Robert Falcon Scott. Interfolio Ediciones.
El sueño del explorador británico Robert Falcon Scott de ser el primer hombre en conquistar el Polo Sur se derrumbó el 18 de enero de 1912. Cuando alcanzó el punto más austral de la Tierra, allí ondeaba la bandera noruega de Roald Amundsen. Poco tiempo después, el rigor antártico acabó con su vida. Junto a su cuerpo, se encontró el diario del viaje que contenía las notas que tomó durante su viaje al Polo Sur, desde la salida de Hut Point hasta su fallecimiento.
Cien años después, la lectura de este diario nos lleva a comprender que el fracaso de los británicos se debió a una serie de desafortunadas elecciones así como a una meteorología extraordinariamente adversa, pero recupera la figura de Scott y sus compañeros como los primeros en contribuir al estudio científico de la Antártida, ya que a diferencia de Amundsen, llevaron a cabo estudios muy avanzados para la época sobre la fauna, el clima y los glaciares.
La figura del Capitán R.F. Scott ha generado ríos de tinta, con admiradores y detractores casi en la misma medida. En los primeros años del siglo XX, la dimensión de la tragedia hizo olvidar los logros del explorador y sus compañeros, pero hoy en día tenemos la oportunidad de valorar la heroicidad de aquella expedición.