Diario de la expedición

El catamarán inflable de 9 m. Tion, de la circunnavegación Russian Ocean Way organizada por la Sociedad Geográfica Rusa, fue atacado por tiburones en las cercanías del Mar de Coral en Australia y hubo de pedir el rescate cuando estaban hundiéndose en el Océano Pacífico. La expedición había partido de Efate, Vanuatu el 28 de agosto tras 10 días de reparaciones al barco, donde notaron múltiples intentos fallidos de agujerear el material. Pensaron que los causantes no serían capaces de penetrar la fuerte lona de los pontones inflables.

“Decenas de tiburones”, dice Evgeny Kovalevsky (64), “siguieron la estela de nuestro barco mordiendo repetidamente los flotadores hasta que las secciones traseras de estos se desinflaron obligándonos a pedir socorro”. Los pontones o flotadores de la embarcación tienen cuatro cámaras estancas, pero la tripulación observaba un hundimiento gradual al desinflarse el pontón de babor e inutilizar uno de los timones.

“Si atacan el otro flotador, estamos perdidos…” La tripulación (Evgeny Kovalevsky, Stanislav Berezkin y su invitado francés Vincent Bauge (28)) envió señales de SOS que recogió el buque japones Dugong Ace. El carguero alteró su ruta y se puso en dirección a ellos. “De haber tardado tres o cuatro horas mas, todo hubiera sido muy diferente” decía Evgeny, que aclaró: “El rescate vino por parte de un barco de los que transportan vehículos, por tanto de bordas tan altas como rascacielos. En sus 200 y pico metros de longitud tiene pocas vías de entrada accesibles desde nuestra semihundida balsa. Tratamos de escalar la pared inmensa del barco durante una hora, el catamarán rebotando una y otra vez contra el casco, hasta que la tripulación pudo arrojarnos cuerdas…”

Su barco se ha perdido, la tripulación está ya en tierra, desde ayer en Mooloolaba, Queensland, Australia. Desde aquí explican cómo les extrañaron en su parada anterior las marcas circulares que parecían mordiscos. Repararon unas 20 señales de este tipo en la Polinesia Francesa, aunque ninguno había penetrado en los flotadores “Los tiburones de esta especie atacan a ballenas, delfines y atunes grandes. En nuestro caso, debido al peso de la embarcación no notamos sus mordiscos. Tampoco los esperábamos, pues no hay precedentes de travesías por aquí en barcos inflables” La directora del Museo de Ictiología Australiano decía: “Antes de ahora no sabíamos que un bote inflable sería atacado por estos tiburones. Pero cuando vemos una ballena o un delfín muerto en la playa, vemos muchos mordiscos redondos debidos al cookie-shark, conocemos bien su bocado que incide con los colmillos delanteros, forma una ventosa con los labios y gira sobre sí mismo, produciendo un corte perfectamente redondo”

Los tripulantes rusos afirman que no tienen miedo de continuar su viaje, y ya están activamente buscando otro barco, que será el tercero. Evgeny Kovalevsky afirma que su mayor temor era tener que abandonar la expedición. “Esto es historia”, dice, “es la gloria de Rusia, y en las aventuras extremas los accidentes son inevitables e inesperados”.

CRONOLOGÍA DEL ATAQUE Y POSTERIOR RESCATE

El 3 de septiembre comenzaron múltiples ataques de tiburones. El Tollo Cigarro (Isistius brasiliensis) es una especie de escualiforme que habita en los océanos cálidos de todo el mundo. Estas bestias de las profundidades son capaces de roer trozos enteros de carne, incluso de las ballenas, con sus afilados dientes. Suben a la superficie del océano al anochecer y cazan hasta el amanecer, esparciendo un ligero resplandor a su alrededor. Evgeniy y Stanislav descubrieron rastros de mordeduras en los pontones del catamarán, pero los depredadores marinos no pudieron atravesar el material denso.

