El DESIERTO SAUDITA nos sigue descubriendo y sorprendiendo con nuevos rincones. Cuando descendemos de los casi 1.000 metros que hemos dejado atrás. Las curvas del zigzagueante camino que emprendemos nos van desvelando el prodigioso OASIS DE NAAM, una joya esmeralda cuajada de fértiles palmeras y cultivos.