30 de abril de 2009
El día 27 se inició el ataque a la cumbre que se culminó al día siguiente. El mismo día 28 bajaron al campo base el médico y 2 expedicionarios que se encontraban regular. Aprovechamos para desmontar el CI. El día 29 se terminó de desmontar el CI y toda la expedición con toda la impedimenta se concentró en CI.
A partir del 1 de Mayo iniciaremos la vuelta a Ghunsa donde esperamos llegar el día 4. Volveremos a lidiar con los yaks y sus yaceros, tarea procelosa donde las haya.
Crónica sobre el glaciar. Campo Base-CI- C. Base. Por Tente Lagunilla y Miguel Bonet “Pol”
Tac…..Tac…Tac…Crack…Cloc.Cloc.Cloc… Tac… Tac… Tac… Un paso lento y nada seguro hace que en las primeras dos horas se ganen menos de cien metros de desnivel. Tac… Tac… Tac… En la primera media hora, el primer dia de subida, una capa de nieve sin pisar cubre la infinidad de rocas que se mueven por el glaciar. Tac… Tac… Tac… ¡¡¡Huyy!!! ¿Daño? No parece que mucho pero el riesgo de descalabrarse es muy alto. Con la nieve hay zonas que en cambio, son mucho más fáciles que sin ella. Todo tiene su nombre y aunque el paisaje ha cambiado desde la última expedición, las zonas siguen siendo una referencia para saber donde se encuentra uno: “Dos horas por las playas hasta el cruce, una hora hasta los pináculos; otra para cruzarlos y un rato por la media ladera hasta el primer depósito, debajo del bloque”.
Son entre siete y ocho horas, aunque los porteadores de altura –que están entrenándose para pasar el examen de erpa este próximo otoño—tardan tres horas sin carga. El paso es lento la primera vez, los erpas cargados van junto a nosotros, tardamos las siete horas estipuladas. El último tramo, ya sobre la nieve del glaciar, se hace eterno. Nuestra pared es cada vez más vertical, de lado parecía mucho más tumbada. El CI sigue sin verse hasta el último momento. Tapf… Tapf… Tapf…
Ya con la cumbre se vuelve a pasar por entre las rocas y los banderines que indican el camino de vuelta al base. Tac.Tac.Tac.Tac.Tac. Los pasos ansiosos son mucho más rápidos y el tiempo que se tarda puede reducirse casi hasta la mitad. La nieve ha desaparecido y asoman algunos musgos marrones que nos hacen ilusión –tanto tiempo entre las nieves del CI han provocado que cualquier signo que manifieste vida sea señalable-. Tac.Tac.Tac. Ahora las cárcavas son más complicadas y en cambio, los bloques, mucho más fáciles. No se reconocen muchas zonas. El continuo movimiento de los hielos, las rocas, y del agua que se congela y descongela, dan vida al glaciar. Tac.Tac.Tac. La concentración es esencial. Bloque-bloque. Es impresionante que no tengamos ningún porteador con un tobillo torcido. Bloque-bloque. Tac.Tac.Tac. Más rápido. Tac.Tac.Tac.
Crónica: Reflexiones de un médico de expedición. Por Miriam Ferrer
Algo que los médicos de familia manejamos a diario es la incertidumbre. Aquí esta incertidumbre se ve multiplicada por el factor altura. Esto es la progresiva disminución de la presión atmosférica y con ello de la presión de oxígeno a medida que ascendemos. Lo que llamamos hipoxia de la altitud.
Decidir como tratar, o si tratar o no, un proceso banal en un expedicionario cuyo organismo está en proceso de aclimatación se complica, sobre todo cuando seguimos ascendiendo.
Algo que se comprueba repetidamente es que la altura no mejora las enfermedades: las infecciones duran más, las heridas tardan más en cicatrizar.
Estoy pendiente de cómo la altura afecta a los compañeros. Unos con amplia y reconocida experiencia en alta montaña. Estos conocen y manejan sus síntomas. Otros con también experiencia en altura, sobre todo experiencia de los síntomas de mal de altura que han ido mejorando con los años. La eterna pregunta: ¿Existe “memoria de la aclimatación” en el organismo, o la experiencia te enseña a como moverte y manejarte para mejorar la aclimatación? Probablemente haya un poco de ambas. También contamos entre los miembros con un joven que se enfrenta por primera vez a estas alturas.
Lo que acabará convirtiéndose en un rito es el momento de explorar la tensión arterial, saturación de oxígeno, frecuencia cardiaca. Expectación de cómo el propio organismo responde, y el de los compañeros. Un aspecto que me preocupa es el C1, a 6.100 metros, por encima de 5.500 metros, que es una de las cifras que en medicina de altitud se recomienda no estar demasiado tiempo por la aceleración de la perdida de peso total y muscular que sufren los organismos. Y esta se ha estudiado que no es por la falta de alimentación, aunque a esas altitudes siempre apetezca menos comer, sino inherente a la propia hipoxia que dificultaría la digestión y asimilación de los nutrientes.
Eres médico 24 horas al día, ves la evolución, estás todo el rato con ellos. Cuando sabes que hay alguien enfermo y en medio de una noche heladora oyes toser, no sabes si es en su tienda u otra tienda más allá. Cremalleras que se abren ¿Habrá empeorado? Pasos en la nieve ¿Vendrán a avisarme? Nada. Pasan de largo.
Para la buena marcha de la expedición hay que cuidar los aspectos psicológicos. No deja de ser como en un barco y muchas horas de convivencia en un medio inhóspito y con pocas comodidades.
Quiero comentar que la calidad humana de este equipo ha imposibilitado tensiones que muy bien pueden llevar al traste el objetivo de una aventura de estas características.
Según se acerca el objetivo aumentan los nervios.
Hay momentos duros. Afrontar que tu cuerpo no se adapta y has de renunciar al objetivo cima. Otro momento duro: estando fuerte, aclimatado, y la noche anterior de pronto 38º C de fiebre y anginas con placas. Duro para el montañero que ve sus ilusiones truncadas y el médico piensa: ¡Fiebre a 6100 metros! ¡Horror! ¡Vámonos! Y no es tan fácil esto. A uno con fiebre no le puedes someter al estrés de 5-6 horas de bajada por un glaciar rompe piernas que exige una alta concentración. Como llevamos oxígeno y cámara hiperbárica, decidimos esperar 24 horas. El enfermo mejora con tratamiento a 6.100 metros. Supongo que influye que ya llevaba días perfectamente aclimatados… aunque nunca se sabe.
Ya todos en el Campo Base. Volvemos todos sanos y salvos. Respiro.