Javier Reverte: “El Ártico también está lleno de vida y de sorpresas”
Javier Reverte estuvo con nosotros para hablar de la historia de la exploración y descubrimiento del Polo Norte, de sus protagonistas y de sus fracasos y triunfos en su carrera por alcanzar la gloria y de su propia experiencia tras los pasos de los exploradores del Ártico. Icebergs, osos blancos, escasos asentamientos humanos… En su libro “En mares salvajes”(Ed. Plaza&Janés, 2011) ya contó la epopeya de la exploración del Ártico a la vez que narraba su aventura personal en busca del mítico Paso del Noroeste a bordo de un buque oceanográfico.
Poco antes de la conferencia que ofreció en nuestro Mes Geográfico dedicado a este territorio del planeta, tuvimos la oportunidad de hacerle unas cuantas preguntas.
Pregunta: Después de escribir sobre territorios tropicales, de repente, cambia a paisajes más fríos, como Alaska. ¿Qué le llevó a cambiar de rumbo?
Respuesta: La casualidad. Cuando andaba por el norte de Estados Unidos y Canadá, Estaba navegando con un grupo de amigos por el río Yukon, rodeado de aquella fantástica naturaleza, y surgió la idea de escribir algo sobre el Paso del Noroeste. Yo sabía bastante de lo que había sucedido en la Antártida con Scott, Shackleton y todos estos, pero no sabía mucho del norte y me fascinó de pronto. Me fascinaron las historias que estaba leyendo más el hecho de la preocupación que despertaba en la prensa sobre el asunto del cambio climático. Entonces decidí hacer un viaje por allí, en 2008, justamente cuando empezaba la crisis económica y justamente cuando empezaron a notarse, de una manera dramática, las consecuencias del cambio climático.
P.: Ha ido en dos ocasiones a la zona, con una diferencia de años…
R.: De tres años.
P.: ¿Y ha notado cambios? Se dice que son cambios muy acelerados.
R.: El primer viaje fue por mi cuenta apuntándome a un “crucero”, porque no puedes ir por el Ártico en plan mochilero, salvo que seas un explorador muy avezado estilo Larramendi o gente muy preparada para ese tipo de cosas. Yo soy un tipo muy normalito y conseguí meterme en un crucero, que no era ni de lujo, ni turístico, sino un poco científico, con gente muy interesada el asunto, sobre todo en la historia del cambio climático. El segundo fue sin embargo en un barco científico noruego que investigaba la retirada de los hielos. Estuve navegando en él durante unos 15 días y la verdad es que ahí, no es que viera o dejara de ver, sino que me dieron los datos para que me diera cuenta de hasta qué punto está afectando el deshielo a los mares árticos.
P.: Si tuviera que recomendar el Ártico como destino, porque ese es otro tema a tratar, si es recomendable desarrollar más viajes a la zona para explicar su fragilidad, ¿qué diría? ¿Por qué habría que ir alguna vez en la vida al Polo Norte?
R.: Para ver la otra cara del mundo a la que estamos acostumbrados. El Ártico te asombra, un paisaje tan vacío, tan hosco, cruel, pero también tan lleno de vida y de sorpresas. Y por su enorme belleza, es cristal puro. Es una belleza que no tiene que ver con el trópico, con los desiertos, con la alta montaña. Uno de los viajes que más me han impresionado fue el que hice pasando el Paso del Noroeste por el norte de Canadá.
P.:Realmente al Ártico se va a explorar o a conocer, con objetivos científicos.
R. Se fue en un tiempo pàra explorar. Primero para comerciar, para intentar buscar rutas comerciales. Los hombres se han movido siempre por intereses, y el primero era encontrar rutas entre Asia y Europa mucho más cortas y por tanto, más rentables, pero luego se fue cambiando por el interés de explorar, de llenar los espacios en blanco en los mapas. ahora se va ir por muchas razones. Va a haber turismo, obviamente, porque se está retirando el hielo, pero también por las prospecciones de minerales, de hidrocarburos, hay intereses económicos y, desde luego, militares y estratégicos.
P.: Hasta 1948 nadie logró con certeza pisar este hito geográfico, aunque Amundsen lo había sobrevolado en 1926. Las historias de la exploración del Ártico son poco conocidas si se compara con las de la Antártida, con la Carrera del Polo, etc. Pocos sabrían decir quién fue el primero que llegó al Polo Norte…
Bueno, el Polo Norte se pisó, de hecho, hasta que llego, sin saberlo, la expedición rusa de Alexander Kutznetsov en 1948. Pero los exploradores del Polo llevaban ya casi cinco siglos haciéndolo. Empezaron a hacer los viajes en mil cuatrocientos noventa y tantos. Lo que pasa es que, en España sobre todo, se ha hablado poco porque no participábamos mucho en el tema o quizás porque en algún momento la propaganda o el romanticismo de la exploración se centró más en la Antártida y en toda la gesta de Shackleton, Scott, Amudsen. Se han contado poco las historias del norte, mucho más dramáticas quizás.