1. La batalla del río Hidaspes, el estudio clave
Los hombres ponen gran empeño en describir sus campañas militares; por eso, las descripciones históricas en torno a la batalla del río Hidaspes, son la principal fuente de información que tenemos para situar las ciudades que, en conmemoración de esta última gran victoria, se fundaron en la región. La batalla sucedió en el 326 a. C. y enfrentó a los hombres de Alejandro contra las tropas del rey indio Poro, del reino de Paura. Alejandro había acabado con los últimos restos del Imperio Aqueménida en lo que hoy es Afganistán; sus tropas cruzaban después el paso Khyber, mientras él llegaba desde las cimas nevadas del Hindu Kush donde había rendido la fortaleza de Aornos en el actual monte Pir Sar. En Taxila se unió a uno de los reyes hindúes, Ambhi, que se hizo vasallo suyo. Después, al mando de una tropa heterogénea de guerreros de muchas naciones, partió hacia el este a enfrentarse con Poro, único monarca hindú dispuesto a hacerle frente. La del Hidaspes, fue probablemente la batalla más dura a la que se enfrentó Alejandro. En algún momento, antes o después de la batalla, falleció su caballo, Bucéfalo; y las semanas posteriores, en el río Hífasis sus hombres se amotinaron, lo que provocó que el macedonio pusiera fin a sus avances, tomando la decisión de regresar hacia Persia. Fundó en el lugar de la batalla, y en el punto por donde pasó el río Hidaspes (actual río Jhelum), a ambos lados de este, dos ciudades: Alejandría Bucéfala -que cobijaba una tumba monumental con los restos de su caballo- en la orilla occidental del río, y Alejandría Nicea, la Ciudad de la Victoria, en el lado oriental del Jhelum-Hidaspes. Para localizar ambas ciudades es imprescindible comprender y estudiar la batalla en sí misma.
1.1 Antecedentes
Sabemos que Alejandro, tras partir de Taxila, cruzó las Colinas de Sal -sierra que se extiende de norte a sur por cientos de kilómetros- y llegó a la orilla occidental del Jhelum-Hidaspes; desde allí, buscando a su enemigo, se desplazó hacia el norte, y estableció un campamento cuando lo encontró. Mientras que Poro lo esperaba con sus tropas en la orilla izquierda. Ambos ejércitos se observaron durante semanas. Alejandro estaba en un atolladero porque cruzar el río era muy difícil por estar crecido por los monzones y no podía intentarlo sin caer diezmado. Poro y sus hombres siempre estaban alertas y tenían vigías, atacando a todo aquel que tratara de alcanzar el lado oriental. Casi resignado a esperar al fin del monzón para atacar, Alejandro, sin embargo, no descansó. Hizo traer las barcazas que había usado como pontones para construir un puente sobre el río Indo, y fabricar una suerte de flotadores individuales con pieles y paja; y mantuvo a una tropa en continua actividad, saliendo de día y de noche, con gran ruido, obligando al enemigo a una continua alerta, con la carga psicológica que ello conlleva.
Bucéfalo Giambattista Tiepolo, Alexandre et Bucéphale, huile sur toile, 58 x 34,7 cm, París, musée du Petit Palais.
1.2 La treta
El general macedonio se lo jugó todo a un truco genial: Dejó a Átalo -que se le parecía mucho a él físicamente- disfrazado como rey de Macedonia en su tienda real para que le suplantara y dispuso a Ptolomeo realizando movimientos distractores con parte de la caballería; después buscó un paso fuera de vigías y ojos enemigos. En secreto, fue sacando del campamento a una tropa de unos miles hombres de caballería e infantería selectas reuniéndolos en un punto donde se fraguó la estrategia a seguir y se realizaron las ceremonias de rigor de cara a la batalla; cruzando el río posteriormente -haciendo uso de las barcazas y de pieles rellenadas de aire- a unos 27 kilómetros de donde estaba el campamento principal donde había dejado a Crátero al mando del cuerpo más nutrido del ejército. Tanto Crátero desde el campamento principal, como Meleagro (y con él Atalo y Gorgias), en un campamento establecido a mitad de camino respecto al punto seleccionado por Alejandro para pasar el río, recibieron órdenes de atacar en cuanto él pisara la orilla izquierda. Alejandro y sus tropas -según describe Arriano- cruzaron por un promontorio lleno de árboles en una curva sobre el río, que en aquel punto tenía unos 500 metros de ancho y en cuyo centro había dos grandes islas.
1.3 La batalla
Al conocer la llegada de los griegos, Poro envió a una avanzadilla de carros y caballos al cargo de su hijo, que atacó a los invasores en la misma orilla, aunque fue barrida, cayendo en combate el joven capitán. Después, el Rey de Paura tuvo que escoger si quedarse e impedir el paso de Crátero, al que tenía enfrente, o enfrentar a Alejandro que llegaba desde el norte. Se decidió por esto último, dejando a una pequeña tropa con algunos elefantes en el campamento para cubrir su retaguardia. El choque de Poro y sus elefantes, con la infantería macedonia, fue durísimo, pero finalmente Alejandro se impuso, capturando al monarca enemigo en el campo de batalla. En el momento álgido de la batalla, Crátero y Meleagro cruzaron la corriente, desbaratando al pequeño grupo dejado atrás por Poro y atacando a los restos de su ejército desde el sur, aunque los pauravas ya estaban en retirada.
1.4 Tras el combate
Impresionado por la gallardía en combate de Poro, Alejandro le devolvió su corona, convirtiéndolo en vasallo suyo, aunque bajo la supervisión de un macedonio llamado Filipo. La historiografía dice que Bucéfalo falleció de vejez y extenuación en algún momento en torno al día de la batalla. Cerca del lugar de la muerte del caballo, en el punto de reunión previo al cruce del río, Alejandro construyó, tras la batalla, Alejandría Bucéfala, alrededor de una gran tumba macedónica donde depositó los restos del equino tras unos funerales propios de un general. Y también de las obras escritas sobre el tema se extrae que, en la llanura donde se dio lo más cruento del choque, el macedonio fundó Alejandría Nicea, la Ciudad de la Victoria tras una gran ceremonia y celebración en honor de los caídos. La primera estaría entre las colinas y el río, al lado occidental del Jhelum-Hidaspes y la segunda en una planicie en el lado oriental del río, según las fuentes, aunque existen algunos datos contradictorios al respecto.
2.Teoría para la identificación de los lugares relacionados con la Batalla del Hidaspes del 326 a.C.
Tras el estudio de las fuentes clásicas y de los diarios de los autores decimonónicos británicos, mi conclusión es que nuestra mejor baza para descubrir la posición del escenario de la batalla del 326 a.C. y las ciudades que Alejandro fundó en el río Hidaspes pasa por:
1- El estudio pormenorizado de la propia batalla del Hidaspes. Lo mejor es ir a las fuentes originales o casi originales, como Curcio Rufo y Flavio Arriano.
2-El estudio del curso del río en época helenística. Nos lo da P.H.L Eggermont, gracias a varios dibujos y opiniones basados en estudios de otros autores como Vincent Smith.