“De alguna manera logramos neutralizar un agujero grave en el cilindro izquierdo la noche del 4 al 5 de septiembre durante el día. Luego navegamos con la popa parcialmente inundada, pero los ataques continuaron. El siguiente agujero, ocurrió en la noche del 5 al 6 de septiembre Stanislav me despertó y me dijo: “Zhenya, declaramos un SOS. Eso es todo, nuestro cilindro derecho también está roto”, Después de sólo cuatro horas, el dispositivo no pudo soportar la carga y se hundió la popa”, dijo Evgeny Kovalevsky. El barco ya no tuvo posibilidades de sobrevivir hasta la mañana.

“A las 2 de la madrugada activamos la boya de salvamento. El diseño de los cilindros salvó al barco de una inundación inmediata: cada uno de ellos estaba formado por cuatro secciones. Sin embargo, el catamarán ya tiene ocho años y el tejido de los tabiques ha perdido su resistencia. Bajo la presión del agua, el aire comenzó a escapar de las secciones intactas”. “Queríamos pedir pontones nuevos en Australia. Pero no pudimos recorrer las 400 millas que nos quedaban para llegar”, se quejó Kovalevsky. No fue posible instalar parches preparados previamente en los cilindros. Los tiburones mordieron la tela en un lugar inaccesible para su reparación.

El servicio de rescate australiano envió un roll-on/roll-off de bandera panameña, Dugong Ace, al catamarán que se hundía. El barco, destinado al transporte de vehículos, se acercó al lugar del accidente alrededor de las 3 de la madrugada. Para entonces la  proa del catamarán ya miraba al cielo y la popa estaba sumergida. “Ya estábamos con el agua hasta las rodillas. Otras dos o tres horas y nos habríamos hundido” “La popa ya se ha hundido medio metro en el agua. La amenaza de zozobra iba en aumento. La altura del costado del barco es de unos 15 m. lo que la hacía inaccesible desde nuestra posición.  La operación de rescate duró una hora y media, intentando varias maneras de subir por aquella inmensa pared de acero, los pontones hundiéndose mientras salían flotando algunas de nuestras cosas y veíamos el resto hundirse lentamente. Tratamos de rescatar lo posible, que fue bien poco con las olas batiendo nuestro costado izquierdo aplastado bajo el enorme barco”, señaló Yevgeny Kovalevsky.

“No esperamos a que sucediera la tragedia y nuestro barco se hundiera en el abismo; nuestros salvadores tuvieron que darse prisa”, añadió Kovalevsky.

La tripulación no se rendirá. El equipo y el cuartel general en tierra tienen la intención de continuar la expedición, a pesar de la pérdida del catamarán.

“Queremos continuar en otro barco, aunque no sea inflable, ya que ya no tenemos un barco inflable capaz de realizar travesías largas. No estableceremos el récord deportivo planeado dando la vuelta al mundo en un bote inflable, pero estamos listos para continuar la misión histórica: repetir el camino de las expediciones rusas del siglo XIX, así como los programas educativos “Lección del océano”, la misión de la diplomacia pública, filmar vídeos para películas y programas científicos”, destacó Evgeny Kovalevsky. Los circunnavegadores también tienen la intención de implementar plenamente el programa científico y educativo planeado para la expedición. “Lecciones del océano” para escolares, rodaje de documentales y reuniones con residentes locales, durante las cuales Kovalevsky y Berezkin hablan sobre Rusia y Siberia, sobre los exploradores rusos del pasado, su papel en el descubrimiento y el conocimiento del mundo.

“Thor Heyerdahl hundió dos barcos de papiro y quemó uno. Y eso es lo que nos pasó a nosotros”, bromeó Stanislav Berezkin. “Ondeamos las banderas de Rusia y de la Sociedad Geográfica Rusa. Simplemente no tenemos opción de volver atrás”, enfatizó el jefe de la expedición, Evgeniy Kovalevsky. “Logramos navegar la costa de Europa, cruzar el Atlántico y rodear América del Sur. El intento de cruzar el Océano Pacífico, por ahora acabó en fracaso. Pero esto también es experiencia: cuando haces algo nuevo no puedes prescindir de tales situaciones”

“Lucharemos hasta el final, somos siberianos”.