Si un geógrafo tuviese carta blanca para diseñar un lugar de geografía soñada -con paisajes fantásticos, casi increíbles-, seguramente empezaría por localizarlo en las antípodas del mundo occidental, justo al otro lado del sitio donde habitamos. Luego elegiría un conjunto de islas, defendidas por infinitos y bravos océanos. Ubicadas en el límite de las placas tectónicas, responsables de sus altas montañas y numerosos volcanes. Le daría un clima templado -entre la influencia de las regiones cálidas del norte y del frío de la poderosa Antártida, al sur-, para que existiesen bosques que recuerdan a selvas tropicales, grandes glaciares en las montañas más altas y profundos fiordos en las costas, labrados por el hielo en eras recientes. Aislaría esas islas del resto del mundo durante millones de años, para que todos sus organismos hubiesen evolucionado de forma diferente a la del resto del planeta. Por último, permitiría que el ser humano hubiese llegado a ellas hace apenas mil años -en una aventura marina extraordinaria incluso para nuestros días-, para que desarrollasen en ella una cultura original y casi única.
Ese lugar existe. Y se llama Nueva Zelanda.
Raúl Martín: Doctor en Geografía y especialista en paisajes fríos y de montaña. Ha impartido clases de ciencias medioambientales y de la tierra en universidades americanas durante casi diez años y actualmente es profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.
Es experto en glaciarismo y ambientes árticos y subárticos – a los que ha viajado en más de quince ocasiones. Es montañero y alpinista, con actividades en numerosas montañas del mundo.
Es uno de los geógrafos que realiza viajes geográficos en la SGE, conoce muy a fondo a sus socios más activos y la opinión unánime de quienes han viajado con él o han ido a sus salidas de campo es su excelencia profesional y sobre todo su enorme calidad humana. Es un magnífico divulgador en conferencias tanto para adultos como para jóvenes y niños. Es autor de varios libros, muchos de ellos relacionados con sus investigaciones en entornos árticos.
TERTULIAS 2020:
500 aniversario de la primera travesía del Pacífico
El 27 de noviembre de 1520 la expedición capitaneada por Magallanes con destino a las Molucas avistaba por fin La Mar del Sur, eso sí tras haber navegado 600 km de un laberíntico estrecho, peleando contra grandes tempestades y escasez de víveres.
La flota doblaba, pues, el que denominaron cabo Deseado. El acontecimiento se celebró con salvas de cañón y Magallanes lloró de alegría, “dando infinitas gracias a Dios que le había dejado hallar lo que tanto deseaba, y que hubiese sido el primero que por aquella parte hubiese hallado el paso tan deseado”, como escribió el cronista Herrera.
En su empeño de llegar a las islas de las especias, y creyendo que estaban cerca, Magallanes inicia la primera travesía de la, entonces, Mar del Sur: 18.000 km de un interminable viaje de tres meses y veinte días hasta llegar a Filipinas. Magallanes no tardó en dar el nombre de mar Pacífico por la ausencia de tormentas y las aguas en calma.
Con motivo de esta efeméride viajera, la SGE dirige la mirada en este 2020 a este lugar del mundo dedicando las tertulias viajeras mensuales a lugares bañados por el Pacífico: historia, viajes actuales, geografías que siguen sorprendiendo, rincones del planeta casi vírgenes, expediciones que estudian el impacto del hombre en sus aguas, e historias de la Historia más que curiosas.