TREKKING Y BUCEO

12 abril 2019

Por Paco Acedo

Islandia se presenta como la última frontera de Europa donde admirar fenómenos extraordinarios. Una isla de origen volcánico repleta de cascadas, fumarolas y chimeneas, ofreciendo la posibilidad de explorar fiordos en kayak, aventurarse en glaciares, asomarse a majestuosos volcanes o bucear entre dos continentes.

Mi plan era simple. 22 días de travesía sur-norte cargando una mochila de 32 kg.

Dos días necesité para bordear el glaciar Myrdalsjökull y adentrarme en Islandia alejándome de la costa sur. El primer río se dividía en varias ramificaciones de aguas rápidas y tras buscar alguna zona segura para el cruce llegué a la conclusión de que simplemente no existía.

El caudal bajó unos centímetros durante la noche, pero al comenzar a cruzarlo bastaron los primeros metros para empezar a temer por mi vida.

Tras los primeros pasos comencé a perder la sensibilidad en los pies debido al agua helada. El río se tornaba cada vez más profundo y la corriente era tan fuerte que me resultaba imposible avanzar.

Finalmente el agua me venció tumbándome en las aguas heladas y siendo arrastrado rio abajo.

Tras lograr incorporarme no lo dudé y retrocedí. Era imposible cruzar y no había posibilidad de buscar rutas alternativas. La única opción era retroceder hasta la costa y plantear otra ruta descartando la opción de cruzar de sur a norte.

Tras asumir las nuevas circunstancias decidí desplazarme a las tierras altas en el centro de la isla para explorar la zona y comenzar desde allí la ruta hasta el sur.

Pero sin duda el broche de oro a mi aventura en Islandia estaba por llegar. Silfra, este es el nombre del lugar en el que “veteranos buceadores” como yo, vuelven a sentirse como niños descubriendo el maravilloso mundo submarino.

Se trata de una fisura entre las placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia, las cuales se separan 2 cm cada año, siendo inundadas por los ríos cercanos.

Acompañado de Héddin Porkelsson, de Diving Island (www.divingisland.com), nos aventuramos en este maravilloso regalo para los sentidos, volando entre dos continentes con una visibilidad de más de 100 metros.

Pese a que el futuro de Islandia es incierto debido al cambio climático, se trata sin duda de uno de los pocos rincones escondidos en el planeta donde aún se puede respirar aire puro y tener una vida tranquila. Un país por descubrir para los amantes de la aventura.

Paco Acedo

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