Ella Maillart. La Línea del Horizonte

Ella Maillart fue una mujer adelantada a su tiempo. Desde muy joven se sintió atraída por el deporte y compitió en diversas disciplinas, desde el hockey hierba, el esquí o la vela, disciplina en la que participó como representante de Suiza en las regatas de los Juegos Olímpicos de 1924. Pero sobre todo fue una mujer independiente a la que gustó viajar por el mundo buscando “gente que aún sabe vivir en paz” y nos ha legado varios de los mejores libros de viaje del siglo XX.

Este es el caso del libro que ahora reedita La Línea del Horizonte, La Voie cruelle, justo cuando se cumplen sesenta años de que apareciera por primera vez en castellano, a cargo de la mítica editorial Labor. Han pasado muchos años, pero las nuevas generaciones de viajeros saben disfrutar de este excelente relato de un viaje memorable que realizó la autora en 1939 junto a su amiga Annemarie Schwarzenbach, periodista y novelista, una joven de carácter frágil y adicta a la morfina, que en el libro se llama Christina. El viaje es un vano intento para liberar a su amiga de las drogas, recorriendo los países que Ella visitó dos años antes. Así, en un viejo Ford, ambas abandonan Ginebra y una Europa que se desmorona con destino a Kabul, y Maillart no sólo describe el insólito paisaje que encuentra  entre jinetes, halcones, fortines y caravasares  sino que relata en primera  persona el doloroso camino que va dejando atrás: la destrucción paralela de Europa y de su amiga.

La lectura de este clásico es imprescindible para los viajeros actuales ya no sólo por las  descripciones hermosísimas y las inteligentes consideraciones etnológicas y arquitectónicas que nos ha legado, si no por las reflexiones sobre el hecho de viajar y por los verdaderos monólogos existenciales que nos proporciona.