KUWAIT flota sobre petróleo y arena pero a pesar de la opulencia y riqueza, los kuwaitís no olvidan sus raíces.
Encuentro con las raíces de Kuwait: jaimas, dromedarios y arena.
Segunda residencia en Kuwait: ¡parcela en desierto y jaimas!
Las jaimas sobreviven al siglo XXI.
El desierto, las jaimas y los dromedarios forman parte de su vida como el aire que respiran. Cuando quieren olvidarse del ajetreo de la vida urbana les gusta retirarse al desierto donde los dromedarios siguen deambulando con su lánguido caminar por el pequeño territorio que configura el país. La cría de los camélidos es muy importante para ellos. Les gusta contemplarlos, nunca se cansan, les hace sentirse bien y piensan en la dura vida de sus antepasados vagando por el desierto con estos resistentes animales.
La imagen ancestral de Kuwait sigue presente.
Un desierto con granjas-oasis.
Campamentos de jaimas que se convierten en los “faros del desierto”.
Numerosas parcelas con las tradicionales “jaimas” de pelo de cabra o camello, salpican profusamente el desierto. Los kuwaitíes de la ciudad poseen o alquilan estos terrenos, para pasar el fin de semana o las vacaciones de invierno, con las comodidades del presente pero con la esencia y tradición heredada de sus ancestros. Refugios en el desierto donde restablecen la conexión ancestral con el estilo de vida de antaño.