MONTAÑERO Y NAVEGANTE SOLITARIO
VIVIR MARCHÁNDOSE

Su aventura arranca en 1962, cuando este donostiarra nacido en 1943 decidió dejar sus estudios para dedicarse a la montaña y a viajar en solitario. Alpinista, guía de montaña, escritor y navegante, fue guía de escalada en los Alpes hasta que en 1966 sufrió un grave accidente; como consecuencia del cual, cambió de rumbo: superada una larga convalecencia, se hizo con un pequeño velero, el Mistral, de siete metros de eslora, a bordo del cual protagonizó un largo viaje alrededor del mundo que lo llevó a recorrer los rincones más alejados de la tierra: salió de Barcelona en abril del 1968, puso rumbo al Magreb, cruzó el Atlántico fondeando en Antillas y el Caribe, y pasó al Pacífico por el canal de Panamá, se acercó a las islas Galápagos, las Marquesas, Tahití, Nuevas Hébridas y las Fiyi; llegó a Oceanía y bordeando Nueva Zelanda, Australia y el Mar de Coral, navegó por el océano Índico hasta Madagascar y Mozambique, para bajar luego hasta Ciudad del Cabo y remontar el Atlántico de nuevo por la isla de Santa Helena y el nordeste de Brasil, y como algunos históricos navegantes del XVIII, llegó al puerto de Lekeitio el verano del 1972, tras recorrer 38.000 millas marinas solo con vela.

Esa hazaña lo convirtió en el primer español en completar la vuelta al mundo en solitario, experiencia que quedó reflejada en una publicación el 1974, ¡Eh, petrel!.

No es su único libro. En 1986 publicó Viaje a pie, un relato íntimo, casi poético, del periplo otoñal que le llevó desde el barrio de Karrica en Oyarzun hasta el Mediterráneo; caminando por la montaña vasca y tierras navarras, aragonesas y catalanas.

«Vivo marchándome», ha dicho Villar, y esas dos palabras sintetizan su filosofía que reivindica el aspecto sagrado del paisaje y el silencio puro.