Comienza la segunda fase de nuestra prospección con láser en Hatun Vilcabamba. Mañana 14 de agosto los arqueólogos cusqueños Franklin Camala Lizaraso y Elvis Huamán Pedraza, viajarán de Cusco a Ayacucho, el día 15 llegarán a Villa Virgen y el 16 comenzarán a caminar hacia Hatun Vilcabamba, esta vez desde el oeste. Y por primera vez, desde que hace un cuarto de siglo iniciamos esta apasionante aventura, viviré nuestra exploración en Vilcabamba desde la distancia, esperando los resultados con ansiedad en mi casa. Las limitaciones presupuestarias del proyecto así lo aconsejan.

En esta ocasión el viaje y la aventura, que yo he diseñado y organizado, lo vivirán en directo otras personas; mientras que yo tendré que conformarme con imaginar su camino mirando mapas o imágenes de Google Earth y esperar unos días interminables para, ya en diferido, conocer el día a día de la exploración y sus resultados.

Desde la distancia, esperando con ansiedad los resultados, tendré que imaginar las emociones que sentirán los expedicionarios mientras se desplazan por un territorio que yo conozco bastante bien.

Mientras tanto, intentaré acercaros a la historia y a la realidad de aquel territorio.

Una parte lo he recorrido en años anteriores; y el resto he tenido tiempo para imaginarlo desde que en 1997, recién llegado a Perú, me hablaron por primera vez del Apurímac. Casi nadie conocía aquel territorio, eran siempre referencias imprecisas, como un remoto e inalcanzable muy poco explorado, casi salvaje, donde la vida tenía poco valor y la muerte era siempre un suceso dudoso, un misterio más de aquella selva donde sobrevivían y reinaban personajes míticos y sobre todos ellos los famosos Berg descendientes de antiguos caucheros europeos.

El 19 de julio de 1911 Hiram Bingham partió de Cusco y, tras su primera visita a Machu Picchu, siguió caminando hacia el oeste en dirección al río Apurímac. De acuerdo con el mapa de Antonio Raimondi que llevaba, esperaba encontrar el gran río al llegar al meridiano 73ºW, pero allí no estaba. Describió en su cuaderno de notas la confusión del topógrafo de la expedición Karl Hendriksen porque estaban a 4.000 metros de altitud en el abra de Qolpacqasa, muy lejos de los profundos cañones del Apurímac. Siguieron caminando hacia el noroeste hasta llegar a Espíritu Pampa; y Bingham realizó otras exploraciones en Vilcabamba pero nunca llegó hasta el Apurimac.

Después de Bingham otros exploradores visitaron Espíritu Pampa, pero ninguno de los que publicaron sus experiencias aportó nuevos datos sobre el valle del río Apurímac. Tal vez no llegaron allá.

Solo encontré un libro que describía aquel valle. El relato de la gran aventura que emprendieron en 1985 ocho hombres y una mujer cuando se propusieron navegar con canoas desde el nacimiento del río Apurímac, cerca de Arequipa, hasta llegar al mar en la desembocadura del Amazonas. Esta travesía de 6300 Km. por el río más largo y más caudalosos del mundo la completaron solo cuatro expedicionarios, fue relatada por Joe Kane en un interesante libro muy recomendable titulado “El descenso del Amazonas”. Empezaron el extraordinario viaje caminando junto al naciente arroyo cargando las canoas hasta que pudieron navegar con ellas. Lo más duro fue bordear el territorio de Vilcabamba donde el Apurímac se vuelve tan salvaje que en ocasiones tuvieron que salir del río y utilizar cuerdas para superar sifones letales. Mientras descansaban en un recodo, cerca de Chungui, les encontró un grupo armado de Sendero Luminoso; tan sorprendidos como ellos mismos, les dejaron seguir viaje sin molestarles. Tuvieron que superar otros peligrosos rápidos hasta llegar a Villa Virgen. A partir de allí el rio Apurímac encuentra la calma y se convierte en un tranquilo curso de agua hasta el lejanísimo encuentro con el mar.

A mediados del siglo XX algunos campesinos pobres de Abancay siguieron el cañón del río Apurimac río abajo buscando tierras de cultivo y llegaron a una zona llana en la margen derecha del valle. Para que se reconociera su asentamiento como centro poblado uno se ellos viajó hasta Abancay con el encargo de llamar al lugar Bella Virgen, pero cuentan que el funcionario se equivocó y escribió Villa Virgen.

El alzado cartográfico del Instituto Geográfico Nacional del Perú no llegaba allá. En el profundo cañón del río Apurímac y sus peligrosos rápidos habían perdido la vida varios topógrafos militares cuando intentaban cartografiar el territorio. De modo que la región estaba literalmente fuera de los mapas.

Ante la llegada de los nuevos vecinos los nativos machiguengas que habitaban la zona se fueron replegando hacia la selva. Aunque todavía hay un centenar de comunidades nativas reconocidas en la zona.

