Jornada del 30 de octubre de 2011

Los cadáveres flotantes y los delfines saltarines del Ganges

La expedición Ganges 2011/”De la vida a la muerte” sigue en movimiento alcanzando finalmente el pasado 27 de octubre la mítica ciudad de Varanasi, también conocida por Kashi, Banares o Benares. Tras una semana de navegación en canoa por el rio y más de 200 kms por las aguas de este río sagrado Elin Bernhard, Gonzalo Suardiez y J.A.Alegre han comprobado en primera persona que no se equivocaron con el sobrenombre de la expedición. El río Ganges efectivamente es un río que purifica y lleva vida pero también arrastra muerte, o ésta acaba en sus aguas.

Si la oficina de turismo de la India califica al país de “incredible” esta semana de viaje también se puede calificar así y es que ha sido una vuelta de tuerca más en este apasionante recorrido gangético.

Tras comprobar en Allahabad que las dos canoas se encontraban en buen estado el grupo decide inflarlas en la orilla del río Yamuna. La orilla es nauseabunda con fétido olor pero es lo que toca, con barro hasta las trancas y las canoas hasta los topes cargando comida y agua los tres expedicionarios empiezan a remar con la primera impresión del día: un búfalo flotando, y no precisamente porque nadara. Al poco pasan por Sangan, un sagrado lugar donde el río Yamuna se une al Ganges. Esta lengua de agua donde ambas corrientes fluyen es el lugar ideal para la purificación de los hindús, atrayendo a más de setenta millones de personas a lo largo de los días que duró el último festival Kumba Mela aquí celebrado. Momento emotivo para la expedición por el significado del lugar y la escena de la gente banhandose. La búsqueda de un lugar ideal para acampar no fue fácil la primera noche y la “onda “ de mierda y basura plástica de una ciudad tan multitudinaria como Allahabad se deja notar. Nauseabundo desembarco y a montar las tiendas. Llama la atención la presencia de numerosos perros  que merodean por las orillas, también se dejan notar chacales y lobos. Uno prefiere no pensar de qué se alimentan porque conoce como por estos lares se estila incinerar a los difuntos y arrojar los restos al Ganges, que todo lo purifica o eso piensan. Los que no tienen dinero para comprar suficiente madera y arrojan al agua el cuerpo prácticamente íntegro.Los niños, mujeres embarazadas, vacas….se arrojan sin cremación al agua.

Por la mañana, tras desayunar, de nuevo toca remar para poder avanzar dada la nula corriente, por la mañana es cuando más cunde porque al mediodía el sol es insufrible. Empieza a ser frecuente la presencia de cuervos que como los perros son auténticos carroñeros. Al rato un par de bultos flotan en el agua sobre los que se posan los negros pájaros, son dos cuerpos adultos en posición fetal sobresaliendo del agua las rodillas y la cabeza destrozada por los picotazos. El desayuno  se ha atragantado indudablemente. Por la tarde sería la merienda con la presencia del cadáver flotando de un niño. Aunque uno conoce estas costumbres la realidad siempre supera lo esperado. En estos momentos vienen a la memoria las palabras del coronel Kurtz en la película “Apocalipsis Now”: “ el horror, el horror!!!!!!, el horror y el terror tienen rostro y hay que familiarizarse con él. El horror y el terror son tus amigos si no se convierten en enemigos de verdad, enemigos indestructibles”.

En algunos tramos del río el agua gana en claridad y profundidad siendo muy grata la presencia de delfines con sus saltos y profundas respiraciones. Es el delfín gangético que son ciegos y se mueven con ecolocalización. Miden unos dos metros cuando son adultos y llegan a vivir unos 20 años. Son de color chocolate pasando a gris cuando son adultos. Una especie en extinción por la caza que sufren y la contaminación, calculando unos dos mil los que pueden quedar en el río.

Aparte de los delfines ha habido otros espectaculares momentos de navegación por zonas donde han quedado inmensas islas de arena tras la posterior bajada de nivel del agua en estos meses de post monzón. Ideales lugares para acampar y donde es frecuente la presencia de diversas especies de pájaros.

