Jornada del 4 de noviembre de 2011

Fluyendo como el agua

Lenta pero inexorablemente continúan su camino en busca del océano tras partir del Himalaya. El 19 de octubre llegaron a la ciudad de Allahabad tras totalizar otros 815 Km de bicicleta, en esta ocasión de puro llano por la planicie gangética y es que atrás quedaron los valles y gargantas del Himalaya tras alcanzar Rishikesh, anterior meta volante.

La ciudad sagrada de Allahabad se encuentra en la confluencia de los rios Yamuna y Ganga, lugar ideal para el baño de purificación hindú. Reseñable es el Festival de Khumba Mela que cada doce años se celebra  en esta ciudad, siendo el acontecimiento mundial que más gente ha congregado a lo largo de su celebración, alcanzando más de setenta millones de peregrinos en la última edición. La próxima edición será en el 2013 y seguro que los amigables indios os están esperando.

Si desde el primer momento se habló de reto deportivo, geográfico y demográfico, este último calificativo ha tomado mayor relevancia estos días.

Con una población de más de 200 millones, el estado de Uttar Pradesh es el más poblado de India y Elin Bernarh, Gonzalo Suardíaz y Juan Antonio Alegre seguro que no lo pondrán en duda. Recorriendo carreteras secundarias se han sentido más agobiados y han tenido más éxito que la gira del Real Madrid en China, y eso que su paso por estos pueblos no estaba anunciado. Era ponerse a tomar un té o refrigerio y los paisanos del lugar agolparse a su alrededor, llegando a veces a totalizar más de un centenar de personas y medio bloqueando la carretera. Quizás este haya sido un inconveniente en esta semana de pedaleo pero no el más trascendente.

Esto es una anécdota comparada con el estilo de conducción que se estila por India. No hay reglas, bueno en teoría la rueda más gorda tiene prioridad, y cualquier elemento puede circular por la calzada.  Cuando hablamos de elemento nos referimos a vehículos a motor (trailers, camiones, autobuses, tractores, coches, enanos monovolumen, motos con remolques, motos con cabina para pasajeros… y cientos de motos), vehículos a tracción humana y animal (tirados por vacas, caballos, camellos, búfalos, bueyes..), ciclistas, bici taxis (rikshaw), cientos de personas andando y por supuestos animales (las sagradas e intocables vacas, cabras, cerdos, monos, burros, perros….) campando a su aire. Se me olvidaba otra norma esencial en India, tocar el claxon en todo momento, quizás no despegar el dedo de la misma manera que el pie del acelerador. Indudablemente la conducción en las calles de las ciudades es diferente a la de carreteras abiertas. A mayor densidad de volumen  de tráfico menos velocidad y menor peligro. Este es el ser golpeado o arrollado por otro vehículo y posterior choque contra un tercero o acabar en la cuneta o similar; realmente uno tiene la sensación de meterse en una lavadora con todos los vehículos y por todas direcciones apareciendo y por supuesto pitando a todo volumen.

No se puede olvidar el paso por la ciudad de Kampur, conocida por la Manchester de la India por su elevado sector industrial que ha surgido alrededor de la población. Ya ha falta de 30 Km del casco urbano se empezaba a notar un denso tráfico y las chimeneas de las distintas fabricas. En un hostal de estudiantes alrededor de un campus universitario consiguieron dormir los expedicionarios con la intención de cruzar la ciudad con las primeras luces. En cuanto amaneció y había visibilidad estaban pedaleando. Una vez por las calles uno podría pensar que estaba  recorriendo una ciudad recién bombardeada si no fuera por los cientos o miles de peatones y vehículos que pululaban. Basura por todos lados, edificios en pésimo estado, como en toda India, hogueras quemando basura creando un ambiente neblinoso, calzadas en pésimo estado….. .impresionante al alcanzar altura al pasar por un puente que dejaba abajo las innumerables vías del tren y poder ver una autentica nube negra inamovible sobre la ciudad. Gracias a dios pasaron de madrugada pero los bostezos de la bestia fueron latentes por su absoluto caos e impresionante contaminación….la Manchester de la India, inolvidable, of course.

En las carreteras uno puede ir más tranquilo pero siempre temeroso de los camiones que circulan por detrás y a gran velocidad, suelen dar algo de distancia pero como venga otro vehículo de frente nunca  frenarán y mejor comer cuneta. No obstante el peligro viene de frente. No se cortan en adelantar y echarte a la cuneta, piensan que como vienen de frente los ves claramente y ya sabes lo que tienes que hacer. Quizás los días más tranquilos han sido los dos previos a Allahabad circulando por una de las principales autovías del país (National Highway 2, Delhi-Calcuta). Dos carriles por sentido y buena calzada. Por supuesto también abierta a todo tipo de vehículo y posibilidad de circular en sentido contrario si se requiere.

En lo referente al alojamiento y comida pues muy básico y ya no es cuestión de dinero si no de no conseguir algo mejor. Evidentemente el extranjero es presa del timo fácil aunque tras varios días de compras no conoce los precios y se evita. Hoteles con muy básicas habitaciones por no decir nauseabundas y calurosas que se soporta mientras el ventilador del techo funciona porque los cortes de luz son otra constante. Tras tres semanas de viaje se ha conseguido romper la dieta vegetariana y comer algo de cordero y pollo en Allahabad.

Lo que no cabe duda es que los miembros de la Expedición están viviendo un apasionante viaje y disfrutando de un pueblo de lo más curioso. En un día uno saluda y habla con mas personas que en un año por los bares de Madrid.

Hoy las bicicletas compradas semanas atrás han sido vendidas por la mitad del precio de compra, unos veinticinco euros. Han cumplido su papel muy eficazmente con leves incidentes como una rotura de cadena y un pinchazo. Posteriormente han recogido los paquetes con las canoas hinchables que se enviaron desde Delhi a un familiar de un conocido. El servicio de mensajería funciono y ya solo queda inflarlas mañana y remar en busca de la nueva meta volante: Varanasi, Benarés, Kashi o como la queráis llamar. Porque estamos hablando de la sala de espera de la muerte de cualquier hindú ya que esta es la ciudad ideal para morir y ser incinerado y arrojado posteriormente al agua.

No sabemos cuántos días llevará recorrer los más de cien Km porque la corriente es muy ligera (estamos a 100 m. de altitud) y la carga de las barcas va  a ser elevada por la comida a llevar al desconocer si va a haber poblaciones en la orilla y que pueden ofrecer. Resulta curioso viajar por un rio donde el agua esta tan contaminada que no sirve ni para lavar los cazos de la comida.

Reseñar que la expedición suma un nuevo miembro, Kumar Bhupesh. Polifacético indio que conocimos en Tapovan donde pretendía escalar el pico Shivaling. Al contarle nuestro plan se apunto a la parte de navegación y canceló su participación en la media maratón de Delhi de la próxima semana. No sabemos de su experiencia, incluso si sabe nadar pero se le veía con ilusión y en la canoa pequeña había una plaza y por ahora el la va a ocupar.

Para acabar recordemos un párrafo de una oración de la Madre Teresa de Calcuta: “El camino más corto es el correcto”. Pues a atajar se ha dicho…