Jornada del 7 de noviembre de 2011

Las expectativas se cumplen y el paradigma cambia totalmente. He podido ver con mis propios ojos restos de una cultura cuyos dominios se extendian cientos de kilómetros en todo el estado de Acre en Brasil y parte de Bolivia. De esta cultura sólo quedan cientos de señales en el suelo, cientos de geoglifos que sólo pueden ser vistos desde el cielo.

He podido ver a pie de terreno las estructuras, sobrevolarlas y conversar con los arqueólogos implicados en este descubrimiento, ya no hay duda, grandes asentamientos sedentarios se dieron en pleno corazón de la selva. Entonces la puerta está abierta, ¿qué más podremos encontrar en las entrañas de la jungla?

Mañana parto para Cuzco, y tras 22 horas de carretera iniciaré una expedición por la selva del Madre de Dios. No sé las sorpresas que me deparará…