3-El estudio de los testimonios posteriores de viajeros contemporáneos, con teorías y descripciones que nos ayudan a comprender el entorno; con especial mención de los trabajos de Alexander Burnes, Alexander Cunningham, Claude Auguste Court, Aurel Stein, y P.W.B Huntingford.
4-El uso de tecnología satélite. Google Earth. Con capacidad de atisbar formaciones y anomalías en el terreno, y de analizar este en formato 3d.
Mediante estas tres premisas, podremos teorizar después sobre el lugar exacto donde estaban las ciudades fundadas por Alejandro en el río Hidaspes, actual río Jhelum.
5-Tras el estudio de todo esto, llega el desplazamiento sobre el terreno, y el análisis de los escenarios de la Batalla del Hidaspes. Y es tras estos pasos que se ha llegado a las conclusiones que se ofrecen a continuación.
2.1 Localización del itinerario seguido por el ejército de Alejandro a la hora de cruzar las Colinas de Sal
A la hora de situar el paso por donde los macedonios y sus aliados cruzaron la sierra de las Colinas de Sal, nos enfrentamos a la vaguedad de las fuentes escritas. Nuestro máximo exponente para comprender la batalla, el único en dar descripciones de los lugares y medidas concretas, es Arriano. Sin embargo, sitúa los puntos a partir del campamento griego principal. Por lo que, sin descubrir este, de nada vale lo expuesto por este autor. Que se muestra, por otra parte, terriblemente vago y escueto, a la hora de situar el itinerario seguido por el ejército macedonio desde el Indo hasta el Hidaspes a través de las Colinas de Sal. Desde Taksila, la Takshasila indú -perfectamente situada-, hasta la acampada de los griegos en la orilla occidental del Hidaspes, Arriano no nos informa de nada. “Alejandro acampó en las orillas del río y Poro fue visto en la orilla opuesta, con todo su ejército y sus elefantes en torno a él” -resuelve el autor clásico. Y eso es todo. Simplemente no hay itinerario en ninguna obra clásica que describa este tramo.
Pero tenemos dos datos, que por fuerza nos han de encaminar en el camino correcto. Por un lado conocemos el trazado de la carretera principal que cruzaba esta sierra en la Antigüedad. El ejército cruzó las Colinas de Sal a la altura de la ciudad actual de Bhera, que, según Aurel Stein, era una ruta más antigua que la que discurre por Jhelum, que fue ampliada en la Edad Media. Esta ruta coincide con el trazado de la actual carretera M-2. Tras el estudio de la batalla y de las imágenes satelitales, aceptamos las conclusiones de Aurel Stein; aunque creemos que también pudieron cruzar por el paso que desemboca en la ciudad de Khewra, que además posee una famosa mina de sal; pero este paso está muy cerca del que une Bhera con Kallar Kahar, así que no habría demasiada diferencia a la hora de localizar las antiguas ciudades. El ejército de Alejandro era tan enorme que es seguro que cruzaron los pasos por varios puntos, también por motivos estratégicos. Alejandro ya había comandado a un grupo de escogidos por una ruta alternativa, para tomar los altos del Hindu Kush mientras el cuerpo principal se movía por el paso de Khyber. Creo más que factible que él se hubiera separado del grueso del ejército -que cruzó por el trazado de la actual M-2- para llegar a la zona de Jalalpur Sharif a través del paso del río Kandar o Kandar Kas (que significa el Paso de Alejandro). Basta una investigación sobre el terreno, además, para constatar que los locales llaman “Colinas del Sal” a la cadena montañosa a la altura del paso de la M-2 y no a la cadena montañosa más al norte, a la altura del fuerte Rohtas.
Por otro lado, hace tiempo que se descubrió una de las ciudades vernáculas descritas por Arriano: el palacio del Rey Sophites; hay unanimidad en situarlo en las ruinas conocidas hoy como “Antigua Bhera”. El dato es fundamental. Porque la ruta de la M-2 desemboca poco más al norte que la “Antigua Bhera”. Pero sabemos que el ejército macedonio solamente ocupó este lugar tras la batalla del Hidaspes y que este estaba a tres días de navegación río abajo desde Alejandría Nicea, que, recordemos, se fundó en el lugar donde fue la batalla. Sophites es descrito por Arriano como rey de “las Colinas de Sal”, por lo que el área de la sierra a altura de la antigua Bhera sería el punto por donde los griegos cruzaron la sierra. Pero después no pudieron dirigirse al sur, sino hacia el norte, pues allí fue la batalla. Este dato no es baladí. De hecho, imposibilita totalmente la teoría de Aurel Stein, que defiende a Haranpur como campamento griego y que sitúa el escenario bélico entre Jalalpur Sharif y Mong que para él corresponderían a las ciudades de Alejandría Bucéfala y Nicea respectivamente. Esta área de operaciones es defendida también por Cunningham. Pero con los datos reflejados, no podemos sino apoyar el área en torno a la ciudad de Jhelum -defendida por estudiosos como Fraser- como área de operaciones bélicas.
2.2 Localización del campamento griego
Por lo tanto, tras cruzar las Colinas de Sal, antes de llegar a la Antigua Bhera, el ejército macedonio se desplazó hacia el norte. Debemos ahora atender a nociones puramente estratégicas: como se ha sostenido líneas atrás, recorrer el terreno es constatar que el área de Mong es una zona poco propicia para una batalla, inundable durante el monzón, mientras que el entorno de Jalalpur es de lo más accidentado e imposibilita el movimiento de ejércitos en formación. Y, sobretodo, que las estribaciones montañosas (las Colinas de Sal al oeste y las Montañas Pabbi, al este) forman un cuello de botella sobre el valle del río a la altura de las aldeas de Darapur en el lado occidental del río; y de Rasul en el lado oriental del río. Este último es, además, una suerte de lugar perfecto para ser fortificado. Si Poro esperaba un ataque desde el sur, se hubiera visto obligado a parapetarse tras la sierra, teniendo como punto más meridional el pueblo de Rasul. Esto hubiera llevado al ejército macedonio a tener su asiento principal en Darapur, en donde hoy están las ruinas del sitio de Udinagar; situándose así los griegos frente a los pauravas. Esto hubiera permitido a los pauravas despreocuparse de un ataque por el sur, y limitar la vigilancia del río hacia el norte, como así hicieron, con caballería y carros -al mando del hijo de Poro- preparados para actuar. Mientras que los griegos desde la planicie de Darapur y Dilawar, hubieran podido reaccionar con rapidez y llevar a cabo movimientos de tropas compatibles con lo descrito en las fuentes. No obstante, dada la enormidad de dicho ejército, no habría uno sino varios campamentos macedonios, estando el principal en Darapur-Dilawar y sin duda un contingente en Jalalpur cubriendo el desfiladero de eventuales enemigos llegados desde el sur (recordemos que en la antigua Bhera, más al sur, les aguardaba Sophites, Rey de la región de las colinas de Sal y vasallo de Poros). Además la estrategia griega previa a la batalla obligó al establecimiento de tropas en el campamento principal (Crátero); y también en otro más al norte (Meleagro, Atalo y Gorgias); ambos con instrucciones precisas de atacar cruzando el río después de que lo hiciera Alejandro. Jalalpur en 326 a.C. estaba alejado del río y rodeado de colinas accidentadas, a diferencia de Darapur, que coincide completamente con la descripción del campamento principal desde donde Crátero se aprestó a cruzar el río con sus tropas.