Ninguna carretera cruzaba entonces aquel territorio. Solo había alguna trocha abierta en la selva que permitía llegar caminando hasta algún remanso del gran río, donde se podía seguir viaje en lancha para cruzar o tal vez navegar varios kilómetros hasta conectar con otra pista de tierra probablemente embarrada.

Durante décadas ha sido necesario dar un gran rodeo hacia el norte para tomar la única carretera que comunicaba con Huamanga la capital de Ayacucho. Pero en los últimos años la situación ha cambiado. Una serpenteante carretera entre montañas llega hasta Ayacucho y el valle del río Apurímac es ahora una región mucho más accesible.

Mapa de las cuatro cuencas fluviales del distrito de Vilcabamba, antes de la segregación de las municipalidades de Villa Virgen, Incahuasi y Echarate.

Exploraciones de Bingham en Vilcabamba.

Distrito de Vilcabamba en el mapa 1.100.000 del INGP publicado en 2001.

En Perú mencionar el río Apurímac puede provocar todavía cierta inquietud, sobre todo si se asocia a los nombres de otros dos ríos selváticos, el Ene y el Mantaro. Todo el mundo sabe que VRAEM significa “Valles de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro” y es el nombre de una región especial creada en 1995 para desarrollar estrategias para combatir el cultivo de ilegal de coca, el narcotráfico y los episodios de violencia extrema asociados a estas actividades.

La región del VRAEM incluye medio centenar de distritos municipales con un total de 33.000 kilómetros cuadrados, que es un poco más de la superficie de Cataluña. Según los últimos censos está poblada por casi medio millón de personas, de los cuales el 33% tiene menos de 15 años. La mayoría de las viviendas carecen de electricidad; y gran parte del territorio está cubierto por la selva. Se produce en la zona café, cacao y hoja de coca, que según estimaciones supone el 48% por ciento de toda la coca que se cultiva en Perú.

Desde que en el reparto de territorios americanos correspondió a Portugal la desembocadura del Amazonas y con ella el acceso al mar, España perdió interés por la amazonía. Y este abandono continuó tras la independencia de república del Perú. En 1980, el gobierno militar peruano convocó a elecciones por primera vez tras un periodo de once años de dictadura. Y en la víspera de los comicios, el 17 de mayo Sendero Luminoso inició en Chungui, junto al río Apurimac la campaña terrorista que ensangrentó el país durante años.

En 1992 con la captura de Abimael Guzmán comenzó el final de la pesadilla sangrienta. A cambio de una televisión en color, encuentros periódicos con su esposa y otras mejoras carcelarias, Abimael firmó un acuerdo de paz que fue acatado por la mayor parte de la organización. Mientras que algunos sectores continuaron su actividad en el norte del Vraem, encontrando en la selva refugio y apoyo financiero de grupos narcotraficantes.

En 2001 el Instituto Geográfico Nacional del Perú publicó por primera vez los mapas escala 1:100.000 de aquel territorio. Un enorme avance para nuestras exploraciones.

Y en 2003 aproveché para cruzar todo el territorio de Vilcabamba hacia el oeste y llegar hasta el río Apurímac. Donde la única comunicación posible eran entonces las lanchas que transportaban café superando los peligrosísimos rápidos que hay en aquella parte del río. Una aventura inolvidable que he relatado en mis libros.

Años más tarde en 2012 se declaró el estado de emergencia por las actividades terroristas de un nuevo grupo dirigido antiguos senderistas, los hermanos Quispe Palomino, financiados por los narcos que aprovechan el aislamiento y el clima de la zona para transformar la inocente y sagrada hoja de coca en PBC, o pasta básica de cocaína.

En los últimos años el ejército ha instalado bases militares en la zona y los grupos narcoterroristas se han desplazado hacia el norte de la región.

Los funcionarios que trabajan en el VRAEM perciben un complemento salarial y ello es en opinión de algunos uno de los motivos que generan resistencias a la retirada de esta etiqueta de siniestras resonancias a zonas del territorio que están ya normalizadas. Otras personas lamentan que el mantenimiento de la etiqueta VRAEM perjudica la recuperación de la normalidad y es un freno para el turismo.

La realidad es que la situación ha cambiado mucho en los últimos años. Se ha roto el secular aislamiento de aquel territorio. El valle del río Apurímac y la municipalidad de Villa Virgen son ahora fácilmente accesibles desde Ayacucho. Pronto estará concluida la nueva carretera que comunicará Villa Virgen con Incahuasi y con Abancay. Y otra carretera permite llegar desde Villa Virgen a Quillabamba en ocho horas.

El turismo natural y de aventura puede ofrecer un nuevo futuro para este valle; que será pronto una de las vías de acceso a Hatun Vilcabamba. Y creo que en el futuro será también una de las rutas de turismo hacia Machu Picchu.