El sol sale por el horizonte, pero no canta el gallo, sino que es el viento el que con su fuerza levanta olas sobre las aguas previamente estancas de la Laguna Verde, y en su continuo palpitar al chocar con las rocas de la orilla nos recuerda que un nuevo día ha llegado.
Después de las dos previas ascensiones al Mulas Muertas y al Volcán San Francisco los dos días anteriores, hoy hemos decidido pasar un día de descanso en la Laguna Verde a 4.350 metros, para así reponer energías antes de enfrentarnos al verdadero objetivo de la expedición, donde requeriremos de toda la fuerza física y mental necesaria para afrontar un reto tan complicado. Por lo tanto, hoy es como esos días en calma previos a la tempestad. Sabes que la calma no durará para siempre, y llegará el momento de afrontar las realidades venideras, pero hoy solo toca disfrutar, descansar y estar concentrados en el próximo objetivo.
El día se presenta sin mucha novedad. Nos levantamos sobre las 8:30, y en la familiar carpa comedor desayunamos muy bien, como si de un restaurante se tratara. Es lo bueno de aclimatar en la Laguna Verde, donde a pesar del fastidioso viento, la altura es ideal para ir acostumbrando nuestro cuerpo a la falta de oxígeno sin renunciar a una comodidad que perderíamos si estuviéramos a 5.200 metros, en el campo base del Ojos del Salado. El día es tranquilo, y aunque hace sol, el continuo viento estropea un poco la tranquilidad, pero es algo a lo que hay que acostumbrarse. Por la mañana Lena y yo nos acercamos a las termas que hay en la orilla de la laguna y nos pasamos un buen rato sentados, con los pies dentro del agua caliente, relajados y disfrutando de tan bello entorno. Luego me voy a dar una vuelta por la laguna para desentumecer las piernas, y hacer algunas fotos.
La mañana pasa rápido y volvemos a la carpa comedor a comer. En el menú de hoy degustamos unas verduras y morcilla, que es un aporte energético importante para ganar un poco de peso antes del esfuerzo final. Por otro lado no podemos olvidarnos del baño. Os preguntareis, ¿cómo vamos al baño en estos lugares tan salvajes? Pues bien, la regulación de los Parques Nacionales y Reservas Naturales de Chile permite que hasta esta altura dispongamos de una especie de baño donde hacer nuestras necesidades, porque para alturas superiores los residuos generados se deben bajar (ya os explicaré en otra crónica cómo lo hacemos). Así pues, debajo del acantilado que tenemos a nuestras espaldas hay un gran agujero sobre el que se han colocado 2 “tronos” para sentarse y hacer las necesidades oportunas, tapados por una gran plancha metálica, para dar algo de intimidad. ¡Eso sí, se han olvidado de poner un pequeño tabique para separar los 2 “tronos”! ¡No me imagino que los dos retretes se ocupen al mismo tiempo! ¡Por lo menos no me ha pasado!. Lo que es innegable es que en pocos sitios como éste uno va a poder hacer sus necesidades con unas vistas tan estupendas. ¡No me lo podéis negar!
La tarde la aprovecho para leer en la tienda y descansar. Las páginas del libro “Más coincidencias imposibles” de Josep Guijarro caen a buena velocidad y en apenas una tarde me he leído medio libro. Y así va pasando el día, sin gran novedad, descansando y reponiendo energías para los días venideros. En el campamento coincidimos con otras expediciones, como unos alemanes y bolivianos que están alojados en el refugio, dos chilenos de Copiapó un poco excéntricos y dos chicas eslovacas que vienen con Roberto, un conductor de Copiapó muy majo con el que paso un rato hablando. También, para animar la fiesta se acerca un grupo de turistas a pasar el día en las termas, dando un contraste curioso entre sus costumbres y las nuestras. Parecemos de mundos opuestos. Como veis, uno no se aburre en este lugar.
El día de hoy, aunque no lo parezca, es fundamental. El pasar un día de descanso hace que tu cuerpo siga evolucionando sin tanto gasto de energía y se vaya acostumbrando a la altura. Es un paso muy importante, previo al intento a la cima del Ojos del Salado. Además, hemos decidido descansar aquí, porque nos han informado por teléfono satélite que en el cambo base del Ojos del Salado, en el Refugio Atacama a 5.200 metros, hace mucho viento, y el montar las tiendas allí puede ser una odisea. De igual forma dormir a tanta altura y con un constante viento puede ser horroroso. ¡Habrá que esperar a mañana para llegar a Atacama y continuar con el plan de ascensión previsto!
El sol se va poniendo, y el frío nos cubre con su manto helado. Es hora de cenar e irse a dormir bajo la protección del saco y la tienda.
Juan, disfrutando de la calma, antes de la tempestad.
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