incluía una carta de navegar que no se publicó, precisamente para no dar noticias a los extranjeros.
LA INFORMACIÓN SECRETA DE LOS DERROTEROS
Andrés García de Céspedes, que era cosmógrafo mayor del Consejo de Indias, incluyó en su Regimiento de Navegación en 1606, un derrotero para explicar detalladamente el nuevo padrón real. Por su parte Francisco de Seixas y Lobera, publicó en 1690 Descripción geográfica y derrotero de la Región Austral Magallánica, con un mapa del estrecho de Magallanes que tuvo que retirar por indicación del Consejo de Indias. En 1585 Andrés de Poza con su obra Hidrografía, que era un derrotero de las costas europeas, desde el estrecho de Gibraltar hasta Holanda, no tuvo ningún problema en su publicación, ya que sus rutas eran sobradamente conocidas por los países europeos.
Derrotero General del Mar del Sur. 1684.
Llama la atención que casi ningún derrotero o tratado de navegación práctica, escrito por españoles, haya sido publicado en su tiempo, a pesar del indudable interés que despertaron en los siglos XVI y XVII los asuntos marítimos en España. Parece ser que el principal obstáculo era la negativa para conceder el permiso de impresión por parte del Real Consejo de Indias, para no divulgar las derrotas seguidas por las flotas ni los sistemas defensivos de los puertos americanos. A tal fin, los pilotos que habían obtenido el título en el examen de la Casa de Contratación tenían que hacer el juramento “de que bien y fielmente usará su arte y que no enseñará su profesión a ningún estranjero de estos Reinos ni le dará el regimiento, ni derrota de la dicha carrera de las Yndias, ni los instrumento, cartas, aguja, ballestilla, ni astrolabio». (2)
Por esta razón muchos derroteros a las Indias permanecieron inéditos, ya que facilitaban el conocimiento de las costas a enemigos y corsarios. Entre ellos estaba el Quatripartitu en Cosmographia pratica i por otro nombre llamado espejo de navegantes, de Alonso de Chaves, [1537], cosmógrafo y piloto mayor de la Casa de la Contratación de Sevilla. El libro cuarto de la obra es un derrotero de las “Indias de la Mar Océana”, desde la costa de Perú hasta la navegación del estrecho de Magallanes, con explicación de la distancia en leguas de los lugares, y colocación en latitud de los más importantes. La opinión común es que no recibió el permiso de impresión del Consejo de Indias por la información de las costas americanas que contenía.
El Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales, de Juan Escalante de Mendoza [1575], general de la Flota de Tierra Firme, contiene un derrotero clásico desde Sevilla a Nueva España, Honduras y Tierra Firme, con las distancias en leguas de toda la costa occidental hasta el Estrecho de Magallanes, y la derrota de vuelta a España. El Itinerario tampoco logró la licencia de impresión del Consejo de Indias, debido a los abundantes detalles que daba sobre las rutas de las flotas.
Lo mismo le sucedió al derrotero, Luz de navegantes donde se hallaran todas las derrotas y señas de las partes marítimas de las Indias, islas y Tierra Firme del mar Océano, de Baltasar de Vellerino [1592], que se guarda en la biblioteca universitaria de Salamanca. La obra está dividida en dos libros, el primero explica las derrotas que siguen las flotas españolas a las Indias Occidentales, partiendo de Sanlúcar de Barrameda, y detallando las corrientes, vientos, distancias, medios y lugares por los cuales se debe navegar para evitar las dificultades y llegar a buen puerto. Señala los rumbos que se deben tomar según la dirección de los vientos y los accidentes geográficos que pueden servir para reconocer los puertos y la distancia en leguas de unos a otros. De manera somera se detiene además en la descripción de las riquezas naturales, habitantes y otros detalles de los puertos de La Habana, Puerto Rico, Veracruz y Santo Domingo. El segundo libro se titula: “De las señas de las partes de las Indias, Islas y Tierra Firme del mar Océano”. Está constituido por 115 dibujos, precedidos de una explicación que el autor llama “señas o señales marítimas”. Los dibujos son perspectivas de costa con una ligera aguada en ocre, azul y verde; están orientados con una flecha inscrita en un círculo y llevan una filacteria donde se señala desde dónde se ha tomado el perfil. Son estos dibujos los que confieren a la obra un carácter especial dentro de los numerosos derroteros de la época.