Un recorrido presencial de estos lugares, lleva al fácil descubrimiento de evidencias de cerámicas y muros enterrados en Dilawar y Darapur, donde las fotos aéreas evidencian además la presencia de un lugar fortificado al sureste de la segunda población. Se trata de el enorme yacimiento descrito por A. Burnes, A. Court y A. Cunningham en sus respectivas obras. Aunque la columna descubierta por Court en este lugar hace pensar en un asentamiento Maurya, y las monedas descubiertas por Cunningham correspondan a varias culturas anteriores y posteriores a la presencia macedonia. Sin embargo, por su posición estratégica, además de por su morfología -atisbada gracias a un dron- y por su posición frente al río, no es descabellado afirmar que en este lugar estuvo el campamento griego principal. Burnes publicó un libro en 1831, en el que relata un viaje desde el mar, hasta la ciudad de Lahore; en el seno de este viaje ofrece su opinión sobre la situación de Alejandría Nicea. Describe unas extensas ruinas junto a la aldea de Darapur, a 10 kilómetros al Noroeste de Mong. Burnes da hasta el nombre del paraje: Oddenuggur o Udinagar.
Campamento principal griego y ciudad de Peritas
Burnes y Court situaban en Darapur-Udinagar a Alejandría Nicea y Cunningham hacía cruzar el río a Alejandro y sus escogidos en este punto; la batalla no pudo darse en este lugar, ni concuerda para nada con la descripción del cruce del río por Alejandro, sin embargo, es evidente dados los restos encontrados que en este lugar hubo una ciudad; probablemente pregriega, que después fue Maurya y más tarde tuvo algún tipo de recorrido en épocas islámicas, pues se han encontrado lápidas y monedas en este sentido. Pero ¿situó aquí Alejandro su campamento principal, donde después dejó a Crátero? Mediante un simple vistazo al Google Earth, se observa al este de Darapur una formación enorme (de un kilómetro de lado) con forma de paralelogramo o incluso ligeramente pentagonal, que se puede corresponder perfectamente con una ciudad construida según los patrones helenísticos para ciudades con función militar erigidas en las llanuras, al estilo de Alejandría Protasia. Presenta murallas precedidas por foso, que se aprecian claramente, y tras un estudio minucioso, se atisban líneas en su interior que puedan corresponder a las principales calles dispuestas en retícula regular rectangular. Pero además Cunningham nos da mucha más información, pues asegura que Court descubrió en este área una columna griega del tipo Corintio con capitel adornado con temas brahmánicos (posible columna maurya tipo ashoka). Este mestizaje en creencias y elementos artísticos no fue extraña en las nuevas fundaciones de Alejandro que, salvo excepciones (como el mostrado con la ciudad de Bactra), era tolerante con las creencias locales. También nos dice el británico que en esta zona no encontró monedas griegas pero sí de origen bactriano (afgano) y local. Pudiendo pertenecer a los colonos traídos por Alejandro de Bactria y Afganistán y a habitantes de tiempos posteriores a los alejandrinos. No es descabellado creer por tanto, que en este punto hubo un campamento griego y que este, como ha sucedido tantas veces, dio lugar posteriormente a una ciudad; y descartado por las conclusiones que se ofrecen a continuación que sea Alejandría Nicea o Alejandría Bucéfala, solamente queda sostener que se trate de la tercera ciudad alejandrina en el valle del Jhelum citada por los clásicos, y que además se situaba más al sur que las otras dos. Alexandria Peritas solamente es citada por Plutarco, lo que ha llevado a muchos autores a dudar de su existencia. El historiador de Queronea asevera asimismo que, tras fundar Bucéfala y Nicea, Alejandro aún dedicó una ciudad en el valle del Jhelum a su perro Peritas. Como el avance final de Alejandro fue de norte a sur, se debe entender que la “última” ciudad fundada en el Jhelum debe estar al sur de las anteriores. Estando además en la Antigua Bhera una ciudad indígena, la ciudad de Peritas, de existir, debió de situarse entre Darapur y Jalalpur, siendo la primera la que más visos tiene de haberse convertido en una ciudad al estilo de las fundaciones alejandrinas. Recordemos que la ciudad de Peritas no duró mucho, al menos con ese nombre, pudiéndose haber refundado con otro, como Udinagar, por personas pertenecientes al imperio Maurya que se hizo con estas regiones a la muerte de Alejandro.
Recurriendo a un análisis de los topónimos, Dilawar es un término usado en la tradición islámica que quiere decir “Valeroso”, mientras que Udinagar significa en indi “Pueblo alto”. Por todo lo expuesto, se puede afirmar que en estos dos lugares se situaba el grueso del ejército macedonio acampado frente al campamento paurava que debía situarse atendiendo a criterios estratégicos y prácticos, en Rasul. También fue en este lugar donde Alejandro dejó a Crátero con el grueso de las tropas, con instrucciones de atacar a Poro cruzando el río, en el momento final de la batalla.
Vista aérea de Udinagar, junto a Darapur.
Muros enterrados en Darapur.
Recorriendo las calzadas antiguas cerca de Malot.
Promontorio y vado de Malot en el río Kahan.
Miguel Gutiérrez-Garitano bajo el túmulo de Raryalla
Miguel Gutiérrez-Garitano señala los estratos llenos de cerámica.
La tumba del santón, sobre la colina de Sikandar.
Detalle de estratos con cerámicas en Sikandar.
Cerámicas al pie del túmulo de Raryalla.
Croquis de Jango Raryalla y su túmulo.
Croquis de Chak Sikandar y su túmulo.
Dibujos de cerámicas del túmulo de Jango Raryalla.
Con los dueños de la casa frente al túmulo de Raryalla.
Detalle del túmulo
© 2021 Google. Image © 2021 Maxar Technologies. Google Earth.
Vista aérea del túmulo de Jango Raryalla.
2.3 Localización de los lugares por donde Alejandro y sus tropas escogidas cruzaron los ríos Kahan y Jhelum-Hidaspes. Identificación de Alejandría Bucéfala.
Ya tenemos por tanto un punto de partida para aplicar las distancias que nos proporciona Arriano en su “Anábasis de Alejandro”. Según este, a 27 kilómetros (150 estadios) hacia el norte desde el campamento griego, Alejandro cruzó el Hidaspes en un lugar de grandes islas, tras pasar por un promontorio que se alzaba sobre el río sobre una curva de este. También ofrece la anchura del río en este punto, valorándola en unos 500 metros. Este es el punto más enigmático al que se han enfrentado los estudiosos que han tratado el tema. Y también es la clave a la hora de elaborar esta hipótesis. No debemos dudar de la exactitud de las medidas clásicas recogidas por Arriano, pues los griegos viajaban con arquitectos y agrimensores (bematistas). Por tanto a 27 kilómetros al norte del campamento griego, o sea, de Darapur, se encuentra el paso del río por Alejandro y sus escogidos. Y a esa distancia exacta se encuentra el actual puente que cruza desde el centro de la ciudad de Jhelum. Se trata, como se recoge en líneas anteriores, de un paraje que coincide plenamente con lo que describe el “Anabasis”, pero plantea dos problemas que deben resolverse:
1-Los clásicos afirman, y muchos estudiosos, que en el lugar por donde Alejandro cruzó el río, se fundó, en la vertiente occidental, Alejandría Bucéfala. Pero no se encuentra en Jhelum pista alguna de su presencia, ni de la estructura que más posibilidades tiene de seguir en pie o haber dejado algún resto con el paso de los años, como es la tumba-túmulo de Bucéfalo.
