Parte 1

1. Reporte Yonaguni 2014

Parte 1

Desarrolladas casi de manera independiente, las islas del sur de Japón, mantienen una cultura a caballo entre la china y la japonesa, la Ruykyu.

Para este viaje, conté con el apoyo y la compañía de dos buenos amigos y experimentados buceadores, Cristian Escolar y Eduardo Dominguez. Juntos compartiríamos el asombro ante un mundo tan diferente y entrenaríamosnuestro manejo con los palillos.

La isla de Okinawa, punto de inicio del viaje, y “centro de operaciones” antes de saltar hacia Yonaguni,  es todo un espectáculo para aquellos amantes del mar. La riqueza marina de sus costas, unido a sus museos y exposiciones son todo un deleite para cualquier buceador que se encontrará casi con una vía fácil para poder nadar entre tiburones, ver ballenas, o contemplar el segundo acuario más grande del mundo. Y es que jamás olvidaré la estampa que contemplé ante el imponente acuario de Churaumi, donde una ventana de más de veinte metros de largo por unos ocho de alto mostraba un completo mundo marino, donde tres imponentes tiburones ballena eran la principal atracción. El lento batir de las alas de las grandes mantas diablo sigue hipnotizando mi cabeza.

 

Antes de dar volar la lejana isla de Yonaguni, donde iniciaríamos las inmersiones, no quise dejar pasar la oportunidad de entrevistar y conocer a personajes claves de la isla.

Para mi sorpresa, a pesar de que Okinawa es la base de operaciones del Pacífico de los EEUU, con decenas de bases en las costas de la isla, pocos son los que hablan inglés allí. Realmente y como pude comprobar, son dos mundos totalmente independientes que conviven indiferente uno del otro, pero el problema del lenguaje, como pronto descubriría, no lo sería tanto gracias a la tremenda hospitalidad y disposición japonesa.

Mi primera parada fue la casa del Dr. MasaakiKimura. Este profesor de la Universidad de Ryukyus, ha pasado los últimos veinte años estudiando el complejo sumergido de la isla de Yonaguni. El hombre y su mujer me recibieron en su casa particular y me llevaron hasta una casa anexa que servía de estudio al académico. La estancia, colmada de libros, piezas arqueológicas, y maquetas del complejo sumergido, era todo un espectáculo.

Después de casi dos horas de conversación, en la que el amable Kimura, abrió para mi todos sus cajones de evidencias arqueológicas, y me detalló su trabajo, parecía no haber duda de que aquella extraña estructura submarina había sido modelada por la mano del hombre. Sin duda la plataforma, que actualmente está a unos 25 metros de profundidad, había estado emergida dadas las claras evidencias recogidas por el profesor. El hecho de encontrar formaciones calcáreas, estalactitas, zonas con erosión de curso de agua y coloraciones en la roca debidas únicamente a la exposición solar directa, no dejaba duda de que todo el complejo en algún momento había estado sobre la superficie terrestre.

En cuanto a la mano humana en aquel complejo, para el profesor tampoco había duda. Lo que para él era determinante, eran las marcas de cantería que se veían en las esquinas de los escalones de la estructura. Separados a una distancia constante, el profesor había documentado agujeros que servirían para introducir piezas de madera, que al dilatarse con el agua, servirían para fracturar la piedra, técnica utilizada en otras culturaspara trabajar la piedra.  El equipo de investigación de la Universidad de Okinawa llamó a la estructura, Pirámide Sumergida de Yonaguni (YSP), para ellos tampoco había duda, había una clara intención de crear una estructura piramidal que quedó inacabada.

La duda se planteaba acerca de cuándo podía haber sido tallado tal lugar. La conclusión es que no se conoce ese dato si no simplemente se barajan dos teorías acerca del momento en el que esa estructura quedó bajo las aguas del océano. Según el profesor y esas dos hipótesis, una posibilidad nos situaría en el momento del último deshielo, cuando el nivel de las aguas era unos 100 metros por debajo del actual, momento en el que esa plataforma hubiera estado por encima del nivel del mar; o en algún momento entre hace 2.500 y 3.500 años según algunos fechados radio carbónicos que ha obtenido su equipo de investigación, habiéndose debido su inmersión a algún tipo de seísmo que hiciera que esa plataforma costera descendiera.

Con todas estas indicaciones en la cabeza iniciaría el viaje hasta Yonaguni, tratando de esclarecer, aunque fuera personalmente, algo de aquel misterio submarino.