JARDINES DE PARÍS: ideas filosóficas, descubrimientos científicos y plantas elegidas para vestirlos.
“Los jardineros no son sólo botánicos sino también pintores y filósofos”
William Chambers
Cada objeto, cultural o natural, se encuentra atrapado en una red de símbolos, que se alteran y a veces se destruyen con el tiempo. Versalles fue creado como un sistema simbólico destinado a celebrar la monarquía absoluta. En Ermenonville se simboliza la contemplación de la naturaleza y la valoración ética basada en el sentido del orden, la armonía y el equilibrio. Giverny está concebido como un lugar de luz, de color, de paz. Los jardines forman parte de nuestros lugares privilegiados y a menudo sagrados.
La historia de los jardines revela una relación estrecha entre jardines y filosofía, donde el ejemplo más claro se encuentra en el Kare Sansui japonés, o “jardín seco”.
La elección de los tres jardines principales: Versalles, Ermenonville y Giverny, tiene la intención de ver cómo se plasman en su trazado las ideas filosóficas de la época histórica en que han sido creados, así como los conocimientos científicos y botánicos que influyen en la elección de las plantas, etc.
NUESTRA EXPERTA
PILAR LACASTA
Profesora Titular de Geografía en la Universidad Autónoma de Madrid. Centra su investigación en la gran propiedad territorial y el paisaje desde hace muchos años, fundamentalmente en la Comunidad de Madrid, habiendo publicado varios libros y artículos para revistas científicas.
Ha trabajado en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama bajo la dirección del Catedrático Eduardo Martínez de Pisón. Ha formado parte del equipo de investigación para la elaboración del Atlas Geográfico de España. También ha formado parte del equipo de geógrafos de la UAM para la elaboración de un estudio sobre la calidad del paisaje de la Comunidad de Madrid. Ha trabajado en el proyecto sobre los paisajes agrarios de España cuyos trabajos se publicaron en la obra “Atlas de los Paisajes Agrarios de España”. Formó parte de uno de los equipos de arquitectos y paisajistas en el Concurso Internacional de Ideas Y Proyectos para la integración del Tajo en la ciudad de Toledo. Ha formado parte del equipo de filólogos y geógrafos en un proyecto sobre el estudio de la toponimia de la provincia de Cuenca que culminó con la publicación “Etude des toponymes en rapport a la nature du sol. Le cas de l’expression de “bourbier”, “marais” dans la province de Cuenca (Espagne) », presentada en el Congrès Régional de Kyotto de 2013.
Actualmente jubilada, Pilar Lacasta sigue dando clases en la Universidad de Mayores de la UAM impartiendo un curso de Paisaje de la Comunidad de Madrid. Colabora con la Universidad Carlos III haciendo excursiones geográficas por la Comunidad de Madrid y la Sociedad Geográfica Española haciendo recorridos por Parques y Jardines. Tampoco ha abandonado su actividad investigadora tanto sobre Paisaje como sobre Jardines.
PROGRAMA
Versalles
En algunos casos, como en los jardines a la francesa, la naturaleza está completamente forzada, con una perfección formal que quiere simbolizar la totalidad del cosmos. En los jardines de Le Nôtre existe una tensión entre su dinámica barroca y su formalismo clásico: el horizonte donde se funden todos los placeres. El actual dominio de Versalles se extiende sobre 850 ha, pero en el apogeo del reinado de Luis XIV el dominio de Versalles ocupaba 8.300 ha, dividiéndose en tres sectores principales: los jardines del castillo, llamados Jardines del Rey bajo el reinado de Luis XIV, el Gran Parque y el dominio de Trianón. A los que hay que añadir: la Huerta del Rey y el actual arboretum de Chèvreloup. Los tentáculos de Versalles se extendían a cientos de kilómetros con la intención de captar las aguas del Sena, el Loira, el Eure, el Voise y el Drouette para abastecer las 2.456 fuentes que llegó a haber en los jardines. Aunque Versalles es archiconocido, su visita se hace imprescindible para entender la evolución que nos proponemos analizar. El trazado de Versalles no se puede entender sin los descubrimientos de Galileo, Kepler, Torricelli, etc., tampoco sin valorar los cambios producidos en un terreno pantanoso e insalubre y su transformación en un paisaje patrimonial de alto valor. Entre sus muchas lecturas, podríamos centrarnos en la revisión que se hizo, como consecuencia del huracán de 1990 y de la gran tempestad de 1999 que arrasó cerca de 10.000 árboles, acerca de la falsa autenticidad del jardín del siglo XVII que se estaba ofreciendo, y que obligó a plantearse una exhaustiva investigación, restauración de bosquets y todos los cambios necesarios para acercarse lo más posible al jardín de Luis XIV.
Ermenonville
“Dejar a la naturaleza tranquila”. Shaftesbury, inspirado en el neoplatonismo, defendió el principio clásico de un sentido moral y estético natural e innato, según el cual el gusto está guiado fundamentalmente por una Naturaleza perfectamente ordenada, que revela el espíritu del bien, de la verdad y de la belleza, que gobierna el mundo. Para él, la valoración ética se basa en el sentido del orden, la armonía y el equilibrio, es decir hay una profunda unidad de la ética con la estética. La contemplación de la belleza de la naturaleza buscando de ella simplemente el goce que surge a partir de su contemplación. Para Rousseau el ideal del jardín era la aproximación a la naturaleza en estado salvaje. Partiendo del principio que “toda naturaleza es un jardín”, el jardín deviene parte integrante de la naturaleza. Para Pope “crear un jardín es pintar un paisaje”. En realidad, algunos jardines se diseñan a partir de paisajes ideales y no de la naturaleza real. En 1765, el marqués de Girardin, amigo de Rousseau, e influido por las ideas sobre la naturaleza y el jardín de éste, acondiciona en su propiedad, un jardín inglés ornamentado con distintas fabriques, cuyo recorrido está lleno de simbología masónica.
Giverny
En 1889, Claude Monet escribió: “No aspiro más que a una cosa, tomar el camino de Giverny y allí encontrar la calma”. En 1890 compró una casa con un jardín adosado bautizado le “Clos normande”, en realidad, una pradera ordinaria salpicada aquí y allá por árboles sin carácter, que Monet transforma en un mundo de color que cambia con cada estación, un “jardín de la luz”.
Parque de André Citroën
En la zona que hasta 1972 había estado emplazada la fábrica de automóviles Citroën, se inaugura en 1992, el parque André-Citroën concebido por el arquitecto Patrick Berger y el paisajista Gilles Clément. Esta actuación se enmarcaba en una operación más amplia de transformación de la ciudad que incluía otros dos grandes parques: el de La Villette y el de Bercy. Arquitecto y paisajista debaten acerca de la cuestión: “¿Qué idea de Naturaleza y qué práctica urbana de la Naturaleza son pertinentes en este fin de siglo?” Y establecen dos grandes estrategias sobre las que desarrollar el diseño del parque: “Un jardín de agua” y “Otra idea de naturaleza”.
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