2-Aunque el paraje de Jhelum se parece por sus islas y su extensión a los descrito por Arriano, se echa de menos aquí el promontorio lleno de árboles que se asoma a una curva sobre el río.
3-En el 326 a. C. le río pasaba más al este del curso actual; el lugar donde se encuentra Jhelum, estaba ocupado entonces por el río, y una serie de grandes islas que se formaban en la confluencia de este con su tributario, el río Kahan.
Para solventar este enigma, se debe poner la atención de nuevo en el estudio de las fuentes, de la batalla y sus prolegómenos y, finalmente, en lo que los clásicos entendían como “río” con respecto a lo que entendemos hoy.
El lugar de reunión previo a pasar el río. Lugar donde se fundó Alejandría Bucéfala
Para continuar con la investigación, desde el campamento griego de Darapur-Dilawar, es necesario seguir analizando la batalla. Sabemos por lo sautores que Alejandro, tras preparar una farsa y un señuelo sacó del campamento a su tropa de escogidos, de manera secreta. Desplazándose toda la tropa hasta un punto de reunión, donde se organizó el asalto final y donde, tras los ceremoniales de rigor, se dieron comienzo a las operaciones de paso sorpresivo del río que marcaron el inicio de la batalla. Previamente había dejado tras de sí los cuerpos de ejército de Crátero y Meleagro. Al primero, en el campamento principal, al segundo a medio camino respecto al punto por donde él mismo pensaba cruzar el río.
Los estudiosos han buscado Bucéfala en Jhelum, porque han entendido que Alejandro fundó una ciudad en la orilla occidental en “el lugar por donde pasó el río”. Pero tras un estudio de las traducciones, se ha podido constatar que algunas no dicen lo mismo que otras, cambiando el sentido de las frases dependiendo de quién las realice. Así, la traducción de Arriano de Pamela Mench (2012) dice los siguiente: “Alejandro fundó varias ciudades. Una en el lugar exacto donde se desarrolló el combate y otra desde donde partió la expedición que cruzó el Hidaspes. A la primera la llamó Victoria en honor a la victoria obtenida sobre los indios; a la segunda la denominó Bucéfala, en memoria de su caballo Bucéfalo, que había muerto allí de agotamiento y de viejo, no herido por nadie”.
Pongamos por tanto que no se fundó Bucéfala por donde se pasó el río, sino en el lugar desde donde se partió para cruzarlo; o lo que es lo mismo: en el lugar donde se reunió la tropa que había salido en pequeños grupos desde el campamento griego principal, donde se fraguó la estrategia final y donde -según la costumbre- se realizaron los rituales obligados según la liturgia macedonia, antes de todo combate.
Hay otro indicios, además, que nos refuerzan en la importancia de este lugar de reunión, donde sin duda se estableció un campamento o fortificación. No es descabellado pensar que el macedonio dejara a un envejecido (tenía más de veinte años) y exhausto Bucéfalo en este campamento, a la espera de lo que sucediera en la batalla. Antes de buscar este lugar, no obstante, se debe buscar el promontorio sobre la curva del río del que habla Arriano, y que no es posible descubrir en el entorno de Jhelum.
En resumen: la operación fraguada por Alejandro mientras estaba atrapado en la orilla occidental, no fue cosa de un día; antes preparó al menos dos campamentos, el de Crátero -o campamento principal- el de Meleagro -campamento subsidiario a mitad de camino respecto al punto de paso- y un lugar preestablecido de paso del río donde con toda probabilidad se escondieron las barcas desmontables y los flotadores improvisados. De tal forma que todo estuviera preparado para el día D. Esta información es vital porque este trabajo sostiene que, después, Alejandro fundó sus ciudades en el lugar de los tres campamentos: el de partida o de Crátero (Alejandría Peritas), el subsidiario o de cruce del río (Alejandría Bucéfala), el de la victoria o de celebración (Alejandría Nicea).
Una reinterpretación del río, el promontorio sobre el vado. El cruce por Malot.
Cogiendo Darapur como punto de origen, y usando un compás para marcar una línea curva imaginaria hacia el norte a exactos 27 kilómetros, la línea corta dos corrientes, el río Kahan a la altura del pueblo de Malot, al pie de las Colinas de Sal, y el río Jhelum-Hidaspes a la altura de la ciudad del mismo nombre, justo en su puente. Como se ha dicho, para los clásicos, no se trataba de ríos distintos; estos solamente nombraban las corrientes principales, considerando a los pequeños afluentes -lo que sería el caso del Kahan- como parte de ese mismo río.
Una exploración del terreno en Malot permite descubrir un vado natural a 850 metros al oeste del puente actual, en un lugar aún utilizado por aquellos que quieren cruzar la sierra hasta el fuerte Rohtas. Es posible, y así se ha hecho a la hora de elaborar este trabajo, seguir las carreteras desde dicho fuerte por la sierra y hasta la villa de Malot. Esta está conectada con Jhelum por una carretera de trazado recto, al menos medieval, conocida hoy en día como “Rohtas Road”. Examinado el pueblo de Malot y el vado, es muy fácil descubrir junto a este los restos de las antiguas calzadas y en la orilla sur, los restos de grandes recintos que pudieran corresponderse a aserraderos o incluso pequeños astilleros. Sobre Malot destaca además una enorme montaña que marca una curva sobre el río, y que hoy ha sido desmochada por una enorme cantera que la ha privado de gran parte de su masa. Con todo, el lugar coincide con la descripción de Arriano, a 27 kilómetros del campamento griego, en un punto algo alejado de la corriente principal para no ser vistos por espías, bajo un promontorio arbolado, en un vado natural donde hay restos de calzadas antiguas; y más atendiendo a que, según la concepción antigua, el río Kahan era parte del propio Hidaspes. Desde aquí, hasta Jhelum, donde la tropa terminó de cruzar la corriente, a caballo -y más teniendo en cuenta que el río estaba entonces varios kilómetros más hacia el oeste- no hay apenas distancia. Realizándose toda la operación en una misma jornada. Alejandro lo hizo de noche y finalizó la operación bajo una tormenta.