Derrotero de Sebastían Vizcaino. Acapulco Hispánico.
DERROTEROS ANÓNIMOS DEL PACÍFICO ILUSTRADOS CON DIBUJOS
La mayoría de los derroteros manuscritos del siglo XVI detallan las derrotas y puertos de la costa atlántica de América desde la barra de Sanlúcar hasta San Juan de Úlua y otros lugares de la costa occidental. Pero el estrecho de Magallanes, descubierto en noviembre de 1520, abrió una nueva etapa de navegaciones que hizo del Mar del Sur o Pacífico un espacio a explorar y descubrir. Los viajes por el Pacífico motivaron la necesidad de hacerse con mapas y cartas, perfiles de costas y planos de puertos, sobre todo en la región austral, por la imposibilidad o peligrosidad de navegar junto a la costa, lo que hizo necesario elaborar y unificar la cartografía del Mar del Sur, difundiéndola entre los pilotos de la Corona. A mediados del siglo XVII, a medida que avanzaban los descubrimientos en las costas del Pacífico y los viajes a Filipinas, encontramos muchos derroteros específicos para esa navegación, que solía empezar en Acapulco o Callao y descender hasta el cabo de Hornos. Estos derroteros de la costa pacífica de América constituyen un conjunto de manuscritos muy valioso que reposa en bibliotecas y archivos. La característica principal de ellos es que son manuscritos, frecuentemente anónimos y no fueron escritos para ser publicados, sino para uso particular de los pilotos.
La mayoría incluye dibujos detallados de las costas y otras informaciones, que ilustran y complementan el texto, como perfiles de las costas, montañas y volcanes, islas e islotes, bajos, desembocadura de ríos, en fin, todo lo que pudiese servir para identificar la costa y en especial, sus puertos y centros urbanos costeros. Con ello se habría buscado ampliar el conocimiento sobre las costas e islas del Pacífico de los pilotos, que navegaban ese océano y que los habían recopilado para su propio uso y para los otros pilotos que los pudieran necesitar. Por supuesto, estos libros debían conservarse con gran sigilo, pues contenían información estratégica para los intereses del imperio español de la que pudieran beneficiarse otras potencias marítimas europeas, además de piratas y corsarios. Estas circunstancias avalan que la mayoría de los derroteros sean anónimos, recopilados por pilotos que los necesitaban para su propio trabajo. Los que hemos examinado no están firmados, aunque a veces aparece el nombre de su poseedor y todos tienen unas características parecidas.
Esta etapa se inicia en 1603 con el derrotero desde Acapulco al cabo Mendocino, hecho por el piloto de la segunda expedición de Sebastián Vizcaíno, Jerónimo Martín Palacios, con 33 croquis de la costa, realizados por Enrico Martínez. (3)
Santo Domingo de la Isla Española.
Portada de la Suma de Geografía, de Martín Fernández de Enciso (1519).
