3ª etapa: YukonRiver – YukonCrossing
El río Yukón
La corriente creció y el caudal se multiplicó por cinco. Ahora el cauce se dividía en canales e islas creando un laberinto gigante para nuestra pequeña canoa. Por las noches acampábamos en islas buscando el refugio para los osos cuyas huellas testimoniaban su presencia en prácticamente todas las orillas. El lugar en el que el PorcupineRiver penetra el río Yukón es el famoso Parque Natural de YukonFlats, refugio de miles de aves y otras especies de fauna. Los meandros se suceden de manera interminable y la presencia de animales salvajes es sobrecogedora. Además se caracteriza por la presencia de un viento constante y en ocasiones extremadamente fuerte. Por ello comenzábamos nuestras jornadas de madrugada para evitar las horas centrales del día cuando más fuerte sopla el viento. Pero encontramos un nuevo problema que no había hecho acto de presencia desde el inicio del viaje: la lluvia. Se sucedieron jornadas de lluvia incesante capaz de hacer perder la paciencia al más estoico. Lluvias interminables con goterones gordos que sumían nuestra marcha en el más profundo de los silencios. Por las noches las operaciones de secado de nuestras ropas y provisiones era complicado y lento bajo un exiguo toldo de rafia. Pero continuábamos avanzando y el fin de la aventura parecía cercano. Unos días más tarde llegamos al pequeño pueblo de Beaver donde viven cerca de 50 almas. Esa vez la hospitalidad no fue tan exagerada como en Old Crow pues la mayor parte de sus habitantes estaban fuera del poblado dedicados a la caza del alce, cuya temporada de caza acababa de empezar. Tas un día en esta población emprendimos de nuevo el camino.
La noche de lo que sería nuestro último campamento volvió a diluviar pero encontramos un campamento de caza vacío donde poder refugiarnos bajo el techo de una vieja cabaña. Tras muchas horas de lluvia la orilla comenzó a desmoronarse producto de la erosión y por ello tuvimos que bajar a oscuras para alejar nuestra canoa del río. Y ahí cometí un error de principiante: olvidar mi spray antiosos en el campamento. Además mi linterna frontal apenas alumbraba y al aproximarnos a la canoa un oso grizzliese cruzó por delante de nuestro camino a escasos metros de nosotros. El encuentro exigió subir de nuevo al campamento a por nuestra defensa y retornar a la canoa para concluir nuestra misión. Esta vez no hubo ni rastro del oso.
Al día siguiente amaneció despejado y con una suave brisa a favor. Cargamos por última vez nuestra canoa dispuestos a llegar al final del viaje en una larga jornada. Y así fue, trece horas después de nuestra salida llegábamos a Dalton Bridge, puente de la Dalton Highway que cruza el río Yukón al terminarse los conocidos Flats. Junto a este puente se encuentra un área de servicios con gasolinera, restaurante y tienda de provisiones. Ahí concluía nuestro viaje tras cerca de un mes remando en el río Yukón y sus tributarios por uno de los últimos lugares salvajes y remotos de nuestro planeta donde aún habitan personas que viven en armonía con él.