En distintos trabajos se ha visto a este río citado como Ghaan, Kahan y Barani. Nombres que pudieran venir del túrquico antiguo de época mogola. Barani se interpretaría como “Río de las Lluvias”, en alusión a sus crecidas por el monzón. Mientras que Kahan o Ghaan podrían hacer alusión a la palabra túrquica Kan o Khan, que significa rey. Traduciéndose entonces como “Río del Rey”. Kahan también pudiera ser una palabra en Urdu -un nombre propio- relacionada con el culto al dios Krishna, traduciéndose como “Señor del Universo”. Se trata de un culto relativamente moderno dentro del Hinduísmo, o que se generalizó entre los fieles de esta religión en época del Imperio Maurya, que, como sabemos, mutó su cultura a todos los niveles tras el contacto con los griegos. Tanto a nivel material (adoptaron las columnas y construcciones en piedra) como en el ámbito de las creencias. No pudiéndose descartar que este culto tenga cierta relación en origen con un Alejandro divinizado que también se daba a sí mismo el título de “Rey del Universo”. En este sentido, es reseñable recordar que el río que pasa por Jalalpur Sharif, al sur, muy relacionado con Alejandro, tanto en las leyendas de la tradición oral, como en la bibliografía, se llama Kandar o Kahan. Kandar en alusión a Alejandro (su nombre árabe es Kandar). Al llamarse dicho río también Kahan, podría deberse a una relación entre Kandar-Alejandro, y Kahan-Krishna.
Un cruce de caminos al sur del río Kahan. Identificación de Alejandría Bucéfala.
Debe afirmarse por tanto que Alejandro cruzó el río Kahan por el vado de Malot para después, por el trazado de la actual Rohtas Road, dirigirse a Jhelum, por donde finalmente cruzó el Jhelum-Hidaspes. Queda así solventado el misterio y es posible hablar de todas las piezas a saber: el promontorio sobre el río (Malot), y las islas en mitad de la corriente frente a grandes barrancas (Jhelum). Todo a unos 27 kilómetros del campamento principal (Dilawar-Darapur).
Se echa en falta, sin embargo, el lugar donde las tropas se reunieron antes de comenzar la operación de cruce del río. El lugar desde “donde partieron” o “donde se reunieron para pasar el río” como recogen las buenas traducciones de Arriano.
Es obligado por tanto poner el foco al sur del río Kahan; existe un pueblo a donde llegan las calzadas que vienen de Malot y también la carretera directa desde Jhelum cruzando el Kahan vía el pueblo de Nougran. Este cruce de caminos, justo al sur del río Kahan se llama Jango Raryalla. Se trata, por tanto, del lugar lógico donde las tropas debieron reunirse al llegar en pequeños grupos desde el campamento griego, como paso previo a la operación de cruce de los ríos Kahan y Jhelum-Hidaspes.
Si esto fuera así, bajo los edificios de este pueblo se hallarían los restos de la antigua Alejandría Bucéfala. Siendo el siguiente paso lógico buscar en Raryalla las estructuras susceptibles de haber resistido el paso del tiempo, tales como el gran túmulo-tumba de Bucéfalo o las antiguas murallas; además de analizar los criterios más prácticos, estratégicos y de habitabilidad, a que solían atender los macedonios a la hora de fundar nuevas ciudades.
Un análisis de Jango Raryalla: la posible tumba de Bucéfalo
Al sur del río Kahan, hay una aldea a la que llegan los caminos provenientes de los pasos del río, tanto desde Malot, como desde Jhelum vía Nougran, antes de seguir hacia el sur, hacia Darapur. Se trata por tanto de un cruce de caminos, entre las colinas de Sal y el río Jhelum-Hidaspes, que domina los pasos sobre el río Kahan. Preguntados los habitantes del lugar aseguran que es la aldea que posee los campos más fértiles en muchos kilómetros. En su centro se unen las dos carreteras, la de Malot y la de Nougran (ambas van a Jhelum) y en ese punto donde se unen los caminos existe un gran monumento de la antigüedad: un túmulo de grandes dimensiones.
A simple vista destaca desde la carretera, evidenciándose que era en su día un gran monumento destinado a ser admirado por el caminante, que por fuerza, llegara desde donde llegara, tenía que pasar bajo él. Daba, por tanto razón de ser al poblado, destacando seguramente desde mucha distancia.
Un examen más preciso, muestra un enorme túmulo, de 110 a 130 metros de diámetro, con paredes de adobe de 5 metros de altura, hoy llenas de agujeros donde las aves han hecho sus nidos; toda su superficie y el territorio colindante están llenas de piezas cerámicas de diverso aspecto y decoración, destacando algunas de color rojo y decoraciones geométricas bícromas. En las paredes del túmulo -muy dañadas por la acción del hombre- se aprecian asimismo marcas de la acción erosiva del agua y algún nivel que parece de carbones.
El túmulo ha sido vaciado por dentro y por fuera, siendo la estructura anular que se aprecia, lo que queda de una estructura que a pesar de ser enorme, cuando estuvo completa, por fuerza tuvo que ser considerablemente mayor.
El túmulo sirve de recinto a una vivienda de un campesino local, de nombre Imran, que habita en su interior en varios edificios construidos sobre la antigua estructura, que presenta una apertura hacia el oeste, que es la que utiliza el campesino para entrar y salir. También, se yergue una escuela en el lado oriental de la estructura. En la sección de esa zona de apertura se ve que la estructura anular tiene un interior de piedra a modo de murete.
Un trabajo posterior de documentación, descubre que la estructura ya era conocida por Aurel Stein, aunque este solamente le dedicó unas horas de investigación el 24 de noviembre de 1931 y un escueto pie de página en uno de sus libros, lo que no es óbice para que el explorador enviara 12 piezas de cerámica del lugar al Museo Británico. Y aunque no hace más comentarios, en su mapa situó un símbolo junto al nombre del poblado de Raryalla reconociendo que se trataba de unas “ruinas”. Sobre la estructura anota: “Cerca de la villa de Raryalla, sobre 8 millas al sur de Jhelum, y cerca de la carretera, un gran túmulo de más de 100 yardas de diámetro y de 17 pies de altura sobre los campos de alrededor, atrajo mi atención. Además de la gran cantidad de cerámica rota cubriendo su superficie, eran numerosas las piezas de cerámica roja decorada con diseños simples negros o marrones o incisa con motivos y patrones geométricos. Su tipo sugería una ocupación de tiempos históricos tempranos y una moneda de cobre recogida por mí en su superficie perteneciente aparentemente al periodo Kushan tardío, apoyaba esta conclusión”.
No deja de sorprender la poca atención prestada a una estructura tan monumental por un hombre como Aurel Stein; reconoce en su escrito la fertilidad de la tierra de la aldea donde se asienta el monumento, y también que este llamaba la atención desde la carretera. Pero yerra en cuanto a su tamaño (130 metros frente a 90 que le confiere Stein, y eso que se haya vaciado y destruido) y le dedica un párrafo en un pie de página en una de sus obras y un sólo día de investigación. Pasa por este hallazgo de puntillas y en ningún momento le confiere la posibilidad de ser identificado como la tumba dedicada a Bucéfalo.
No obstante el hecho de que la moneda recolectada por Stein, solamente refuerza esta posibilidad; porque Bucéfala desapareció de la historia pasado el siglo IV d.C y perteneció al Imperio Kushan al menos del siglo I-III d.C. pudiendo presumirse que la gran tumba de Bucéfalo pudo entonces reutilizarse para otras cosas.