La rutina esta semana de navegación ha sido una constante. Horas de remo, parada al mediodía por el intenso calor, búsqueda de agua para potabilizar y poder lavar los cacharros de la comida en los pozos de los pueblos próximos a la orilla y finalmente al atardecer búsqueda de una playa donde acampar y presenciar un bonito atardecer antes de que la humedad caiga sobre las tiendas, ropa y todo material plástico. Una tarde la rutina se varió ya que hubo que reparar una pequeña fisura en uno de los flotadores, afortunadamente el kit de reparación funcionó. A diferencia del viaje en bici por carretera la navegación por el río ha sido muy tranquila en cuanto al agobio de los paisanos del lugar. Únicamente en algún pequeño embarcadero de algún pueblo los locales han dejado sentir su curiosidad.

Los días remando han mermado en lo físico a los expedicionarios y más teniendo en cuenta que las vituallas no eran muy abundantes al no tener mucho espacio en las canoas,  pero  indudablemente mereció la pena el esfuerzo con la apoteósica llegada a Varanasi.

En pleno festival Dipawali, la navidad india, la ciudad y los ghats (escaleras que dan a las aguas del río) están abarrotados de peregrinos y turistas indios y extranjero. Las barcas de alquiler no dan a basto y la orilla es un auténtico bullicio…no cabe duda que llegar aquí en barca es el medio ideal y más cuando has usado sólo “human power” desde el nacimiento del río. Luego el caminar con las barcas por las estrechas calles del barrio antiguo hasta alcanzar el hostel será otra cosa aunque una buena ducha, cena y el dormir en un ambiente seco bien merece el esfuerzo.

Varanasi  o la ciudad de Shiva tiene profundas raíces históricas y es un ideal lugar donde los hindús pueden lavar sus pecados y cremar a sus parientes, podríamos decir que tiene la misma relevancia que Jerusalén o La Meca para otras religiones. Reseñable es que en este lugar  se produce la liberación del círculo de nacimiento y muerte para los indios. Se calcula que en un día normal más de sesenta mil personas pueden bajar a los ghats para la purificación o la “puja”(ofrenda). También reseñable es la parte de la ciudad donde se llevan a cabo las cremaciones. Inmensas pilas de madera se levantan en la zona y más de doscientos cuerpos al día se calcula son incinerados y arrojados al agua. Del agua mejor ni hablar y más considerando que esta festividad es el momento elegido para limpiar a manguerazo las escaleras de los ghats que acumulan el barro que la crecida del monzón ha dejado, el nivel del agua va bajando y este se ha ido quedando depositado en el margen. Según alguna analítica del agua, esta contiene 1.5 millones de bacterias coliformes fecales cada 100 ml. , lo normal para bañarse de forma segura seria una tasa de 500 bacterias. Indudablemente por las calles la basura es otra constante y curioso es callejear por las estrechas calles de la parte antigua donde abundan los escombros de casas, motos abandonadas, vacas medio perdidas. Los paisanos del lugar son otro ingrediente a este sin sentido con la costumbre de los hombres de mascar “paan” (hoja verde donde envuelven nuez de betel y algún ingrediente más). Una gran bola de baba rojiza se va formando en la boca hasta que llega el momento de escupirla en la calle o en la esquina de la pared de un hotel mismamente. No menos curioso es hablar con alguien que lo esté mascando y es que a parte de casi no entenderle uno debe tener la precaución de que no te escupa.

Tras varios días de descanso Elin, Gonzalo y Alegre vuelven a empaquetar las canoas para enviarlas a Calcuta donde piensan llegar días después con las nuevas bicicletas que comprarán en Varanasi y continuar camino por tierra. Por tanto, la nueva meta volante se sitúa en la capital del estado de Bengala del Oeste.

“Oh sagrada Madre Ganges!, Oh Yamuna!, Oh Godavari! Saraswati!, Oh Nameda!Sindhu!Kaveri!. Podríais tener todos el placer de manifestaros en estas aguas con las cuales me purificaré.”

Rezo a los siete sagrados ríos recitado por cada devote hindú en el momento de tomar el baño.