Fridtjof Nansen

Interfolio

La Editorial Interfolio nos ha hecho llegar Hacia el Polo, fiel tributo a la figura de Nansen, que respeta la primera edición de 1900 y que nace con un propósito, “que su figura no desaparezca del panorama editorial en lengua castellana”, en palabras del propio editor.

Visionario para unos, suicida para otros, la personalidad de Nansen superó las expectativas y su heroicidad fue más allá de las regiones árticas, ya que además de una carrera brillante en la exploración ártica, destacó también como neurólogo, zoólogo, oceanógrafo y diplomático y en su cargo de Alto Comisionado salvó indirectamente la vida de cientos de miles personas refugiadas tras la I Guerra Mundial, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1922

Hacia el Polo es el relato de una de las más apasionantes y extraordinarias expediciones,  y con la que se inicia la era moderna de la exploración polar.

Habiendo recibido renombre internacional por una primera expedición, Nansen presentó a la Sociedad Geográfica Noruega un nuevo proyecto, una derivatranspolar, basada en la experiencia de barcos anteriores, y decidió construir su buque según un nuevo diseño, para que fuera capaz de resistir la presión lateral de los hielos. El Fram fue construido mediante unos planos específicos y poseía grandes novedades para la época.

La teoría de Nansen se basaba en un artículo escrito por el doctor Henrik Mohn y que indicaba la existencia de una corriente marina que fluía de este a oeste en todo el océano Ártico y que era la fuerza que estaba detrás del movimiento del hielo. Esta exploración, que cruzó por vez primera el océano Ártico fue la que descubrió la existencia de una profunda cuenca polar, pero cuando, después de más de un año en el hielo, se hizo evidente que el Fram no alcanzaría el Polo Norte yendo a la deriva, Nansen, acompañado por Hialmar Johansen (1867-1913), decidió continuar a pie cuando el Fram alcanzó los 84º 4′ N. El 14 de Marzo de 1895, Nansen y Johansen abandonaron al buque y al resto de la tripulación para intentar llegar solos a pie al Polo Norte. La decisión de abandonar el barco fue atrevida, pero la expedición, pese a no alcanzar el Polo, fue un verdadero éxito en los aspectos deportivo, humano y científico.