Tras valorar las posibilidades y comparativas de dicha estructura con otras pertenecientes a edificios helenísticos, Maurya, Kushan, etc., y con construcciones de forma circular como cierto tipo de estupas, por un proceso de descarte, no se pude descartar que el túmulo fuera una tumba de tipo macedónico; y, aunque esta área fue ocupada tras el paso de Alejandro y los efímeros Mauryas por los Reinos Indogriegos, cuyos edificios eran del tipo helenístico, solamente sabemos por las fuentes de una tumba monumental construida en esta zona: y esa es la tumba de Bucéfalo. Pues es imposible no comparar la estructura que se yergue en Raryalla con las tumbas de Vergina y sobre todo, con Anfípolis.
Preguntado el habitante de la casa por la naturaleza del túmulo, este responde que antes de vivir él en la casa, habitaba en ella una célebre saga de sikhs, que pudieron construirla porque “a los sikhs les gustan este tipo de cosas de aspecto antiguo”. La explicación de que la estructura pudiera haber sido construida por sikhs es absurda, pero no la referencia a ellos, pues Raryalla es famosa por ser la cuna del famoso guerrero Sikh Deva Singh y su familia. Tal vez esa saga de guerreros habitaran en el túmulo entre los siglos XVIII y XIX.
La conexión sikh, además, no es descabellada en absoluto. A pocos kilómetros al suroeste, a 975 metros de altura sobre las colinas de sal, está el templo de Tilla Jogian, un lugar de culto fundamental para los yogis desde al menos el siglo I a.C. El fundador de la religión sikh, Guru Nanak, según los textos religiosos, meditó en este templo por 40 días en torno al 1500, porque quería entender la fe de los yogis, definiendo el templo como de capital importancia también para los sikhs durante siglos. El propio Maharajá Ranjit Singh, creador del Imperio Sikh a finales del siglo XIX, visitó y construyó un monumento en este templo. Raryalla por tanto y a todas luces, estuvo relacionada con la ruta de peregrinos hinduistas y sikhs que cruzaba las Colinas de Sal desde Rohtas, uniendo el templo Tilla Jogian, con el área de Jhelum y camino de Lahore.
El análisis de las cerámicas que presenta el túmulo en su superficie refuerzan esta posibilidad -informaciones aportadas por el ISMEO-. La extraordinaria abundancia de cerámica en el seno de sus muros, y el hecho de que se trate de cerámica local de los siglos IX-X d.C. (el último periodo de reyes hinduistas que fueron poco después sustituidos por los Omeyas), refuerza a Raryalla como centro urbano articulador de una ruta de peregrinos. Un evidente nivel de carbones, junto a la abundancia de cerámicas refuerzan el hecho de que, en el siglo IX, el túmulo acogió una enorme fábrica de vasos de este material, dedicados aofrendas. Esta fábrica debió de estar asociada a un mercado, y esto habla de un centro urbano de importancia al menos para esa época. A la hora de realizar este trabajo se han recorrido las calzadas que unen Rohtas Fort (a donde llegan los caminos desde Ghandara) con el Tilla Jogian, y ambos hacia el oeste con: Malot a Jhelum a través de la Rohtas Road. Y con Malot a Raryalla como ruta que discurre hacia el oeste y hacia el sur y discurre al sur del río Kahan. Se puede identificar por tanto en este área, la ruta de peregrinos descrita por los budistas Valasarvastivadins, en los Vinaya; camino que acogió a peregrinos hinduistas, sikhs y budistas desde el siglo I a. C. hasta la Edad Contemporánea. Y es en este recorrido, al sur de Jhelum, donde según aquellos escritos, se situaban dos ruinas antiguas: La ciudad del Primer Reinado y la Ciudad del Buen Caballo.
Al norte del paraje de Kot-Baseera, el flanco occidental de Raryalla, encontramos además una línea donde la tierra se acumula, en cuyo pie discurre un riachuelo, formando un semicírculo casi perfecto, donde no es descartable la antigua presencia de murallas. Al oeste de Kot Baseera hay recintos y áreas donde es difícil cultivar.
Respecto a los topónimos, Jango Raryalla es un nombre compuesto difícil de analizar. La palabra “Jango” viene del vocablo “Jang” que quiere decir guerra o batalla. La traducción no es sencilla, pudiendo ser “Raryalla la de la Batalla“. Podría tratarse de un nombre conmemorativo de la Batalla del Hidaspes, pero los locales aseguran que le fue puesto tras un combate entre los habitantes de dos villas vecinas, Tazagram y Shewa.
La actual aldea de Jango Raryalla, por tanto, no es tan antigua. Fue fundada por la casta islámica de los mulayan o mulan, y está relacionada también con los sikhs, que fueron desplazados por estas gentes musulmanas. Pero junto a ella hay evidencias de asentamientos mucho más añejos. El túmulo se encuentra, como asevera Stein, “junto a Rayalla”, pero no en ella, sino en un paraje que acoge las nuevas casas de este pueblo conocido como “Kot-Baseera“. Se trata sin duda de un nombre vernáculo premacedonio, lo que no deja de ser significativo. Emparentado sin lugar a dudas con la fortaleza india de Bazira, en Barikot, que tuvo que tomar Alejandro Magno en su camino hacia Taxila y que se encuentra en el valle de Swat. El parentesco lingüistico entre Kot-Baseera y Bazira Barikot es evidente. Lo que permite sospechar que hubo un poblado indígena en el lugar en el momento de llegar Alejandro Magno a la zona. Según Aurel Stein, “Kot” vendría de la palabra sánscrita “kotta”, que significa “fuerte”; mientras que Baseera sería una derivación del vocablo indígena Bayira o Bajira. Es una información relevante porque podríamos estar hablando de un lugar fortificado pregriego.
Situación y descripción de Jango Raryalla: comparación con Bucéfala
Poniendo el foco en el pueblo entero, este se encuentra a 4 kilómetros del río Jhelum-Hidaspes y a la misma distancia de las Colinas de Sal. A menos de 2 kilómetros del paso del río hacia Jhelum via Nougran y a 11 kilómetros al sur de la ciudad; a unos 6 del paso de Malot, cuidando ambos pasos sobre el río. En una franja fértil del terreno, con acceso a la madera de la sierra y a las aguas de ambos ríos hacia donde se encaminan carreteras. Incluyendo una que va hacia el Jhelum-Hidaspes y desaparece de golpe. En el lado norte, además, se advierten líneas a modo de montículo rodeado por un riachuelo que pudieran ser correspondientes a antiguas murallas.
No parece descabellada la hipótesis de que, en este pueblo, cuyo nombre alude a una batalla, situado en el lado oeste del río, entre la sierra y la corriente, y en cuyo centro en el cruce de caminos hay un enorme monumento morfológicamente compatible con ser una tumba macedónica, sea el lugar donde se asentaba Alejandría Bucéfala; siendo asimismo el lugar donde se reunieron las tropas escogidas de Alejandro antes de pasar el río; y donde llevaron a cabo las ceremonias previas a la batalla y fraguaron el plan de acción. Tras esto cruzaron el río Kahan por Malot y Nougran y posteriormente el Jhelum-Hidaspes por donde se encuentra la ciudad, cuya área estaba entonces cubierta por el río que discurría más al oeste.