El [Derrotero] de la costa seguida desde [Acapulco] hasta el estrecho de Magallanes, cabo de Hornos, estrecho de Maire hasta el río de Buenos aires, con caletas, puertos y ensenadas, bajos, islas, arrecifes, rios, arrumbamientos, distancias y demás circunstancias que necesita un piloto[…] que a veces es muy acertado aconsejarse con noticias que dan estos libros que son muy ciertas…A quien de este su dueño fuere, Dios le dé buenos aciertos en todo y por todo. Lima 5 de enero de 17644, nos confirma la hipótesis del anonimato, pues el autor resulta ser un incógnito piloto que ha copiado un derrotero muy anterior a la fecha que indica, pues da algunas noticias de sucesos pasados que él no pudo conocer. Incluye 11 ilustraciones de las costas con indicaciones náuticas, empezando por Acapulco y terminando por un mapa del Estrecho de Magallanes, donde aparece parte el dibujo incompleto de las islas Malvinas, denominadas “islas nuevamente descubiertas” Lo mismo sucede con el Derrotero de las costas de los reinos del Perú, Tierra Firme, Chile y Nueva España, sacado de diferentes cuadernos que han escrito y usado los más clásicos y experimentados pilotos deste Mar del Sur, 1675. Incluye 270 dibujos. (5) En el “Prólogo exhortatorio” el autor declara “yo no puse nada de mi casa mas que trasladar” pues el derrotero es una copia, para su uso privado, de anteriores derroteros de los pilotos del Mar del Sur, ya que, “me animé con su trato y adquiriendo prestados sus cuadernos a juntar sus obras y experiencias en este libro que si por caso fuese a la imprenta hallasen en un cuerpo todo lo descubierto y qué se trajina en este Mar del Sur” (6).
El [Derrotero] desde la ultima población que tienen los españoles en las costas de Nueva España, en el mar del Sur es la ciudad de Compostela, como manifiesta la demostración de su mapa que da principio a este libro, como se verá en la hoja n.1, para que se tenga verdadera ynteligencia de todos los yntereses que comprehende sus demostraciones en sus mapas […]para que sirva de norte a los navegantes que surcan aquellas costas… Termina abruptamente al final por lo que no sabemos si tiene autor. Incluye 151 dibujos y, 8 hojas de texto. (7)
Por último, el Derrotero general del Mar del Sur, sacado de diferentes autores. Hecho en Panamá en 30 del mes de Diciembre de 1684,8 participa de las mismas características que los anteriores, ya que es una simbiosis de distintos derroteros, como se aclara en la portada donde los datos técnicos están complementados con 148 dibujos a la aguada muy interesantes.
Los derroteros de la costa pacífica de América constituyen un conjunto de manuscritos muy valioso y poco conocido, que no han sido estudiados en su conjunto. Hemos visto como la política de sigilo, establecida por el imperio español para proteger sus rutas marítimas, impidió la publicación de derroteros sin la aprobación de las autoridades científicas del Consejo de Indias. Esta circunstancia motivó que los pilotos se proveyeran por su cuenta de compilaciones de derroteros manuscritos que señalaban solamente la ruta de sus navegaciones, eran de su propiedad y tenían la garantía de poderlos corregir en sucesivas derrotas. Por esta razón la mayoría son anónimos, aunque a veces llevan el nombre del poseedor. La mayor parte de ellos, además de las indicaciones náuticas pertinentes, incluyeron unos dibujos en color de las tierras a las que se dirigían y noticias geográficas, que les confieren una importancia añadida y que justifican el título de este artículo.
NOTAS
1 Luis Albuquerque, Los libros de viajes como género literario, pp. 67-82, Sevilla, Escuela de
Estudios Hispanoamericanos, 2006.
2 Manuel Moreno Alonso, América ante los pilotos de Ayamonte. El derrotero de las Indias de
Benito Alonso Barrozo, Sevilla, 1985, p. 26.
3 Archivo General de Indias. Mapas y Planos, México, 53.
4 Museo Naval de Madrid, Mss. 180.
5 Museo Naval de Madrid, Mss. 1202.
6 Museo Naval de Madrid, Mss. 1202, p. 9.
7 Biblioteca Nacional de España, Mss. 2957.
8 The Hispanic Society of America, Ms. K44.
* Mª Luisa Martín Merás, es especialista en cartografía marítima española. Ha sido Jefa de Investigación en el Museo Naval de Madrid y Directora técnica del Museo Naval.