Las fuentes escritas describen a Bucéfala como un astillero que conseguía madera gracias a hallarse muy cerca de la sierra; y que, lógicamente estaba en la orilla del Hidaspes. Jango Raryalla no lo está y por eso nunca fue elegida como candidata a albergar los restos del caballo de Alejandro. Pero gracias a los trabajos de Eggermont y de Vincent Smmith sabemos que el río corría en el 326 a.C. unos kilómetros más al oeste que en la actualidad para esta zona de Jhelum hasta Khurd. De hecho, un análisis satelital de la zona oriental de Raryalla, permite descubrir los trazados de antiguos cauces, además de un área -la que va desde la población hasta el Hidaspes- absolutamente libre de poblaciones. Esto es por las inundaciones anuales, que son tan importantes como para hacer imposible el asiento en estos lugares incluso para estas zonas tan densamente pobladas. Es de Raryalla hacia el este por donde el río se ha desplazado, llenándose de sedientos a través de los años. Pero en época helenística el río discurría al este de la carretera que hoy une Raryalla a Shangoi-Chotala-Khurd. Por el norte pasó lo mismo, estando el vado de Nougran, por entonces al borde de la ciudad. Y por tanto esta era puerto en el punto donde se unían los ríos Kahan y Jhelum-Hidaspes, en un área ensanchada llena de islas. Fue por tanto una ciudad portuaria, con disponibilidad a madera de la sierra, amurallada (como informa el nombre sánscrito de Kot-Baseera) y punto de llegada de todos los caminos.
2.4 Localización del lugar de la batalla. Identificación de Alejandría Nicea
Como se ha dicho anteriormente, consideramos que Alejandro partió del campamento situado en Darapur-Udinagar, se reunió con sus tropas en Jango Raryalla, donde fraguó el plan y realizó las ceremonias de rigor previas a todo combate, cruzó el río Kahan por Malot y Nougran; después el Hidaspes a unos 27 kilómetros al norte de donde se encuentra Darapur. En el entorno de Jhelum, donde hoy mismo hay un gran puente moderno.
Una vez cruzado el río, las fuentes aseguran que los griegos fueron atacados en la misma orilla por los caballeros comandados por el hijo de Poros que cayó en combate; Alejandro partió hacia el sur por la orilla oriental, al encuentro del Rey Paurava -que también ascendía en su busca-, derrotándole. Esto es un punto fundamental, porque, sabemos que Nicea se erigió donde se produjo el choque. Ya al comienzo de este trabajo he dejado claro que es descartable la llanura donde está Mong como lugar de la batalla, en favor de la tesis de Court que defiende que son las llanuras frente a la propia Jhelum los lugares más propicios para una batalla de ese calado. Partimos de la teoría de que la ciudad probablemente se erigía a la misma altura que Alejandría Bucéfala pero al otro lado del río; hay fuentes (Diodoro Sículo) que las califican como “ciudades gemelas” insinuando que estaban cerca la una de la otra, a ambos lados del río. Además hay que recordar a las Vinaya budistas medievales que aseguran que estaban ambas en una misma carretera en el camino de los peregrinos de Gandhara a Mathura y al sur de Jhelum. Existe una aldea en el lado oriental del río, frente a la desembocadura del río Kahan, a la misma latitud que Jango raryalla, con el curioso nombre de Chak Sikandar, que significa en urdu “El Cruce de Alejandro”. Está presidida por un túmulo o colina artificial donde se ha construido una mezquita y tumba del santo musulmán (supuesto descendiente de Mahoma) Syed Masoom Saddeeq Shah, conocido como Tibba Wali Sarkaar. Las obras para acondicionar unas escaleras de cemento para llegar al santuario, que es de nueva construcción, han extraído material de las faldas de la colina; la pared se encuentra llena de cerámicas de factura antigua y a la vista, con aspecto de ser cerámicas al torno. Y de factura y decoración parecidas a las observadas en Raryalla.
Situación del combate principal con Poros. Entre Jhelum y Rasúl
Por razones anteriormente citadas, creemos que el paso del ejército de Alejandro se produjo más o menos a la altura de la actual Jhelum. Arriano asegura que nada más pisar la orilla Alejandro fue atacado por el hijo de Poro y sus hombres, que fueron derrotados y muertos en este punto. Después, el general macedonio partió hacia el sur. A su vez Poro fue a su encuentro desde el área de Rasul dejando en el lugar una pequeña guarnición para detener a Crátero. El punto donde se encontraron Alejandro y Poro, sería el lugar donde se fundó Alejandría Nicea. Por fuerza tendría que ser una llanura, donde pudiera operar una enorme fuerza de elefantes (entre 70 y 200), caballos, carros y hombres, en un frente de 10 a 12 kilómetros (Según un estudio de Mario Agudo Villanueva)..
El lugar perfecto se encuentra más o menos a 10 kilómetros al sur de Sarai Alamgir (que está a su vez enfrente a Jhelum en su orilla oriental), en torno a las aldeas actuales de Khadarialla, Kharka y Chak Sikandar.
Elementos arquitectónicos característicos de Nicea: monumento a los caídos y muelles-astilleros.
Arriano asegura que tras la batalla con Poro, una de las más duras a las que se enfrentó el ejército de Alejandro, los macedonios celebraron, como era costumbre, funerales a los caídos con competiciones atléticas incluidas: “Cuando aquellos que hubieron muerto en la batalla, fueron agasajados por Alejandro con las ceremonias apropiadas -recoge en su Anábasis el autor clásico-, este celebró de cara a los dioses los ritos de costumbre para celebrar las victorias, y organizó una competición de atletas y jinetes”.
Alejandro celebró pues, funerales y celebraciones rituales a la victoria. Es fácil pensar, por tanto que, siguiendo la costumbre griega, se enterrara los restos calcinados de los combatientes en un gran túmulo in situ. Pero es dudoso que, dada su mentalidad, Alejandro se contentara con eso. La del Hidaspes es una de sus batallas más brillantes, y se llevó a cabo en los límites del mundo conocido para los griegos; Alejandro no sabía si iba a poder mantener su posición en un lugar tan alejado, y pretendía dejar su marca. Su propio y monumental “Alejandro estuvo aquí y venció a Poro“. En el lugar de Nicea cabe buscar por tanto un enorme monumento que se viera desde la distancia. Un hito conmemorativo de la victoria y en honor de los caídos en combate. Y una ciudad fundada en el tercer campamento tras los de Crátero y Meleagro: el campamento de la celebración y la victoria.
Otra de las grandes bazas para encontrar Nicea es buscar los astilleros donde los macedonios construyeron los barcos que luego usarían para descender por el río, encargo que Alejandro le hizo a Nearco antes de partir; estos por fuerza tendrían que encontrarse en abrigos o entrantes a los lados del río, donde trabajar protegidos de las corrientes que bajaban crecidas por el monzón.
A diferencia de lo que pasó con Bucéfala, que aparece en fuentes históricas en una fecha tan tardía como el siglo IV d.C. (Tábula Peutingeriana), Nicea -al menos con ese nombre- desapareció pronto de la historia. Ya fuera por ser asimilada, destruida, o, como parece más probable, afectada y engullida por el propio río. Hay que recordar que ya en el mismo año de 326 a.C., tanto Bucéfala como Nicea fueron parcialmente destruidas por las lluvias, hecho que obligó al general macedonio a regresar sobre sus pasos y repararlas.
Identificación de Alejandría Nicea. La colina de Chak Sikandar
Entre Sarai Alamgir y Rasul, hay un lugar interesante que cumple con estas premisas. En una gran llanura, hay una colina de 300×100 metros, que responde al sugerente nombre de Sikandar. Se trataría a todas luces de un túmulo, o colina artificial y se encuentra a unos 300 metros de la orilla del río, sobre la aldea de Chak Sikandar. Sin que el autor de estas líneas haya encontrado referencia alguna a este lugar en las fuentes históricas.
De la importancia ritual del lugar no cabe duda; en un corte de sus laderas se han encontrado abundantes restos cerámicos similares a los de Jango Raryalla; o sea, de los siglo IX y X y relacionados con una ruta de peregrinos hinduistas. Sobre su cúspide, y en la actualidad, se encuentra una auténtica acrópolis de templos islámicos, cuyo epicentro es la tumba del descendiente de mahoma Syed Masoon Sayed Sha, pero también la mezquita Masjid Azeemullah. Por tanto podemos acreditar un uso religioso de la colina a lo largo de las eras y una tradición como enterramiento-tumba monumental.
De un vistazo al entorno y tras entrevistarse con los lugareños, se deduce que la pequeña aldea de Chak Sikandar es en realidad una suerte de barrio sur de otras dos poblaciones más grandes pegadas entre sí: Kharka y Khadariala. Tanto en la aldea de Khadariala, como entre esta y Kharka (y también un poco más al norte, en Narwal), se pueden encontrar unos entrantes en el río de aspecto artificial, que podrían responder a antiguos muelles astilleros donde proteger los barcos de la corriente. Estas poblaciones, además, como la propia Chak Sikandar, poseen embarcaderos de piedra de reciente construcción.
El río avanza hacia Chak Sikandar cada año en el monzón, por lo que, de haberse encontrado en este punto una ciudad antigua, sin duda parte habría sido engullida por la corriente, que en estas latitudes posee un enorme caudal. Los entrantes en la orilla del río, compatibles con antiguos muelles, habrían sido por tanto más grandes, de haberse remontado a épocas helenísticas. El río, unido a la construcción de un enorme canal al sur de Chak Sikandar y a la acción de la agricultura intensiva, habría dañado los restos históricos de forma considerable.
Del estudio de los topónimos en este área, se pueden obtener interesantes conclusiones. Chak Sikandar se traduce literalmente como “Cruz de Alejandro” o el “Cruce de Alejandro” en urdu. En principio, no se debe entender “cruce” como una alusión al cruce del río por Alejandro y sus tropas, pues es un nombre recurrente y muy usado en la geografía punyabi para muchas aldeas, una mera fórmula. Se llama así a un puñado de casas situadas en la orilla oriental del Jhelum-Hidaspes por debajo de la aldea de Kharka. Junto a las cuales está el túmulo de unos 20 metros de altura y 300×100 metros de dimensiones que los lugareños conocen como “Sikandar”; que es como se conoce a Alejandro Magno en todo Oriente, por lo que es del todo significativo que lleve este nombre, tan alejado de la tradición islámica, un túmulo artificial, que a todas luces ha mantenido un uso religioso y funerario a lo largo de las décadas.
El pueblo inmediatamente al norte de Chak Sikandar y pegado a él, es Kharka, cuyo nombre, común en idiomas de origen indoario, significa “pastizales cercanos a una aldea”. Lo cual es interesante, pues como se ha dicho anteriormente, Nicea debió construirse en una explanada donde pudieran desplegarse ejércitos o ganados. Como ocurre desde la explanada del santuario sobre la colina de Sikander, en el sur de Kharka. Desde este lugar pueden admirarse muchos kilómetros de horizonte, incluso pudiendo ver Jango Raryalla justo enfrente.
Por último, el tercer núcleo en el río asociado a los descritos, sería Khadaryalla, la traducción de cuyo nombre es la más problemática de las tres. Ya hemos visto que el sufijo -Ryalla es común para nombres de pueblos punyabíes, con ejemplos como Raryalla, Daryalla, etc, y que debe expresar meramente “lugar”. Mientras que Khader o es un nombre común en países islámicos que significa “Rey”, “Poderoso” o “Gobernante”. Lo cual sería muy interesante, pues recordemos que los itinerarios medievales budistas hablaban de una “Ciudad del Primer Reinado”, que esperaba al caminante una vez pasado el río por Jhelum. Sin embargo, creemos más probable que el topónimo haga alusión al lugar del asentamiento de un clan, conocido como Khadar o Khadare, oriundo de Shahpur y Multan.
El nombre de Khadaryalla podría hacer alusión asimismo (aunque personalmente me decanto por la alusión al clan) a Al-Khidr, Khader o Khadr (aunque en Sindh y Punjab lo conocen también como Jhulelal), un personaje legendario de la tradición islámica sufí que aparece citado en el Corán con el sobrenombre de “El Verde“. Se trata de un ser poco definido, sirviente de dios y asociado al agua y los barcos (lo cual es muy significativo para un lugar que tenía astilleros y muelles). Según la leyenda goza de vida eterna por haber bebido del Agua de la Eterna Juventud. Curiosamente Al-Khidr es un personaje asociado a la persona de Alejandro Magno. Este es uno de los personajes del que más se ha escrito en las literaturas árabe, persa y turca. Aparece en el Corán y es conocido en el mundo islámico como Kandar o Sikandar “El Bicorne“. Según la leyenda, Al-Khidr acompañó a Alejandro al País de las Tinieblas en busca del Agua de la Vida. El santo sufí triunfó en este empeño y el rey macedonio murió por no ser puro de corazón.
Otro argumento: medición entre las distancias y los tiempos de navegación entre Nicea y la Antigua Bhera
En su Anábasis de Alejandro, Arriano nos da una referencia más a la hora de encontrar Alejandría Nicea, Según el autor, tras los sucesos en torno a la batalla del Hidaspes, Hefestión y Crátero esperaron a las naves construidas en Nicea, acampados en el Palacio de Sophites, que era el Rey de la región de las Colinas de Sal, y que, como se ha dicho anteriormente, se presupone vasallo de Poro.
Este lugar, que responde al nombre de Antigua Bhera, ha sido hallado en la orilla occidental del Jhelum Hidaspes, a unos pocos kilómetros de la actual ciudad de Bhera. Fue en este punto que los generales de Alejandro le esperaron y este llegó con la flota y parte del ejército, tomándole tres jornadas la travesía desde Nicea.
El autor de estas líneas tiene experiencia en descenso con embarcaciones a remo en ríos del Amazonas americano. Soy por tanto de la opinión de que en una jornada un remero medio en una embarcación pequeña y ágil recorre sobre 35 kilómetros, reduciéndose a 28 o 30 para naves más torpes y grandes. Por tanto, en tres jornadas, esta escuadra tuvo que cubrir en torno a los 85 a 90 kilómetros. Teniendo en cuenta la coordinación entre naves, y los intentos de que la flota quedara agrupada y no demasiado dispersa, me inclino más por 85 kilómetros en tres días. Chak Sikandar se encuentra exactamente a esa distancia de la Antigua Bhera.
Batalla del río Hidaspes (326 a. C.)
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